sábado, marzo 30, 2013

¡EL DEBÍA RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS!

Jn 20,1-9 

Pues aún no conocían la Escritura: que es preciso que él resucite de entre los muertos? No creyó, pues, que había resucitado ese respecto a quien desconocía que era preciso que resucitase. ¿Qué, pues, vio; qué creyó? Por supuesto, vio vacío el sepulcro y, pues aún no conocían la Escritura —que es preciso que él resucite de entre los muertos—, (…) Y, por tanto, cuando al Señor en persona le oían eso, aunque lo decía clarísimamente, por la costumbre de oírle parábolas no entendían y creían que él aludía a alguna otra cosa” (San Agustín. Com Jn 19,31-20,9). 

Terminadas las reflexiones del tiempo de cuaresma y del triduo pascual, se continúa la caminada en la pascua, anuncio Kerygmático de la Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Esta es la pascualización de la fe en la Cruz, no desde una liturgia  estática, sino dinamizada por la predicación pos pascual.
Pascualizar la acción pastoral dentro de la Iglesia es profesar a Cristo, por esta razón, no podemos colocar como prueba de fe en la resurrección el argumento literal del sepulcro vacío:
El sepulcro vacío no es evidencia testimonial de la resurrección de Jesús, el sepulcro está vacío porque Jesús resucitó (Mc 16,1-8; Mt 28,1-10; Lc 24,1-12; Jn 20,1-9) El sepulcro vacío es  una reflexión teológica, para que  quien vea crea, porque todavía no habían entendido las Escrituras (Jn 2,22, 12,16; Cfr. Mt 12,40; Hec 2,25-28; Lc 24,25-27.44-46: 1Cor 15,4; Sal 16,8-11; Jon 2,1) La Resurrección de Jesús, si es el hecho de prueba que el Sepulcro está vacío. Otro elemento a tener en cuenta es el siguiente: En el momento en que el discípulo que había llegado primero, no entró al sepulcro, sino que después de Pedro (Es posible que esto se manifiesta, porque las primeras comunidades pos pascuales empiezan a ver en la figura de Pedro un referente de liderazgo. Cfr. Mt 16,13-20) Entrar después de Pedro es reafirmar la fe de los discípulos que empiezan a pascualizar el acontecimiento, Cristo el Señor: “Y vio lo que había pasado, y creyó” (Jn 19,8) Este es el testimonio de fe en la comunidad. Esta es la reflexión teológica que la comunidad joánica ha manifestado desde el prólogo de su evangelio (Jn 1,1-18) hasta el final (Jn 20,1-31) para que todo el que vea crea y tenga vida y el que lea este libro, crea y tenga vida (Jn 20,30-31; 21,25; 1Jn 1,1-4; 5,13)[1]
Comprendido de esta manera, la reflexión kerygmática de la resurrección, la asumimos como la vivencia de la caminada histórica de fe de la comunidad, que ha asumido la pedagogía de la Cruz. Que hoy en el tiempo de Dios proclamamos y profesamos saliendo al encuentro de los que están alejados o han dejado de creer en el acontecimiento pascual y que “Para grandes sectores de la población de bautizados, su fuerza y su capacidad de significación, no significa casi nada. O significa una cosa muy distinta de lo que en realidad tendría que significar”[2].
Desde esta perspectiva, ¿Cómo responder a los que como María Magdalena lloran al muerto y no saben que ha resucitado?: “__ ¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!” (Jn 20,2) Buscamos un cuerpo y no está, buscamos un signo y no lo encontramos, este desconcierto es de los que viven distraídos de su fe, por eso no comprenden las Escrituras, no las leemos, seguimos confundidos en prácticas de fe especulativas reducida a actos. Por eso no comprendemos que la muerte y resurrección son realidades necesarias para que se cumpliera las escrituras: que el “Mesías padeciera para entrar en su gloria” (Lc 24, 26).
Al proclamar nuestra fe en el Resucitado, hay que salir a prisa,  peregrinar con el Resucitado: “Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos” (Jn 20,3-4)  Es ir despiertos hacía Jesús Resucitado, es tener la evidencia que ha resucitado: “Se agachó a mirar, y vio allí las vendas (…) Y además, vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte” (Jn 19,5.7).
La resurrección se da cuando se empiezan a tomar conciencia de la Cruz, sin esta pedagogía las comunidades cristianas seguirán sujetas a las vendas que amarran la muerte, y no se inclinan a ver que las telas están enrolladas, porque la humanidad ha sido desprendida de la corrupción de la muerte, la muerte ya no tiene poder porque ha sido vencida en la Cruz (Jn 3,14; 8,27; 12,32).
Cuando María Magdalena fue de mañana el primer día de la semana al sepulcro (Jn 20,1-9; Mc 16 1 8; Mt 28 1-10; Lc 24 1-12) buscó al muerto y se sorprende, el sepulcro está vacío; no había entendido las escrituras, no se asomó al sepulcro. En cambio, los discípulos al entrar sorprendidos, solo encontraron las vendas y la tela enrollada, este hecho  es la pascualización del anuncio Kerygmático: Jesús ha resucitado ya no hay que buscarlo entre los muertos. Jesús el crucificado no está aquí. Pero nosotros, no somos testigos de este acontecimiento, porque buscamos entre los muertos y lloramos entre los muertos al que “Dios Resucitó” (Hec 2,24). 

A modo de conclusión
Los cuatro evangelistas reflexionan que el sepulcro está vacío porque Jesús Resucitó: 

a) San Marcos: “No está aquí, ha resucitado” (Mc 16,6).
b) San Mateo: “No está aquí, pues ha resucitado” (Mt 28,6).
c) San Lucas: “No está aquí, resucitó” (Lc 24,6).
d) En Juan, el discípulo que había llegado primero “vio y creyó”: Pues no habían entendido todavía las Escrituras: ¡Él debía resucitar de entre los muertos! (Jn 20,9).

La fe de los cristianos es la Resurrección de Cristo; esto es los que tenemos por cosa grande el creer que resucitó" (San Agustín, IN PS 120).


[1] Casalins, Guillermo. Otro Texto par ano leer: Reflexión Jn 20,1-9.  Abril 8 de 2012
[2] CASTILLO, José María. Símbolos de libertad, 166.

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