Mt 13,44-52[1]
El comerciante buscaba perlas de
calidad, y se encuentra con una de gran valor, vendiendo todo lo que tenía para
comprarla. Podría tratarse de alguien que buscando hombres buenos, con los
cuales pasar la vida de una forma laudable, se encuentra con el que los supera
a todos, el sin pecado, mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo
Jesús (San Agustín 17 cuestiones sobre el evangelio según San Mateo. Cuestión
12).
La presencia de la sabiduría
de Dios es la Alianza con su pueblo (Cfr. Prov. 8,20-36) La alianza es el centro de la Justicia del
encuentro con la naturaleza y la humanidad (Cfr. Sab 1,19) desarrollo pedagógico en la historia de la salvación. La
alianza en la justicia se concretiza en la nueva Alianza: Jesús Resucitado (Cfr.
Rm 3,22) Esta acción pedagógica, es relacionalidad entre la naturaleza, la
historia humana y la historia de la salvación del pueblo de Dios que con
corazón dócil podrá vivir en armonía la Alianza con Dios: “Da a tu siervo un
corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues,
¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?" (1R 5, 9).
La docilidad es
fundamento de la sabiduría que ha sido creada pedagógicamente recreándose en la
realidad del reino de Dios, que se gesta en el corazón de la comunidad, como
justicia de Dios “Busquen primero el
reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6,33) Sembrar la justicia en el corazón de la
comunidad del reino es hacer camino de fe en Jesucristo, es hacer realidad el
anuncio Kerygmático-pre-pascual, pascual y pos-pascual, a través de la
pedagogía de la Palabra Orada y Reflexionada, la Palabra crecerá creando
comunidad - Iglesia pos-pascual: Comunidad de Comunidades presencializándose en
el Espíritu del Resucitado.
Ahora bien desde las
reflexiones anteriores sobre las parábolas del reinado de Dios en el capítulo
13,1-52, del evangelio de Mateo: El Sembrador, El Grano de trigo y la mala
hierba, El Grano de mostaza, La Levadura enriquecen la reflexión de las tres
últimas parábolas presentadas en este capítulo: 1. El tesoro
escondido (Mt 13,44); 2. La perla de gran valor (Mt 3,45-46); 3. La red (Mt 13, 51-52) Las dos primeras
tienen estructura similar e indican que es necesario dejarlo todo para adquirir lo valioso del reino, la tercera está
relacionada con el llamado de los primeros discípulos que dejaron la red a
orillas del lago para seguir a Jesús y hacerse pescadores de hombres (Cfr. Mt
4,18-20):
1.
El tesoro escondido, El campo representa la Iglesia comunidad pos-pascual, el hombre
representa a la gente, el tesoro al reino, el gozo es la palabra recibida. El
texto habla de cómo se esconde el tesoro, y luego comprarlo, se puede
interpretar esta acción con el tiempo de preparación que debe asumir el
creyente en la formación de su vida cristiana para ser consecuente con la vivencia
del reino en la Iglesia. Si no se asume
esta misión, podemos quedar inmóviles y sin creatividad dentro de la Iglesia,
el compromiso y la Palabra son acciones muertas, es decir despilfarramos los talentos
recibidos (Cfr. Mt 25, 14-30) Pero quienes asumen el compromiso del reino,
venden todo lo que tienen y con gran
gozo asumen la Palabra, la dan a conocer,
crecen en la misión, multiplicando los talentos recibidos. No se apega a los
bienes efímeros, sino pone su confianza en Dios.
2.
La perla de gran valor, El mercader quiere mantener la perla, con su prudencia lo logra. Esta
acción se puede comparar a la de las vírgenes prudentes (Mt 25, 1-13) que mantienen
la luz a la espera del Señor. La Perla encontrada, es el reino, la luz es
Cristo. El mercader y las vírgenes representan la Iglesia, sus miembros al
descubrir el valor del reino, lo dejan todo, venden cuanto tiene para adquirir
el tesoro del reino, por esto preparan lo necesario: Sus lámparas, su dinero para
recibir a Jesús en la caminada, haciéndolo, visible, viable, realizable, y
festivo entre los hombres.
3.
La red, El mundo es la red que
acoge la multitud de peces (Cfr. Jn 21, 6-11) pueblo de Dios que al escuchar la
Palabra (Cfr. Jn 12,47-48) se hacen parte de los escogidos “para que sean hijos de nuestro Padre que está en los cielos, que hace
salir el sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”
(Mt 5,45) Los que asumen el reinado de Dios, son los buenos que han creído,
quedan en la cesta, que acoge en su regazo a los que heredan la vida eterna (Cfr. Mt 25,46) Los que no asumen, son echado afuera del
cesto. Los malos son los que se mantienen en el pecado, por no haber creído (Cfr. Jn 16, 9; Jn
1,10-11) siendo juzgados al fin del mundo (Mt 25,31-46).
