Jn 20,19-31
Mientras estemos aquí, pidamos a Dios no privarnos
de nuestra oración y de su misericordia, para poder orar con perseverancia. Y
él, con perseverancia, tendrá misericordia de nosotros” (San Agustín. Enar.
Salmo 65,24).
La comunidad de creyentes ha reflexionado la
experiencia de muerte, de abandono: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me
abandonaste” (Sal 22,2) de soledad, de temor: “Los discípulos estaban
reunidos por la tarde con las puertas cerradas por miedo a los judíos” (Jn
20,19) También asumieron la experiencia de vida - Pedagogía de la
resurrección - Nacimiento de la comunidad: “Les mostró las manos y el
costado” (Jn 20,20) Estos acontecimientos le da identidad de comunidad -
Comunidad resucitada - Alegría vivida con la presencia de Quien estaba muerto y
ahora está vivo: “Los discípulos se alegraron mucho al ver al Señor” (Jn
20,20).
Esta comunidad de creyente, vive la
experiencia del resucitado; sin temor anuncia que el que estaba muerto ha
vuelto a la vida: “No temas soy yo, el primero y el último, el que vive.
Estuve muerto, pero ahora estoy vivo” (Ap 1,17-18) La presencia del
resucitado en la comunidad, es experiencia pascualizada del perdón, transmitida
con la paz - Si hay paz- Hay perdón, hay alegría, hay pascua, hay presencia del
Espíritu (Cfr. Jn 20,21-23): “El perdón es una decisión muy sabia…No es
olvidar…Es poner en libertad a un prisionero y ese prisionero eres tú mismo…Es
romper las cadenas de ira, odio y rencor que habitan en el fondo de tu corazón
y que te impiden vivir en paz y ser feliz…El perdón es recordar sin dolor”
(Anónimo).
La experiencia de la resurrección, es la
experiencia del perdón y del Espíritu que crece como torrentes de agua viva: “El
que tenga sed, que venga a mí. Pues el que cree en mí tendrá de beber. Lo dice
la Escritura: de su seno brotarán ríos de agua viva, decía esto Jesús
refiriéndose al Espíritu Santo que recibirían los que creyeron en Él” (Jn
7,37-39) Jesús resucitado ha hecho todo nuevo desde la pedagogía de la cruz:
La pascua, El perdón, La creación, Los cielos nuevos y la tierra nueva” (Cfr.
Ap 21,1) El árbol antiguo -árbol de la muerte- (Cfr. Gn 2,16-17; 3, 2-3) ha
sido renovado, da paso a la vida, a la paz y al perdón - es la Pedagogía de la Resurrección:
Después el
Ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que
brotaba del trono de Dios y del cordero. En medio de la ciudad, a uno y a otro
lado del río, hay árboles de la vida, que dan frutos doce veces, una vez cada
mes, y sus hojas sirven de medicina para las naciones. No habrá ya maldición
alguna; el trono de Dios y del cordero estará en la ciudad, y sus servidores le
rendirán culto. Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá
noche. No necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque Dios mismo será su luz, y
reinarán por los siglos para siempre” (Ap 22,1-5).
Esta es la nueva creación en la comunidad del
resucitado, el trabajo de profetas en la viña del Señor contratados para un día
(Cfr. Mt 20) ahora se extiende la contratación para trabajar en la construcción
del nuevo pueblo. El pueblo ya no tendrá sed (Cfr. Jn 7,37; Ap 21,6; Is 55)
porque ahora es el tiempo de Dios puesto en práctica por la comunidad que llega
al final de la tarde (Cfr. Mt 20, 6-7) Es la tarea del anuncio en medio de los
que no han creído (Cfr. Jn 20,25) es la teología en la historia de la
comunidad. Es la hora de los que creen,
de los que van a creer en el Señor Resucitado, los Bienaventurados: “¡Felices
los que no han visto, pero creen!” (Jn
20,29; Mt 5,1-12; Lc 6, 21-23).
Esta es la hora de la comunidad pascualizada,
inundada del Espíritu Santo, es la que se ha alegrado en el Resucitado, es la
comunidad apreciada: “El pueblo le tenía en gran estima” (Hec 5,13) Por
esta razón, nuestra pascua cristiana no puede basarse en conejitos y huevitos
hermosos, esta no es la tradición recibida: “Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he
transmitido” (1Cor 11,23) Esta tradición es el testimonio
de la comunidad cristiana que coloca en práctica lo que reflexionaron sobre las
escrituras: “¡Él debía resucitar de entre los muertos! (Jn 19,9).
Esta es la reflexión pos pascual de la
comunidad, es la teología comunitaria de colocar en anuncio Kerygmático el
acontecimiento de la resurrección, que nace como narración recuperando la
memoria histórica de fe. La comunidad ha colocado como acontecimiento de fe la
muerte y resurrección y no como hecho histórico sucedido en tiempo y espacio
determinado. Nuestro error es querer historiarizar la pascua y no pascualizar
el anuncio Kerygmático.
Pascualizar, es hacer memoria de fe, es simbolizar
la memoria asumiendo riesgos, proyectando identidad, recreándose en sí misma,
es pedagogía de resurrección. Por eso, la resurrección, es memoria histórica
narrada, y no hecho narrado, porque los hechos son estáticos, son aprendizaje y
recuerdo de un pasado contado y defendido por los vencedores. En cambio la
memoria, es conmemoración de lo sucedido, es hacer vida presente y actuante la realidad
sucedida y realizable, es creativa, simbólica, se lee e interpreta en la
cultura de los pueblos y no se limita a un espacio y a un tiempo determinado.
La memoria es narrada por la comunidad que lee el acontecimiento Muerte y
Resurrección de Jesús como realidad Pasada-Muerte; realidad Presente-Vida y
realidad Por-venir-Salvación.
A modo de
conclusión
1. Al
ser vencida la muerte en la Cruz, Jesús el Cristo, se presenta como el
Resucitado, por eso, los lienzos y el sudario han quedado en el sepulcro vacío.
Él quiere que los discípulos comprendan lo que no habían comprendido, que todo
lo sucedido era necesario (Lc 24,25-26) para que miren y crean en el Resucitado.
2.
El soplo dado por
Jesús es la presencia del Espíritu que da vida, que hace resurgir de la tumba
juntando los huesos secos de aquellos que han muerto por la incertidumbre del
fracaso, es quien devuelve la alegría: “La
alegría de Yavé es nuestro festejo” (Ne 8,10) Es el Espíritu quien anima el
anuncio Kerygmático-Pascual: ¡Jesús ha Resucitado! Nuestro corazón arde con el
Espíritu del Señor (Cfr. Lc 24,32) [1].
Cuerpo de
Cristo, santa Iglesia, haz que todos tus miembros digan: ¨¿quién es como tú,
Señor?¨(San Agustín. Enar. Salmos 34,14).
[1] CASALINS, Guillermo Otro
texto para no leer. Reflexión de Jn 20,19-31. Medellín. Abril de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario