Mc 13,24-32
“Cristo está necesitado cuando lo está
un pobre” (San Agustín. Serm. 38,8)… “cuando el pobre come de nuestros bienes, es
el mismo Cristo el que come, pues él declara tener hambre en la persona del
pobre” (San Agustín. Serm. 144,4).
La
espiritualidad cristiana está enmarcada en el cumplimiento del mandato
principal, el amor a Dios y el amor al
prójimo como a uno mismo (Mc 12, 29-31; Mt 22,37-39; Lc 10,27) Mandatos
centrales en la practica de la justicia con la cual se resume la ley y los
profetas: “En estos dos mandamientos se basan toda la ley y los profetas” (Mt
22,40).
Este
es el sentido último de la justicia de Dios. Si nuestra fe esta alejada de esta justicia y
de la misericordia seremos juzgados no por nuestros actos de piedad en los que
refugiamos nuestra fe, sino por no haber obrado con misericordia (Cfr. Mt 25, 41-46; Is 58,7; Eclo 7,32). El
Señor nos invita a vivir en la espiritualidad de la misericordia: “Porque yo quiero amor, no sacrificios, conocimiento de Dios mejor que
holocausto” (Os 6,6; Cfr. Mt 12, 7) Como ciudadanos del Reino (Mt 6,33;
Cfr. Mt 5,6.10.20; 21,32; Sal 37,4) (1)
Esta parábolas
del juicio final con la venida del Hijo del Hombre, coloca al creyente frente
al Señor quien sopesará la acción misericordiosa practicada: Todo lo que
dejaron de hacer al prójimo lo dejaron
de hacer conmigo y todo lo que hicieron con el prójimo lo hicieron conmigo
(Cfr. Mt 25,31-46) (2)
Porque la acción misericordiosa que hayamos practicado en la vida, es la
realización de la plenitud del amor de Dios a los hombres y de los hombres a
Dios y al prójimo (Mt 22,37-39) La humanidad es juzgada según los criterios de pobreza y servicio
interhumanos. A este Juicio se hace alusión desde la segunda venida de Jesús en
la comunidad de creyentes. Es el “Ya” pero el “Todavía No”:
Vi el cielo abierto; y apareció
un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba fiel y verdadero, porque con
rectitud gobernaba (…) Y tenía un nombre escrito que solamente él conocía. Iba
vestido con ropa teñida de sangre, y su nombre era: Palabra de Dios (Ap
19,11.12-13; Cfr. Ez 1,1; Ap 3,14: Jn 1,17; Sal 96,13; Is 9,6-7(5-6); 11,1-5;
Ap 1,14;2,18; Dn 10,6; Is 63,1-6)
La comunidad
de creyente debe estar siempre vigilante, expectante a la espera de su Señor
(Mt 25,1-13), con las lámparas (Fe) llenas, alimentadas y sostenida con la
Palabra de Dios (Aceite) sea la luz, fuego vivo (Jesús) resplandeciendo (Cfr.
Ap 19,12) y se viva, se testimonie y se difunda en la Iglesia de Jesucristo
junto con los principios de la espiritualidad cristiana. [3].
El capítulo 13 de Marcos, es
introducido con la destrucción del templo (Mc 13,1-3) símbolo de la ostentación
de las autoridades religiosas judías. La manifestación de la destrucción aparte
de ser un hecho histórico ocurrido aproximadamente en el año 70 d.C. Adquiere
la connotación de cambiar la mentalidad de un culto dado a Dios que se
determinaba por el lugar y no por su relación espiritual, el culto a Dios se
debe dar en “Espíritu y en Verdad” (Jn 4,23-24) Para que: “Sea proclamada la Buena Nueva a todos los pueblos” (Mc 13,10).
Nuestro horizonte, entonces será,
estar vigilantes (Mc 13,23.33.35.37), el Señor procura tener seguidores que
estén siempre a la expectativa. El reino es para los que busquen de corazón
vivir la espiritualidad cristiana, la espiritualidad cristiana se vive desde el
corazón humano, no en los templos de piedra: “destruiré este templo y lo reconstruiré en tres días (Jn 2,19; Cfr.
69,9 (10) La presencia de Jesús entre los hombres ya no estará simbolizada
por un lugar, sino que se realizará en la persona de Jesús (Cfr. Jn 1,51;
4,21-24; Ap 21,22) (5).
Para comprender que el verdadero
culto se dará en Él, es necesario estar vigilantes, porque no sabemos la hora.
Solo Debemos estar dispuestos para que
cuando llegue la hora no nos encuentre desprevenidos: “Manténganse ustedes despiertos, porque no saben cuándo va a llegar el
Señor de la casa, si al anochecer, a la media noche, al canto del gallo o a la
mañana” (Mc 13,35; Mt 24,45-51; 25,14-30; Lc 12,35-40; 19,11-27; 21,36; 1Ts
5,2-5; 2P 3,10):
Vivir
en la iglesia de la misericordia exige de nosotros el amor mutuo (Jn 13,34-35;
1Jn 2,3-11) y una conversión personal y comunitaria:
1) La
conversión pastoral responde al llamado que nos hace el Señor, después de ser
bautizado por Juan en el Jordán (Mc 1,9) y de su pasó por el desierto (Mc 1,
12-13): “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y
crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15).
2) La
conversión es un camino de encuentro y seguimiento con Jesús: “Síganme y yo los
haré pescadores de hombres”. Y de inmediato dejaron sus redes y le siguieron»
(Mc 1,17-18). Esta propuesta que hace Jesús para seguirle es la que la Iglesia
de nuestro tiempo está asumiendo con nuevo “Ardor”, con nuevo “Método” y con
nueva “Expresión” (D.Sto Dom. N 28-30.97) para responder a la misión que se le
ha encomendado: “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”
(Mt 28,19) Esta Iglesia llamada y convocada a la misión es la Iglesia que no se
queda mirando al cielo: “Amigos galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo?”
(Hec 1,11).
3) Es
la Iglesia que se abre a la misericordia, a la justicia de Dios que se ha
manifestado por medio de la fe en Jesucristo (Rm 3,21-22) justicia que
manifiesta la acción del amor de Dios a los hombres y mujeres que necesitan
conversión: de una pastoral de conservación a una pastoral que no pretende
identificarse con estructura rígida, ni a simple participación en actos comunes
(Cfr. DA 163; 366).
“Llama
a Cristo quien reparte y da a los pobres, para que su justicia permanezca por
los siglos de los siglos (Cfr. Sal 101,9) (San Agustín. Ser. 88,12-13,17).
(1) CASALINS. G. OTRO TEXTO PARA NO LEER: REFLEXIÓN. Mc 12,38-44. Medellín. Nov 11 de 2012.
(1) CASALINS. G. OTRO TEXTO PARA NO LEER: REFLEXIÓN. Mc 12,38-44. Medellín. Nov 11 de 2012.
[2]
CASALINS. G. OTRO TEXTO PARA NO LEER: REFELXIÓN. Mt 25,1-13. Medellín. Nov. 6 de 2011.
[3]CASALINS. G. OTRO TEXTO PARA NO LEER: REFLEXIÓN. Mt 25,14-30. Medellín. Nov 13
de 2012
[4]
CASALINS. G. OTRO TEXTO PARA NO LEER: REFLEXIÓ. Mc 13,33-37. Medellín. Nov 27
de 2011.
[5]CASALINS. G. OTRO TEXTO PARA NO LEER: REFLEXIÓ. Mc 13,33-37. Medellín. Nov 27
de 2011.
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