domingo, julio 27, 2014

EL REINO DE DIOD III: EL REINO DE DIOS SE PARECE AL DUEÑO DE UNA CASA QUE SACA DE SU TESORO COSAS NUEVAS Y VIEJAS

Mt 13,44-52[1]

El comerciante buscaba perlas de calidad, y se encuentra con una de gran valor, vendiendo todo lo que tenía para comprarla. Podría tratarse de alguien que buscando hombres buenos, con los cuales pasar la vida de una forma laudable, se encuentra con el que los supera a todos, el sin pecado, mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús (San Agustín 17 cuestiones sobre el evangelio según San Mateo. Cuestión 12). 

La presencia de la sabiduría de Dios es la Alianza con su pueblo (Cfr. Prov. 8,20-36) La  alianza es el centro de la Justicia del encuentro con la naturaleza y la humanidad (Cfr. Sab 1,19) desarrollo  pedagógico en la historia de la salvación. La alianza en la justicia se concretiza en la nueva Alianza: Jesús Resucitado (Cfr. Rm 3,22) Esta acción pedagógica, es relacionalidad entre la naturaleza, la historia humana y la historia de la salvación del pueblo de Dios que con corazón dócil podrá vivir en armonía la Alianza con Dios: Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?" (1R 5, 9).
 
La docilidad es fundamento de la sabiduría que ha sido creada pedagógicamente recreándose en la realidad del reino de Dios, que se gesta en el corazón de la comunidad, como justicia de Dios “Busquen primero el reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6,33)  Sembrar la justicia en el corazón de la comunidad del reino es hacer camino de fe en Jesucristo, es hacer realidad el anuncio Kerygmático-pre-pascual, pascual y pos-pascual, a través de la pedagogía de la Palabra Orada y Reflexionada, la Palabra crecerá creando comunidad - Iglesia pos-pascual: Comunidad de Comunidades presencializándose en el Espíritu del Resucitado.
 
Ahora bien desde las reflexiones anteriores sobre las parábolas del reinado de Dios en el capítulo 13,1-52, del evangelio de Mateo: El Sembrador, El Grano de trigo y la mala hierba, El Grano de mostaza, La Levadura enriquecen la reflexión de las tres últimas parábolas presentadas en este capítulo: 1. El tesoro escondido (Mt 13,44); 2. La perla de gran valor (Mt 3,45-46);  3.  La red (Mt 13, 51-52) Las dos primeras tienen estructura similar e indican que es necesario dejarlo todo para  adquirir lo valioso del reino, la tercera está relacionada con el llamado de los primeros discípulos que dejaron la red a orillas del lago para seguir a Jesús y hacerse pescadores de hombres (Cfr. Mt 4,18-20): 

1.      El tesoro escondido, El campo representa la Iglesia comunidad pos-pascual, el hombre representa a la gente, el tesoro al reino, el gozo es la palabra recibida. El texto habla de cómo se esconde el tesoro, y luego comprarlo, se puede interpretar esta acción con el tiempo de preparación que debe asumir el creyente en la formación de su vida cristiana para ser consecuente con la vivencia del reino en la Iglesia. Si no se  asume esta misión, podemos quedar inmóviles y sin creatividad dentro de la Iglesia, el compromiso y la Palabra son acciones muertas, es decir despilfarramos los talentos recibidos (Cfr. Mt 25, 14-30) Pero quienes asumen el compromiso del reino, venden todo lo que  tienen y con gran gozo asumen la Palabra, la dan  a conocer, crecen en la misión, multiplicando los talentos recibidos. No se apega a los bienes efímeros, sino pone su confianza en Dios.
2.      La perla de gran valor, El mercader quiere mantener la perla, con su prudencia lo logra. Esta acción se puede comparar a la de las vírgenes prudentes (Mt 25, 1-13) que mantienen la luz a la espera del Señor. La Perla encontrada, es el reino, la luz es Cristo. El mercader y las vírgenes representan la Iglesia, sus miembros al descubrir el valor del reino, lo dejan todo, venden cuanto tiene para adquirir el tesoro del reino, por esto preparan lo necesario: Sus lámparas, su dinero para recibir a Jesús en la caminada, haciéndolo, visible, viable, realizable, y festivo entre los hombres.
3.      La red, El mundo es la red que acoge la multitud de peces (Cfr. Jn 21, 6-11) pueblo de Dios que al escuchar la Palabra (Cfr. Jn 12,47-48) se hacen parte de los escogidos “para que sean hijos de nuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mt 5,45) Los que asumen el reinado de Dios, son los buenos que han creído, quedan en la cesta, que acoge en su regazo a los  que heredan la vida eterna (Cfr. Mt 25,46)  Los que no asumen, son echado afuera del cesto. Los malos son los que se mantienen en el pecado,  por no haber creído (Cfr. Jn 16, 9; Jn 1,10-11) siendo juzgados al fin del mundo (Mt 25,31-46).

