domingo, julio 07, 2013

EL REINO DE DIOS HA VENIDO A USTEDES

Lc 10,1-12.17-20 

Sólo él puede liberarte de la muerte del cuerpo, él que murió en el cuerpo por ti (San Agustín. Serm. 26,9).
 
Jesús el Maestro, ha presentado su Mesianismo profético como alternativa a la comunidad de creyentes, quien ha de estar al lado de los pobres y necesitados, su mesianismo es la irrupción del reinado de Dios, como alternativa de paz y de seguimiento, el seguidor es quien está dispuesto a vivir en la novedad e imprevisibilidad de Dios como el Maestro que no tiene donde recostar la cabeza (Cfr. Lc 9, 58) La comunidad de discípulos  renuncia a los apegos personales e intereses particulares, solo se debe a Dios en la libertad de los hijos (Crf. Lc 9,60) Por lo tanto, no queda en ritualismos pasado o mirando atrás, La comunidad del reino es  la que acepta el llamado  a seguir al Maestro y es enviada (Cfr. Lc 9,62).

Ahora bien, este seguimiento es exigente: Es un llamado y un envió, el Llamado a que estén continuamente con Él (Mc 3, 14) para enviarlos a predicar, dándoles poder para echar espíritus inmundos (Mc 3,15) con esto comienza el discipulado como un proceso siempre en marchas. Es llevar la propuesta del reino de Dios: “Digan a su gente: El reino de Dios ha venido a ustedes” (Lc 10,9) ahora los discípulos son ciudadanos del reino. 

Estos discípulos anunciadores del reino son enviados a un pueblo ávido de Dios, donde “la mies es mucha y los obreros pocos” (Cfr. 10,2) Ellos solo van delante del Maestro, ellos solo van preparando el camino del Maestro, sin un lugar donde reclinar la cabeza, renunciando a los apegos sentimentales-enfermizos y a las cosas materiales y vivir en la libertad del que coloca la mano en el arado sin mirar atrás, sabiendo que las tentaciones son muchas, predicarse así mismo, quedarse aferrados a estructuras del pasado, estar entusiasmados por las adulaciones, viviendo bajo sus propios intereses olvidándose de predicar el reino: “Vayan, pero sepan que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero, ni bolso, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos” (Lc 10,3-4). 

El envío es disponibilidad total al reino, en la provincialidad de Dios (Cfr. Mt 7,25-34) Esto es la Buena Nueva que se anuncia: el Reino de Dios ha llegado. Pero cuando dejamos que las tentaciones desvíen el mensaje y no sea la Buena Nueva, incurrimos en la desobediencia del mandato recibido, no se ha asumido, sino que se ha dilatado en nuestro caminar por no cumplir el mandato del Señor. Cambiamos la palabra de Dios por prácticas mal concebidas de piedad popular, el facilismo hace inculcar y fortalecer grupos de índole pietistas que desarrollan actividades carentes de liturgia y de formación en la Palabra, ahogando la riqueza de la simbología litúrgica dentro de la comunidad eclesial (Cfr. Directorio de Piedad Popular. No. 47-48)[1].
Presentar el reinado de Dios es vivir desde la experiencia de la resurrección, “Jesús habla del reinado como una realidad nueva, que distingue todo lo que está empezando a acontecer en torno a su movimiento de lo que existía antes (Q 7,28; 16,16) Pero también, como algo por lo que es necesario luchar o esforzarse, cuya plenitud no se ha alcanzado todavía (Q, 13,28-29; 16,16)”[2]. El reino de Dios es una realidad predicada por Jesús, no es algo etéreo, sino constitutivo en la vida de la comunidad de creyentes. La predicación de Jesús empieza con esta realidad porque el tiempo de espera está cumplido: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios ha llegado” (Mc 1,15; Cfr. Mt 3,2; 4,17; Lc 17,21) es una actitud de corazón que afecta todo el ser y transforma: “Conviértanse y crean en la Buena nueva” (Mc 1,15) [3]. 

Por lo tanto, la presencia del reino es una actitud personal y comunitaria, es vivir en el anuncio Kerygmático de Dios:  

Es necesario, pues, redescubrir cada vez más la urgencia y la belleza de anunciar la Palabra para que llegue el Reino de Dios, predicado por Cristo mismo. Renovamos en este sentido la conciencia, tan familiar a los Padres de la Iglesia, de que el anuncio de la Palabra tiene como contenido el reino de Dios (Cfr. Mc 1,14-15), que es la persona misma de Jesús (la Autobasileia), como recuerda sugestivamente Orígenes. El Señor ofrece la salvación a los hombres de toda la época. Todos nos damos cuenta de la necesidad de que la luz de Cristo ilumine todos los ámbitos de la humanidad: la familia, la escuela, la cultura, el trabajo, el tiempo libre y los otros sectores de la vida social. No se trata de anunciar una palabra solo de consuelo, sino que interpela, que llama a la conversión, que hace accesible el encuentro con Él, por el cual florece una humanidad nueva” (VD 93). 

A modo de conclusión: Según el Padre José Antonio Pagola:

·         Lucas recoge en su evangelio un importante discurso de Jesús, dirigido no a los Doce sino a otro grupo numeroso de discípulos a los que envía para que colaboren con él en su proyecto del reino de Dios. Las palabras de Jesús constituyen una especie de carta fundacional donde sus seguidores han de alimentar su tarea evangelizadora.
·         Por eso es hoy tan peligrosa la tentación de replegarnos sobre nuestros propios intereses, nuestro pasado, nuestras adquisiciones doctrinales, nuestras prácticas y costumbres.
·         Cuando entréis en un pueblo... curad a los enfermos y decid: está cerca de vosotros el reino de Dios». Ésta es la gran noticia: Dios está cerca de nosotros animándonos a hacer más humana la vida. Pero no basta afirmar una verdad para que sea atractiva y deseable.
·         Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. La Buena Noticia de Jesús se comunica con respeto total, desde una actitud amistosa y fraterna, contagiando paz. Es un error pretender imponerla desde la superioridad, la amenaza o el resentimiento. Es antievangélico tratar sin amor a las personas sólo porque no aceptan nuestro mensaje[4].  

Ahora cuando reciban la comunión, reciban el misterio de su comunión en el amor. Siendo muchos, son un solo cuerpo... Por eso, son lo que vean y reciban lo que son (San Agustín. Serm. 272).

[1] CASALINS, G. Otro texto para no leer: Reflexión Mt 13,1-13. Medellín Jul 10 de 2011.
[2] http://www.jesus.teologia.upsa.es/subsecciones.asp?codsubseccion=125.
[3] CASALINS, G. Otro texto para no leer: Mc 4,26-34. Medellín Junio 17 de 2012.

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