Mateo 2, 1-12
“Ahora cuando revimos la comunión, recibimos el
misterio de la comunión en el amor, siendo muchos somos un solo cuerpo…Por eso,
somos lo que vemos y recibimos lo que es… (San Agustín. Ser 272)
El pueblo que ha vivido en tiniebla y en el temor de la desesperanza,
para ellos ha llegado la luz. en sus corazones se recrea el Dios de la vida
hecho pobre para vivir con los pobres: “En
la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban
para cuidar sus rebaños, se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del
Señor los rodeo de claridad...Pero el ángel les dijo: No tengan miedo, pues yo
vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para
todo el pueblo: hoy en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un salvador,
que es el Mesías y el Señor. Miren como lo reconocerán: hallarán a un niño
recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2,8-12).
Este pueblo que ha recibido esta gran noticia, sigue en la luz de la
esperanza, es la pascua del Dios humano y sencillo revelado en los pobres: “Tú entonces, al verlo, te pondrás radiante,
palpitará tu corazón muy emocionado; traerán a ti tesoros del otro lado del mar
y llegarán a ti las riquezas de las naciones” (Is 60,5).
Este es el acercamiento que Dios hace
al pueblo que vivía en las tinieblas que al colocarse en camino son
guiados por la estrella:
“Esta es la manifestación de Dios a los pueblos
desarrollada en el marco de la comunidad de creyentes por medio de la
realización del encuentro humano-divino, intercambio solidario de Dios que ha
colocado su tienda entre nosotros: “Aquel que es la Palabra se hizo hombre y
vivió entre nosotros, lleno de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la
gloria que como Hijo único recibió del Padre” (Jn 1,14). Jesús ha nacido en el seno de su pueblo pobre (Lc
2,6-20) para que se cumpla la tradición bíblica anunciada por los profetas:
"En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén,
tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues
de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel" (Mt 2,6; Cfr.
Mq 5,2).
La promesa se universaliza a todos los pueblos así
lo reflexiona teológicamente Mateo y Lucas en dos acontecimientos: La visita de
los magos (Mt 2,1-12) y la visita de los pastores (Lc 2, 8-20) Ellos fueron a
ver el acontecimiento de Nazaret guiados por el Ángel y la estrella: "Hacia Israel avanzará una
estrella, y un nuevo reinado aparecerá en Israel" (Cfr. Nm 24,17) Esta es
la luz que ilumina a las naciones (Cfr. Mt 2,9) al
igual que en el pasado fue guiado el pueblo de Israel (Ex 13,17-22) Ahora el
pueblo que vivía en las tinieblas ha sido guiado hacia el pesebre, la casa de
la liberación cumplimiento de todas las promesas bíblicas sobre el Mesías. Estas
promesas hechas realidad, llenan todas las expectativas del nuevo pueblo, un
pueblo que vivía iluminado por la gracia de la universalidad del mensaje,
simbolizado en presencia de los magos, narración única de Mateo; porque Lucas
resalta la visita de los pastores en el pesebre. Mateo coloca la visita en una
casa, esta diferencia también hace referencia a la universalidad del mensaje,
presencia de Jesús resucitado en medio de los pueblos[1].
A modo de
conclusión:
1.
La realidad de la navidad es el encuentro en el
corazón con el Dios de Jesucristo, pero nosotros la Navidad la hemos convertido
en vanidad, perdiendo el horizonte de nuestros corazones. No centramos la fe en
Jesucristo muerto y resucitado, como cristianos no tenemos identidad, a veces
la fe se queda en ideas fantasmagóricas de imaginarios.
2.
Los tipos simbólicos
de las escrituras que nos muestran realidades reveladas, son sacados de
contexto enfatizando en realidades mágicas, legendaria que desmotivan la fe. La
fe se concibe dentro de la comunidad eclesial como algo ya existente, como se
ha planteado en reflexiones anteriores fe que se pretende vivir en el fundamentalismo
religioso.
Por lo tanto
en esta festividad en conveniente tener en cuenta:
1. Su
importancia y significado simbólico: Los personajes que visitaron al niño en el
evangelio en Mateo trajeron presentes de oro, incienso y mirra. El Incienso era
una resina aromática, quemada en honor a Dios. La Mirra era una sustancia
perfumada usada para preparar el cuerpo para la sepultura.
2. Los regalos
tenían un significado simbólico: El Oro honraba a Jesús como Rey, el Incienso
honraba a Jesús como Dios, y la Mirra fue una señal de que Jesús era un hombre
y moriría.
3. Los regalos
de Incienso y Mirra que le fueron dados a Jesús por los tres personajes que
vinieron de lejanas tierras tenían un valor similar al Oro.
4. El Incienso
tenía muchos poderes curativos, era un expectorante y también elevaba el
espíritu.
5. La Mirra
desarrollaba poderosamente la resistencia física del cuerpo protegiéndolo
contra las infecciones, aparte de que mejoraba muchas condiciones de la piel,
el asma, la bronquitis, la diarrea[2].
Dios ha creado tanto a los ricos como a los pobres. Los ricos y los pobres, por tanto, han nacido iguales. Encuentras a otro como tú, y caminaran juntos... El Señor ha creado a ambos.
(San Agustín. Sermón 35,7)
[1]
CASALINS, G. OTRO TEXTO PAR ANO LEER: REFLEXIÓN
Mt 2,1-12. Valledupar. Enero 6 de 2012.
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