Por esta razón, el
discurso de parábolas sobre el reinado en el evangelio de Mateo está enmarcado por la introducción (Mt 13,1-3) y la
conclusión - lo nuevo y lo viejo -
(Mt 13,51-53) Lo nuevo es la propuesta del reinado que es novedad, es camino,
es Jesucristo, es incluyente, es la novedad pedagógica de Dios que a través del
Hijo transforma a la comunidad pos-pascual. Lo viejo es toda alternativa
amañada en contra del reino de Dios, es decir, egoísmo, no asumir la Palabra,
retenerla para no comprometerse, es esconder el reino de Dios en la Iglesia-Comunidad,
o pensar que el reino de Dios es solo y exclusivamente para un grupo
determinado, son los que pretenden mantener una pastoral de conservación
enriqueciendo los intereses particulares.
En la estructura del
evangelio de Mateo pedagógicamente encontramos cinco sermones:
1. Sermón del monte (Mt
5,1-7,29).
2. Sermón de la instrucción
a los discípulos (Mt 10,1-11,1).
3. Sermón en siete parábolas
sobre el reino (Mt 13,1-52).
4. Sermón sobre la vida de
la comunidad (Mt 18,1-35).
5. Sermón sobre el fin de
los tiempos (Mt 24,1-25,46).
Las siete parábolas sobre
el reino están agrupadas por Mateo en el tercer sermón; en este sermón Jesús presencializa el reinado de Dios:
el reino irrumpe en la pedagogía de Jesús como la Palabra Pronunciada, Reflexionada
y Orada, que al dar los frutos o talentos requeridos, propicia la conversión,
es decir, cambio de mentalidad, de corazón,
de todo el ser, orientándose hacia el Dios de la vida.
Las parábolas del reino,
tienen la particularidad de hacernos entrar en la pedagogía de Dios, que se
entrelaza en el caminar de la comunidad que va irrumpiendo en el silencio de la
Iglesia-comunidad-pos-pascual, que nos acoge como hijos en el Hijo, nos hace
pueblo y nos guía en la “caminada”; así el Hijo nos acoge, instruye en el camino (Mc 8,31-32a), nos hace
pueblo (1P 2,9), envía junto con el Padre el Espíritu (Jn 14,15-20) “Y que cuando él venga, probará al mundo
dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado
está en no haber creído en mí. La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes
ya no me verán. Y el juicio, en que el príncipe de este mundo ya ha sido
condenado” (Jn 16, 8-11).
Por esta razón, la Palabra
profética, nos guía y alimenta en la novedad de la conversión (Cfr. 2P 1,19),
pero al no asumirla también es propiciación de condena y de juicio: “El que cree en él no es juzgado; el que no
cree ya está juzgado, por no creer en el Hijo Único de Dios. El juicio consiste en esto: Que la luz vino
al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz. Y es que sus
acciones eran Malas” (Jn 3,18-19; Cfr. Jn 5,24; 6,35).
Desde esta reflexión
hacemos un acercamiento al texto de Mt 13,1-52, desde el Documento Q, teniendo
en cuenta, que en los Evangelios sinópticos, Marcos es la fuente primaria de
donde Mateo y Lucas bebieron para su redacción y su composición literaria. Pero
a la vez, existe la posibilidad de haber utilizado otra fuente conocida como la
fuente Q, de la que se deducen los siguientes elementos:
1.
Crecimiento (Levadura,
grano de mostaza -Q 13,18-20).
2.
Como anuncio que los
discípulos deben proclamar en las casas y hacer presente mediante curaciones
–Q, 10,8-9.
3.
Como esperanza
consoladora para los pobres –Q 6,20.
4.
Como fuerza que avanza
derrotando el mal que se ha posesionado de las personas en concreto, de los
endemoniados -Q 17,20.
5.
Como petición central en
la oración dirigida al Padre -Q 11,12
Jesús habla del reinado
como una realidad nueva, que distingue todo lo que está empezando a acontecer
en torno a su movimiento de lo que existía antes (Q 7,28; 16,16) Pero también,
como algo por lo que es necesario luchar o esforzarse, cuya plenitud no se ha
alcanzado todavía (Q,13,28-29; 16,16)[2].
