Mt
4,1-11
“Si queremos vivir bien, amemos más
lo que nos promete Dios que lo que nos promete el mundo” (San Agustín. Serm. 32,14).
El miércoles
de ceniza se dio inicio al tiempo de cuaresma, tiempo que recoge la reflexión sobre
la manera cómo ha de vivir el proceso de conversión el hermano-discípulo- en el
seguimiento. En este camino cuaresmal encontramos muchas alternativas que de
una u otra manera marcan nuestra forma de actuar, de pensar y de vivir la
conversión en la comunidad del reino (Cfr. Mc 1,15).
Desde esta
reflexión y la experiencia en el seguimiento de Jesús, se nos propone la
pedagogía de las tentaciones en el Evangelio de Mateo (Cfr. Mt 6,1-6.16-18)
pautas de reflexión para recorrer este camino de seguimiento cuaresmal. Ya se
ha planteado anteriormente que la Iglesia propone también itinerarios de
prácticas cuaresmales: Limosna -Ayuda-solidaria
a los necesitados-; Oración -fortalecimiento
de fe; Ayuno - penitencia-compartir-.
Estos itinerarios nos brindan nuevas alternativas de purificación de prácticas,
pero se les ha vaciado su significado y su eficacia.
Al
pretender recuperar el sentido y la eficacia de estas prácticas cuaresmales,
debemos asumir la reflexión de las tentaciones de Jesús, como espacio de volver
la mirada a Dios y así no reducir este itinerario a simple comercialización de los supermercados que invitan a los lujos
gastronómicos y a propagandismo religioso de corte piadoso. La cuaresma es algo
más que esto, es camino de reconciliación del hijo que regresa a la casa
paterna (Cfr. Lc 15) Por eso es
necesario que asumamos los retos que nos plantea la fe como seguidores de Jesús
dentro de la Iglesia católica.
El tiempo
de cuaresma está orientado a la vivencia de la misericordia y el amor,
apartándonos de todo lo que nos lleve a la oscuridad del mal porque nuestra
salvación está cerca: “Comportémonos con
decencia, como a plena luz: nada de banquetes y borracheras, nada de lujuria y
libertinajes, nada de vicios, nada de pleitos y envidias. Más bien revístanse
del Señor Jesucristo, y no se dejen arrastrar por los deseos de sus instintos”
(Rm 13,13-14) Más bien dejémonos embriagar por el amor de Cristo: “Quien ama no hace mal al prójimo” (Rm
13,10) Que nuestro vicio sea aprender lo que significa misericordia y no
sacrificio: “Vayan y aprendan lo que
significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas”
(Mt 12,7; Cfr Mt 5,23-24; Os 6,6).
Pero a
pesar de saber que la palabra de Dios
nos muestra el camino que debemos seguir
hacia la conversión, muchas veces la apartamos y preferimos seguir el camino de
la tentación asumiendo proyectos diferentes al querer de Dios (Cfr. Rm 7,14-25):
1. Suplir a Dios por la auto-idolatría (Cfr. Gn
3,1-24; 11,1-9): Contra
la tiranía de la acumulación queremos que Dios supla nuestras necesidades, pretendemos
que Dios asuma nuestro deber de buscar nuestro sustento para un desarrollo
sostenible o que muchos se rindan a nuestros intereses e incluso pretendemos
que el mismo Dios sea el que asuma la responsabilidad que no somos capaces de
asumir: "Si eres Hijo de Dios, di
que estas piedras se conviertan en panes."(Mt 4,3) Dios no puede
suplir nuestras necesidades humanas, muchas veces queremos que Dios haga por mí
lo que no soy capaz de hacer, ni por mí, ni por los demás, por eso frente a
esto la postura es la asumida por Jesús: "Está
escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios."(Mt 4,4 Cfr Dt 8,3) esta es la alternativa que nos brinda
la enseñanza de Jesús en nuestra vida y nosotros muchas veces, caminamos en
contravía dentro de la Iglesia católica y más aún dentro del cristianismo.
2.
Poner
a prueba a Dios (Cfr. Mc 8, 11-12; Mt 16,1-4; Lc 12,54-56): Muchas veces queremos probar a Dios: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo,
porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te
sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras" (Mt
4,6; Cfr. Sal 91, 11-12) Esta afirmación quiere que nosotros seamos capaces
de asumir una alternativa diferente a lo que Dios quiere en nuestra vida,
querer que Dios asuma por nosotros la tarea de construir un frente de solidaridad con los más necesitados,
buscamos privilegios, asumimos caminos de injusticias y de explotación y tratamos
de someter a los demás con nuestra actitudes dictatoriales con lo que nos
oponemos a la presencia de Dios, queremos ser
dios, creando conductas irreconciliable
en los demás, frente a esto Jesús da una respuesta concreta: Jesús le dijo: "También está escrito: "No
tentarás al Señor, tu Dios” (Mt 4,7; Cfr. Dt 6,16).
3. Ambición, la idolatría a la acumulación de
bines (Mc 6,8-9; Mt 6, 24-34): En nuestra condición humana la tentación del
poder corrompe y es un camino contrario al querer de Dios, la ambición corrompe
el corazón y el pensar humano. El poder entendido como una forma de ambición y
de corrupción, ha anquilosado al ser humano, “Cuando el hombre se anquilosa en su propio poder se hace esclavo de
sus propias costumbres volviéndose un dictador de sí mismo” y es foco de corrupción: "Todo esto te daré, si te postras y me adoras" (Mt 4,8)
Frente a esto la respuesta de Jesús es clara: "Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios,
adorarás y a él solo darás culto”(Mt 4,10,Cfr. Dt 6,13).
Este es el camino que debemos recorrer, para
que nuestro ser como religioso cristiano, dentro de la Iglesia Católica, no se
quede en meros formalismos, que es en el fondo lo que hemos hecho a lo largo de
nuestra vida al no asumir la responsabilidad que nos corresponde desde el
seguimiento de Jesús.
A
modo de conclusión
Que nuestro
caminar sea un llamado a responder desde nuestra convicción como seguidores de
Jesús viviendo de acuerdo al querer de Dios. Por esta razón, no es el tiempo de
vivir como mediocres el cristianismo,
sino de asumir el compromiso de nuestra fe. ¿O nos convertimos de una vez para
siempre o seguimos intentándolo toda la vida sin asumir los riesgos que respondan
a las enseñanzas de Jesús?
Es necesario
como dice el Papa Francisco: “Tener el
corazón solo para Dios, libre de la idolatría, de la vanidad, del poder y del
dinero”. Y dice que muchos “quieren
seguirlo, pero, cuando tienen el corazón lleno de otra cosa y no tienen el
coraje para vaciarlo, dan marcha atrás, y aquella alegría se convierte en
tristeza” (Papa Francisco. Homilía. Roma Marzo 3 de 2014).
“Preferible, sin duda, es ir por el camino
aun cojeando, a ir bravamente fuera del camino” (San Agustín. Serm. 141,4).
[1]
Texto elaborado el primer domingo de cuaresma de 2011 y corregido en el primer
domingo de cuaresma de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario