miércoles, diciembre 25, 2013

DICIEMBRE 25 DE 2013: VINO A SU PROPIO MUNDO, PERO LOS SUYOS NO LO RECIBIERON

 
Jn 1,1-18 

Esta es mi gloria, Señor mi Dios: que pueda demostrarte por siempre que no hay nada de mí mismo por mí. Todas las cosas buenas provienen de ti, pues tú eres Dios                  (San Agustín. Enar. Salmo 29,13). 

Se ha celebrado la fiesta de adviento, se han celebrado las novenas dirigidas al pesebre, con aroma de niño Dios, y centrando nuestra atención en el anuncio hecho a María y olvidando el anuncio hecho a José el hombre justo, que aceptó al igual que María la misión de recibir a Jesús el Salvador (Cfr. Mt 1, 18-24), todo esto que da en el recuerdo de muchos corazones sin el anuncio Kerygmático-pascual del nacimiento de Jesús el esperado y anunciado de los tiempos: “A quien todos los profetas anunciaron y la Virgen espero con inefable amor de madre; Juan lo proclamó ya próximo y lo señaló después entre los hombres. Él es quien nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento” (Prefacio II de adviento).
Jesús ha nacido en el pesebre del corazón, y es el anunció gozoso de la tradición profética: “Suscitaré a David un vástago legítimo: Reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: ´El-Señor-Nuestra-Justicia´ (Jr 23,5;  Cfr. Gn 49,8-10; Nm 24, 17-19; 2S 7,12-17; Is 7,10-9,6; 11,1-4; Jr 30,21.22; Mq 5,1-2). Por esta razón, Él es el Kairós de Dios en los pobres.
Esta tradición profética es el anuncio hecho realidad en la “caminada de la fe” del pueblo que esperaba en la oscuridad la luz, “revelación del rostro de Dios que tiene su culmen en Jesucristo…Porque esto fue el “tiempo de adviento que nos devuelve el horizonte de la esperanza, una esperanza que no defrauda porque está fundada en la Palabra de Dios” (Papa. Francisco). Esta caminada es experiencia que marca el seguimiento de Jesucristo. Toda esta experiencia nace del  encuentro personal y comunitario con la Palabra revelada y sabiduría de Dios, que existe desde el principio, fundamento creador y de la existencia humana, que cambia el caos y la oscuridad: “En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre agua” (Gn 1,1-2).
Desde esta experiencia de Dios revelado por su Hijo que por medio de la Palabra todo fue creado[1]: “Dijo Dios” (Gn 1,3.6.9.11.14.20.24.26.29; 2,18) por la palabra, estamos llamados a ser herederos de esta creación y colaborar en la construcción de un nuevo mundo revelado por Dios: “La sabiduría hace oír su voz; proclama sus palabras por las puertas, por los puntos más concurridos” (Prov 1,2). La palabra-sabiduría, es creadora, vivificadora, iluminadora, y la palabra que estaba junto a Dios es Dios (Jn 8,56-59; 10,30-33; 1Jn 4,12) Pero esta Palabra fue rechazada, por no ser parte de los intereses egoísta de las autoridades religiosas judías (Mt 21,33-46). 

A modo de conclusión 1
·         “El evangelio de Juan recoge esta tradiciones sinoptica que es conocida por la comunidad joanica; también recoge la tradición veterotestamentaria del cantico de la creación (Gn 1,1-31) recreándola pedagogicamente en su Evangelio. Juan manifiesta en este cantico del prologo que Dios ha creado todo por medio del Hijo, que es la Palabra (Jn 1,2-3; Cfr. Sal 33,6-9; Sab 9,1; Sir (Ecle) 42,15), palabra creadora (Is 55,10-11) que da vida por ella, que es la sabiduría de Dios (Prov 8,22-36; Sir (Ecle) 24,3-32; Sab 9,9-12) Ella es lo que exsitia desde el principio y de ella es  que debemos dar testimonio ( Cfr. 1Jn 1,1-2; Cfr. Jn 1,1.4-9.14.18; 6,68; 14,6; 15,27 Gn 1,1; 1Jn 2,13-14).
·         El Señor ha dado su sí a la humanidad a través del acontecimiento de su Hijo, al hacerlo presente en la hisotria (nacimiento) y en la cruz frente a su destino final (Cristo) Destino que que marca el horizonte de nuestra espiritualidad cristiana. Estos acontecimientos son el cumplimiento de la promesa y la realización de la glorificación del siervo del Señor. En el principio se ha dado la revelación unica y definitiva de Dios en la encarnación del Hijo. Esto es lo que manifiesta el prologo del evangelio de Juan como el cantico que abre la esperanza en Dios, quien se ha colocado al lado de su pueblo revelándose en la Palabra que ha puesto su morada entre nosotros”[2].

A modo de conclusión 2
·         “La Palabra de Dios se ha hecho carne». Dios no es mudo. No ha permanecido callado, encerrado para siempre en su Misterio. Dios se nos ha querido comunicar. Ha querido hablarnos, decirnos su amor, explicarnos su proyecto. Jesús es sencillamente el Proyecto de Dios hecho carne.
·         Dios no se nos ha comunicado por medio de conceptos y doctrinas sublimes que sólo pueden entender los doctos. Su Palabra se ha encarnado en la vida entrañable de Jesús, para que lo puedan entender hasta los más sencillos, los que saben conmoverse ante la bondad, el amor y la verdad que se encierra en su vida.
·         No lo hemos de olvidar. Sólo Jesús nos ha contado cómo es Dios. Sólo él es la fuente para acercarnos a su Misterio. Cuántas ideas raquíticas y poco humanas de Dios hemos de desaprender y olvidar para dejarnos atraer y seducir por ese Dios que se nos revela en Jesús.
·         Cómo cambia todo cuando uno capta por fin que Jesús es el rostro humano de Dios. Todo se hace más simple y más claro. Ahora sabemos cómo nos mira Dios cuando sufrimos, cómo nos busca cuando nos perdemos, cómo nos entiende y perdona cuando lo negamos. En él se nos revela «la gracia y la verdad» de Dios”[3]. 

Sólo él puede liberarte de la muerte del cuerpo, él que murió en el cuerpo por ti (San Agustín. Serm. 26,9).

[1] En el Antiguo Testamento este verbo tiene por sujeto únicamente a Dios, y se refiere siempre a una acción divina que produce, en particular, un resultado nuevo e imprevisible (Is 48,6-7; Jr 31,22) Se emplea para designar la creación del mundo y de la humanidad (Gn 1,27; 5,1; Dt 4,32; Is 45,12) La formación del pueblo de Israel (Is 43,1-15) La restauración de Jerusalén (Is 65,18) La renovación interior del pecador arrepentido y perdonado (Sal 51,10) y la creación, al fin de los tiempos, de un cielo nuevo y una tierra nueva (Is 65,17; 66,22)…Dios dijo esta frese, corroborada por la fase complementaria y así fue (Cfr. 1,6.9.11) pone de relieve el poder creador de la palabra de Dios. La orden divina se cumple en forma inmediata, y el efecto producido coincide con el pensamiento y la voluntad del creador (Cfr. 33,6-9; 148,5; Is 48,13; 55,10-11; Heb 11,3) (SBU. La Biblia de estudio Dios habla Hoy. Comt a Gn 1,1).
[2] CASALINS. G. OTRO TEXTO PARA NO LEER. Reflexión Jn 1,1-18. Medellín, Dic 25 de 2013.

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