Hoy la comunidad cristiana debe ser testigo
del reinado de Dios, en la Iglesia de la misericordia desde el horizonte de la
conversión pastoral. La conversión pastoral
responde al llamado que nos hace el Señor, después de ser bautizado por Juan en
el Jordán (Mc 1,9) y de su pasó por el desierto (Mc 1, 12-13): “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios
está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15) La conversión
es un camino de encuentro y seguimiento con Jesús: “Síganme y yo los haré pescadores de hombres». Y de inmediato dejaron
sus redes y le siguieron” (Mc 1,17-18).
La propuesta que hace Jesús para seguirle es la que la
Iglesia de nuestro tiempo está asumiendo con nuevo “ardor”, con nuevo “método”
y con nueva “expresión” (Cfr. D. Sto Dom 27-29)
respondiendo a la misión continental que se le ha encomendado: “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos
sean mis discípulos” (Mt 28,19) Esta Iglesia llamada y convocada a la
misión es la Iglesia que no se queda mirando al cielo: “Amigos galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo?” (Hec 1,11) Es
la Iglesia que se abre a la misericordia, a la justicia de Dios manifestada por
la fe en Jesucristo (Cfr. Rm 3,21-22) Justicia que manifiesta la acción del amor de
Dios a los hombres y mujeres que necesitan conversión: de una pastoral de
conservación a una pastoral que no pretende identificarse con estructura
rígida, ni a simple participación en actos comunes (Cfr. DA 163; 366)[3].
La pastoral es dinámica
y novedosa, actualiza siempre el mensaje Kerygmático, ajustándose a los nuevos
tiempos como quien prepara el mundo para la venida del Señor, esta realidad, es
novedosa y es la dinamicidad del anuncio en la pastoral novedosa, La realidad de esta promesa es la
presencia del Mesías que vendrá pronto (Cfr Ap 22,7) y todo permanecerá en la
justicia de Dios porque el tiempo de la renovación se acerca (Cfr. Ap 22,11) Este es el
acontecimiento de la presencia de Dios en la pascua del reino que es la morada
de los justos (Cfr. Ap 21,3) esta es
la herencia del vencedor en los cielos nuevos y en la tierra nueva: “Yo seré Dios para él y el será hijo para
mi” (Ap 21,7) Este es el salario que merece cada uno según su trabajo en la
cosecha del Señor (Cfr. Ap 22,11).
En
este contexto irrumpe el Reinado de Dios, como realidad que se realiza con la
presencia de Jesús y que se realizará en la comunidad celeste. Mientras este
reino se realiza realizándose en el Ya de la comunidad y se estará realizando
en el futuro. El reino aparece como el gran campo en el que germina la semilla
buena, que crece junto a la hierba mala y que al crecer da muchos frutos. El campo es signo del mundo, la buena semilla
son los que creen en Jesús Resucitado, son los habitantes del reino; los que no
son del reino crecen como la hierba mala, se inclinan al mal, no reconocen a
Jesús Resucitado[4].
A modo de conclusión
Comentarios
Evangelio según san Mateo 13
Esta expresión paradójica significa que el pleno
conocimiento del Reino de Dios será concedido a quienes reciben la palabra de
Jesús con un corazón bien dispuesto. Los que rechazan esa palabra, en cambio,
perderán incluso aquel conocimiento que tenían del designio de Dios revelado
en el Antiguo Testamento.
|
|
La misma sentencia se vuelve a encontrar en Mc. 4. 25 y Lc. 8. 18, a propósito de las parábolas del Reino, como también en 25. 29 y Lc. 19. 26, a propósito del servidor que no hizo
fructificar los bienes recibidos de su señor.
|
|
Las parábolas velaban la predicación de Jesús y
exigían un esfuerzo para penetrar en su contenido. La mala voluntad de
algunos los hacía incapaces de realizar ese esfuerzo y, por lo tanto, de
descubrir el secreto del Reino de Dios.
|
|
«La Palabra» es una expresión característica del
lenguaje cristiano, que designa la Buena Noticia de la salvación proclamada
por Jesús y los Apóstoles. Ver 1 Tes. 1. 6; Sant. 1. 21-23; 1 Ped. 3. 1.
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|
La «cizaña» es una planta nociva que crece en los
sembrados. Es muy semejante al «trigo», de manera que cuando están juntos no
se los puede distinguir fácilmente hasta que el trigo no produce espigas.
|
|
Ez. 17. 23; 31. 6; Dn. 4. 9, 18. La semilla de mostaza no es absolutamente la más pequeña, pero
sí lo bastante como para dar lugar a la comparación de Jesús. Ver 17. 20.
|
|
La parábola del «grano de mostaza» expresa el
poder de expansión que tiene el Reino de Dios. La de la «levadura» se
refiere, sobre todo, a su poder para transformar interiormente a los hombres.
