Mt 6,24-34
Lo primero que los
buenos superiores deben hacer es la de ser siervos. No deberían pensar que es
rebajar su dignidad el ser siervos para muchos
(San Agustín Sermón 340A, 1).
Jesús ha venido a la
tierra, enviado por el Padre para que sea nuestro hermano mayor y enseñarnos a
escuchar la voz del Padre que Él mismo ha escuchado y a hacer la voluntad del
Padre que Él mismo ha hecho. Los evangelios sinópticos lo presentan como el
profeta de Dios: Mateo que Él es Moisés-profeta de Israel- que dio la ley, pero
Jesús lo hace con la misma Palabra del Padre (Cfr. Mt 5,1-7,29) Para Marcos es
el Hijo de Dios (Mc 15, 39; Cfr. Mc 1,1.11.24; 3,11; 8,28; 9,7; 14,62) En
Lucas es el orante que hace la voluntad del Padre (Cfr. Lc 22,39-46).
Esta es la comunidad de
hermanos-discípulos, que hace una lectura del acontecimiento Jesús de Nazaret,
desde la perspectiva de la comunidad del reino que practica la justicia, esta
comunidad es la llamada a seguir al Maestro viviendo en la imprevisibilidad de
Dios y acata la sabiduría de Dios, en la solidaridad de la cruz y camina hacia
la socialización de los bienes, comunidad de amor y de bienes, comunidad que se
aparta de la tiranía del consumo, porque los bienes del reino son para el
servicio de los hermanos-discípulos y de los hermanos llamados a ser discípulos
del Señor: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; y también a
ellas debo traerlas” (Jn 10,16).
La comunidad de
discípulos hermanos, crece cuando crecen las relaciones interpersonales, cuando
su culto es coherente con estas relaciones en la que prima el amor a Dios y al
prójimo, viviendo desde la tolerancia y el respeto, cuando aprendemos a amarnos
los unos a los otros, este es el ideal del amor primero, porque Dios nos amó
primero y entregó a su Hijo para la salvación (Cfr. Jn 3,17) Esta sería la
comunidad que escucha las enseñanzas del Maestro y vive siendo sal y luz del
mundo en pobreza y humildad, porque lo ha dejado todo por Jesús el Cristo en la
comunidad de bienes del reino y le sigue a pesar de los riesgos que implica
aprender a vivir desde:
-
El camino de las
Bienaventuranzas (Cfr. Mt 5,3-12).
-
Ser sal y luz del mundo
(Cfr. Mt 5,13-16).
-
La obediencia a Dios
(Cfr. Mt 5,17-19).
-
La Justicia para Ser del
reino de Dios (Cfr. Mt 5,10).
-
La tolerancia y el
respeto, sin juzgar y condenar al hermano (Cfr. Mt 5, 21-22).
-
El culto coherente a
Dios, reconciliado con los hermanos, en armonía (Mt 5,23-26).
-
La fidelidad al amor de
Dios, no siendo adúlteros a los ojos del Señor (Cfr. Mt 5,27-32).
-
El abandono a Dios, que
se hace testigo de nuestros actos (Cfr. Mt 5,33-37).
-
La superación del odio
por el amor, de la ley del talión a la ley del amor (Cfr. Mt 38-42).
-
El amor a los enemigos,
orar por ellos. Hacer el bien sin discriminación (Cfr. Mt 5,43-48).
La comunidad del reino
supera todos los obstáculos que nos impiden relacionarnos como seres humanos y
racionales dentro de la comunidad del
reino -comunidad de bienes-. En esta comunidad Jesús como Maestro continua
enseñando para que no nos apeguemos a las cosas materiales, dejando a un lado
la tiranía que ofrecen los bienes y que nos hacen esclavos de ellos impidiendo
ser libres frente al mandato del Señor que nos invita a ser solidarios en: 1.
La limosna: La buena obra hacia el hermano (Cfr. Mt 6,1-4); 2. La
oración: Que fortalece la fe de la comunidad (Cfr. Mt 6,5-18); 3. El ayuno: Colocando nuestra
riqueza en Dios, porque allí donde colocamos nuestras riquezas, allí mismo
colocamos en corazón (Cfr. Mt 6,19-21); 4. La transparencia en el Señor y con los hermanos:
Dejando la oscuridad a un lado, ya que esta es consecuencia del mal (Cfr. Mt
6,22-23).
Esta comunidad del
reino, es la comunidad que deja surgir la novedad de Dios, libre de los apegos,
de los sentimentalismos religiosos y de otros tipos de manifestaciones
individuales egoístas, para colocar toda la vida en función de la justicia en el
reino; así la comunidad del reino estará en la memoria y en las manos de Dios: “¿Pero
acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo
olvide, yo no te olvidaré. Yo te llevo grabado en mis manos” (Is 49,15-16a).
Es Dios el camino del
reino, en el reino se vive desde la imprevisibilidad del Dios de la vida:
“Desnudo vine a este mundo, y desnudo saldré de él. El Señor me lo dio todo, y
el Señor me lo quitó; ¡Bendito sea el nombre del Señor! (Job 1,21) Dios es
el Padre que protege a sus hijos: “No se preocupen por lo que han de comer o
beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida
más que la comida y el cuerpo más que la ropa? (...) Pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las
necesitan” (Mt 6,25.32) Nuestra preocupación ha de ser buscar el reino de
Dios y su justicia: “Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de
los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas
estas cosas” (Mt 6,33).
En una balanza están los
bienes del reino de Dios y en la otra la inclinación hacia los bienes materiales y la esclavitud hacia
ellos: ¿Por cuál se inclinan las personas dentro de la comunidad? Si la vida es
consecuente con las enseñanzas de Jesús en el Evangelio, la comunidad va hacia
los bienes del reino y la libertad frente a los bienes materiales, sabiendo que
la opción es radical y consecuente con los caminos del Señor porque no podemos
servir a Dios y al dinero: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a
uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede
servir a Dios y las riquezas” (Mt 6,34).
La convicción del amor
de Dios es coherente en la comunidad de hermanos-discípulos del reino, si se
fortalece con la Palabra y las nuevas relaciones de amor entre sus miembros. Pero esto no implica que la comunidad del reino no
trabaje, no se puede llegar al otro extremo, como Dios nos da todo: “Comamos
y bebamos que mañana moriremos” (1Cor 15,32) Es necesario trabajar por el
reino y por los bienes materiales, socializándolos en la comunidad de bienes,
para no apegarnos a las cosas. Pensar en lo contrario sería caer en el sin
sentido y esperar que Dios haga por nosotros lo que no seríamos capaces de
hacer, ni por Él, ni por nosotros mismos.
Dios nos llama a vivir
desde la imprevisibilidad, pero no desde la comodidad, Dios nos llama a vivir desde las enseñanzas
de Jesús y no desde las enseñanzas humanas, Dios nos llama a hacer siempre el
bien dentro de la comunidad colocando todos los bienes al servicio de la
comunidad del reino: “Ama a tu prójimo como a ti mismo. El que tiene amor no
hace mal al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley” (Rm 13,
9-10; Cfr. Rm 14,14-18) Esta sería
la comunidad de amor que no vive preocupada por el mañana sino por el hoy
(Kayrós) de Dios en la historia de la comunidad del reino: “No se preocupen
por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día
tiene bastante con su propios problemas” (Mt 6,34).
“No
habrá jamás un mañana a no ser que exista un hoy” (San Agustín. Serm. 20,4).
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