Por esta razón, el discurso de parábolas sobre el reinado en el evangelio de Mateo está enmarcado  por la introducción (Mt 13,1-3) y la conclusión - lo nuevo y lo viejo - (Mt 13,51-53) Lo nuevo es la propuesta del reinado que es novedad, es camino, es Jesucristo, es incluyente, es la novedad pedagógica de Dios que a través del Hijo transforma a la comunidad pos-pascual. Lo viejo es toda alternativa amañada en contra del reino de Dios, es decir, egoísmo, no asumir la Palabra, retenerla para no comprometerse, es esconder el reino de Dios en la Iglesia-Comunidad, o pensar que el reino de Dios es solo y exclusivamente para un grupo determinado, son los que pretenden mantener una pastoral de conservación enriqueciendo los intereses particulares. 

En la estructura del evangelio de Mateo pedagógicamente encontramos cinco sermones: 
 
1. Sermón del monte (Mt 5,1-7,29).
2. Sermón de la instrucción a los discípulos (Mt 10,1-11,1).
3. Sermón en siete parábolas sobre el reino (Mt 13,1-52).
4. Sermón sobre la vida de la comunidad (Mt 18,1-35).
5. Sermón sobre el fin de los tiempos (Mt 24,1-25,46).  

Las siete parábolas sobre el reino están agrupadas por Mateo en el tercer sermón; en  este sermón Jesús presencializa el reinado de Dios: el reino irrumpe en la pedagogía de Jesús como la Palabra Pronunciada, Reflexionada y Orada, que al dar los frutos o talentos requeridos, propicia la conversión, es decir, cambio de mentalidad, de corazón,  de todo el ser, orientándose hacia el Dios de la vida.

Las parábolas del reino, tienen la particularidad de hacernos entrar en la pedagogía de Dios, que se entrelaza en el caminar de la comunidad que va irrumpiendo en el silencio de la Iglesia-comunidad-pos-pascual, que nos acoge como hijos en el Hijo, nos hace pueblo y nos guía en la “caminada”; así el Hijo nos acoge,  instruye en el camino (Mc 8,31-32a), nos hace pueblo (1P 2,9), envía junto con el Padre el Espíritu (Jn 14,15-20) “Y que cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en mí. La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el príncipe de este mundo ya ha sido condenado” (Jn 16, 8-11). 

Por esta razón, la Palabra profética, nos guía y alimenta en la novedad de la conversión (Cfr. 2P 1,19), pero al no asumirla también es propiciación de condena y de juicio: “El que cree en él no es juzgado; el que no cree ya está juzgado, por no creer en el Hijo Único de Dios.  El juicio consiste en esto: Que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz. Y es que sus acciones eran Malas” (Jn 3,18-19; Cfr. Jn 5,24; 6,35). 

Desde esta reflexión hacemos un acercamiento al texto de Mt 13,1-52, desde el Documento Q, teniendo en cuenta, que en los Evangelios sinópticos, Marcos es la fuente primaria de donde Mateo y Lucas bebieron para su redacción y su composición literaria. Pero a la vez, existe la posibilidad de haber utilizado otra fuente conocida como la fuente Q, de la que se deducen los siguientes elementos:

1.      Crecimiento (Levadura, grano de mostaza -Q 13,18-20).
2.      Como anuncio que los discípulos deben proclamar en las casas y hacer presente mediante curaciones –Q, 10,8-9.
3.      Como esperanza consoladora para los pobres –Q 6,20.
4.      Como fuerza que avanza derrotando el mal que se ha posesionado de las personas en concreto, de los endemoniados -Q 17,20.
5.      Como petición central en la oración dirigida al Padre -Q 11,12

Jesús habla del reinado como una realidad nueva, que distingue todo lo que está empezando a acontecer en torno a su movimiento de lo que existía antes (Q 7,28; 16,16) Pero también, como algo por lo que es necesario luchar o esforzarse, cuya plenitud no se ha alcanzado todavía (Q,13,28-29; 16,16)[2].