En ambos casos, se pone de relieve el contraste entre la pequeñez de los
comienzos y la magnitud del final.
|
|
«Lo nuevo» y «lo viejo» son todas las riquezas
espirituales contenidas en la Nueva y en la Antigua Alianza. (http://www.sobicain.org/shell.asp. Biblia, el libro de Pueblo de Dios,
comentario a Mt 13)
|
Se parece el reino de los
cielos a
un comerciante que va buscando perlas finas. Y al encontrar una de gran
valor, se fue a vender todo lo que tenía y la compró. La pregunta es por
qué se pasa del número plural al singular:
1.
…. O bien podría tratarse de uno que anda a la búsqueda de mandamientos,
para observarlos y tener un buen comportamiento con los hombres, y se encuentra
con el amor al prójimo, que en palabras del Apóstol, él solo resume todos los
mandamientos. Porque el no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no
darás falso testimonio y cualquier otro mandamiento son como perlas que se
contienen todas en esta sola frase: Ama a tu prójimo como a ti mismo.
·
quizá se trate de alguien que está a la búsqueda de buenos conceptos, y se
encuentra con aquel que los contiene a todos: la Palabra que existía en el
principio, que estaba con Dios, que era Dios; la Palabra luminosa con el
esplendor de la verdad, sólida con la firmeza de la eternidad, y en todo
semejante a sí misma por la belleza de la divinidad; aquella Palabra que es
Dios para quienes logren penetrar más allá del caparazón de la carne. El hombre
de la parábola ya había conseguido la perla, que por algún tiempo estuvo
escondida bajo la cobertura de la mortalidad, como bajo un obstáculo de duras
conchas, en lo profundo de este mundo, y oculta entre la dureza pétrea de los
judíos.
2.
Este hombre, digo, ya había conseguido la posesión de la perla, cuando
dice: Y aunque antes habíamos conocido a Cristo según la carne, ahora ya no
lo conocemos así. Porque ninguna concepción merece en absoluto el nombre de
perla, si no se consigue eliminar de ella todas las envolturas terrenas que la
están cubriendo, sea por la palabra humana o por las semejanzas con que se la
envuelve.
3.
Sólo así se puede llegar a ver este concepto con pureza, solidez, en nada
diferente de sí mismo y con total certeza. Todos los demás conceptos
verdaderos, estables, perfectos, están contenidos en ese único, por medio del
cual fueron creadas todas las cosas, es decir, la Palabra de Dios. Cada una de
estas tres interpretaciones, o cualquiera otra que se nos pueda ocurrir, y que
esté bien significada con el nombre de la única y preciosa perla, tiene el
precio de nosotros mismos. Y no somos capaces de llegar a poseerla, si no es
consiguiendo nuestra liberación mediante el desprecio de todo lo temporal que
poseemos.
Vendiendo todas nuestras cosas, ningún
precio mayor recibimos por ellas que a nosotros mismos. Cuando estábamos
implicados en todas ellas, no éramos dueños de nosotros. Entreguémonos, pues, a
cambio de tal perla, no porque ése sea su valor, sino porque ya más no podemos
dar. (San Agustín 17 cuestiones sobre el evangelio según San Mateo. Cuestión
12).
[1] Texto elaborado en Jul 24
de 2011/Valledupar. Revisado el 27 de Julio de 2014/Domingo 17 del T.O.
[3] Cfr. CASALINS F.
Guillermo. Proyecto Misión Continental. Bogotá 2010.
[4] En el Documento Q, encontramos los siguientes
elementos que ayudan a comprender las parábolas del Reino en los Sinópticos: 1)
Como anuncio que los discípulos deben proclamar en las casas y hacer presente
mediante curaciones –Q, 10,8-9. 2) Como esperanza consoladora para los pobres
–Q 6,20. 3) Como fuerza que avanza derrotando el mal que se ha posesionado de
las personas en concreto, de los endemoniados -Q 17,20. 3) Como petición
central en la oración dirigida al Padre -Q 11,12. Jesús habla del reinado como una realidad
nueva, que distingue todo lo que está empezando a acontecer en torno a su
movimiento de lo que existía antes (Q 7,28; 16,16) Pero también, como algo por
lo que es necesario luchar o esforzarse, cuya plenitud no se ha alcanzado
todavía (Q,13,28-29; 16,16) (http://www.jesus.teologia.upsa.es/subsecciones.asp?codsubseccion=125).
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