Hoy la comunidad cristiana debe ser testigo del reinado de Dios, en la Iglesia de la misericordia desde el horizonte de la conversión pastoral. La conversión pastoral responde al llamado que nos hace el Señor, después de ser bautizado por Juan en el Jordán (Mc 1,9) y de su pasó por el desierto (Mc 1, 12-13): “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15) La conversión es un camino de encuentro y seguimiento con Jesús: “Síganme y yo los haré pescadores de hombres». Y de inmediato dejaron sus redes y le siguieron” (Mc 1,17-18).

La propuesta que hace Jesús para seguirle es la que la Iglesia de nuestro tiempo está asumiendo con nuevo “ardor”, con nuevo “método” y con nueva “expresión” (Cfr. D. Sto Dom 27-29)  respondiendo a la misión continental que se le ha encomendado: “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28,19) Esta Iglesia llamada y convocada a la misión es la Iglesia que no se queda mirando al cielo: “Amigos galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo?” (Hec 1,11) Es la Iglesia que se abre a la misericordia, a la justicia de Dios manifestada por la fe en Jesucristo (Cfr. Rm 3,21-22) Justicia que manifiesta la acción del amor de Dios a los hombres y mujeres que necesitan conversión: de una pastoral de conservación a una pastoral que no pretende identificarse con estructura rígida, ni a simple participación en actos comunes (Cfr. DA 163; 366)[3].

La pastoral es dinámica y novedosa, actualiza siempre el mensaje Kerygmático, ajustándose a los nuevos tiempos como quien prepara el mundo para la venida del Señor, esta realidad, es novedosa y es la dinamicidad del anuncio en la pastoral novedosa,   La realidad de esta promesa es la presencia del Mesías que vendrá pronto (Cfr Ap 22,7) y todo permanecerá en la justicia de Dios porque el tiempo de la renovación se acerca (Cfr. Ap 22,11) Este es el acontecimiento de la presencia de Dios en la pascua del reino que es la morada de los justos (Cfr. Ap 21,3) esta es la herencia del vencedor en los cielos nuevos y en la tierra nueva: “Yo seré Dios para él y el será hijo para mi” (Ap 21,7) Este es el salario que merece cada uno según su trabajo en la cosecha del Señor (Cfr. Ap 22,11).

En este contexto irrumpe el Reinado de Dios, como realidad que se realiza con la presencia de Jesús y que se realizará en la comunidad celeste. Mientras este reino se realiza realizándose en el Ya de la comunidad y se estará realizando en el futuro. El reino aparece como el gran campo en el que germina la semilla buena, que crece junto a la hierba mala y que al crecer da muchos frutos.  El campo es signo del mundo, la buena semilla son los que creen en Jesús Resucitado, son los habitantes del reino; los que no son del reino crecen como la hierba mala, se inclinan al mal, no reconocen a Jesús Resucitado[4].

A modo de conclusión

Comentarios Evangelio según san Mateo  13

Esta expresión paradójica significa que el pleno conocimiento del Reino de Dios será concedido a quienes reciben la palabra de Jesús con un corazón bien dispuesto. Los que rechazan esa palabra, en cambio, perderán incluso aquel conocimiento que tenían del designio de Dios revelado en el Antiguo Testamento.
La misma sentencia se vuelve a encontrar en Mc. 4. 25 y Lc. 8. 18, a propósito de las parábolas del Reino, como también en 25. 29 y Lc. 19. 26, a propósito del servidor que no hizo fructificar los bienes recibidos de su señor.
Las parábolas velaban la predicación de Jesús y exigían un esfuerzo para penetrar en su contenido. La mala voluntad de algunos los hacía incapaces de realizar ese esfuerzo y, por lo tanto, de descubrir el secreto del Reino de Dios.
«La Palabra» es una expresión característica del lenguaje cristiano, que designa la Buena Noticia de la salvación proclamada por Jesús y los Apóstoles. Ver 1 Tes. 1. 6; Sant. 1. 21-23; 1 Ped. 3. 1.
La «cizaña» es una planta nociva que crece en los sembrados. Es muy semejante al «trigo», de manera que cuando están juntos no se los puede distinguir fácilmente hasta que el trigo no produce espigas.
Ez. 17. 23; 31. 6; Dn. 4. 9, 18. La semilla de mostaza no es absolutamente la más pequeña, pero sí lo bastante como para dar lugar a la comparación de Jesús. Ver 17. 20.
La parábola del «grano de mostaza» expresa el poder de expansión que tiene el Reino de Dios. La de la «levadura» se refiere, sobre todo, a su poder para transformar interiormente a los hombres. En ambos casos, se pone de relieve el contraste entre la pequeñez de los comienzos y la magnitud del final.
«Lo nuevo» y «lo viejo» son todas las riquezas espirituales contenidas en la Nueva y en la Antigua Alianza. (http://www.sobicain.org/shell.asp.  Biblia, el libro de Pueblo de Dios, comentario a Mt 13)

 San Agustín:
17 Cuestiones sobre el evangelio de San Mateo Cuestión 12. [13.] [13,45-46].

Se parece el reino de los cielos a un comerciante que va buscando perlas finas. Y al encontrar una de gran valor, se fue a vender todo lo que tenía y la compró. La pregunta es por qué se pasa del número plural al singular:

1.      …. O bien podría tratarse de uno que anda a la búsqueda de mandamientos, para observarlos y tener un buen comportamiento con los hombres, y se encuentra con el amor al prójimo, que en palabras del Apóstol, él solo resume todos los mandamientos. Porque el no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio y cualquier otro mandamiento son como perlas que se contienen todas en esta sola frase: Ama a tu prójimo como a ti mismo.
·         quizá se trate de alguien que está a la búsqueda de buenos conceptos, y se encuentra con aquel que los contiene a todos: la Palabra que existía en el principio, que estaba con Dios, que era Dios; la Palabra luminosa con el esplendor de la verdad, sólida con la firmeza de la eternidad, y en todo semejante a sí misma por la belleza de la divinidad; aquella Palabra que es Dios para quienes logren penetrar más allá del caparazón de la carne. El hombre de la parábola ya había conseguido la perla, que por algún tiempo estuvo escondida bajo la cobertura de la mortalidad, como bajo un obstáculo de duras conchas, en lo profundo de este mundo, y oculta entre la dureza pétrea de los judíos.
2.      Este hombre, digo, ya había conseguido la posesión de la perla, cuando dice: Y aunque antes habíamos conocido a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así. Porque ninguna concepción merece en absoluto el nombre de perla, si no se consigue eliminar de ella todas las envolturas terrenas que la están cubriendo, sea por la palabra humana o por las semejanzas con que se la envuelve.
3.      Sólo así se puede llegar a ver este concepto con pureza, solidez, en nada diferente de sí mismo y con total certeza. Todos los demás conceptos verdaderos, estables, perfectos, están contenidos en ese único, por medio del cual fueron creadas todas las cosas, es decir, la Palabra de Dios. Cada una de estas tres interpretaciones, o cualquiera otra que se nos pueda ocurrir, y que esté bien significada con el nombre de la única y preciosa perla, tiene el precio de nosotros mismos. Y no somos capaces de llegar a poseerla, si no es consiguiendo nuestra liberación mediante el desprecio de todo lo temporal que poseemos.

Vendiendo todas nuestras cosas, ningún precio mayor recibimos por ellas que a nosotros mismos. Cuando estábamos implicados en todas ellas, no éramos dueños de nosotros. Entreguémonos, pues, a cambio de tal perla, no porque ése sea su valor, sino porque ya más no podemos dar. (San Agustín 17 cuestiones sobre el evangelio según San Mateo. Cuestión 12).


[1] Texto elaborado en Jul 24 de 2011/Valledupar. Revisado el 27 de Julio de 2014/Domingo 17 del T.O.
[2] http://www.jesus.teologia.upsa.es/subsecciones.asp?codsubseccion=125.
[3] Cfr. CASALINS F. Guillermo. Proyecto Misión Continental. Bogotá 2010.
[4] En el Documento Q, encontramos los siguientes elementos que ayudan a comprender las parábolas del Reino en los Sinópticos: 1) Como anuncio que los discípulos deben proclamar en las casas y hacer presente mediante curaciones –Q, 10,8-9. 2) Como esperanza consoladora para los pobres –Q 6,20. 3) Como fuerza que avanza derrotando el mal que se ha posesionado de las personas en concreto, de los endemoniados -Q 17,20. 3) Como petición central en la oración dirigida al Padre -Q 11,12. Jesús habla del reinado como una realidad nueva, que distingue todo lo que está empezando a acontecer en torno a su movimiento de lo que existía antes (Q 7,28; 16,16) Pero también, como algo por lo que es necesario luchar o esforzarse, cuya plenitud no se ha alcanzado todavía (Q,13,28-29; 16,16)  (http://www.jesus.teologia.upsa.es/subsecciones.asp?codsubseccion=125).

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