sábado, noviembre 24, 2012

CRISTO REY II: "YO NACÍ Y VINE AL MUNDO PARA DECIR LO QUE ES LA VERDAD"


Jn 18,33b-37
 
“Trascenderé, pues, también esta fuerza de mi naturaleza, para escalar gradualmente hasta mi Creador” (San Agustín. L.  X, 8,12) 

El evangelio de Marcos, enfatiza que el itinerario de fe del discípulo seguidor es para llegar a creer que Jesús Resucitado es el Hijo de Dios: “Principio de la buena noticia de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios” (Mc 1,1) Y lo reconozca como el Mesías (Cfr. Mc 1,1; 3, 11; 8,29; 9,7; 11,24; 14,62), lo confiese como Mesías: “Tú eres el Mesías” (Mc 8,29)  Y lo anuncie como el Hijo de Dios: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15,39).

 Los discípulos,  muchas veces distraídos, no comprendieron este itinerario  y se opusieron a él, buscaron ser primeros, privilegios y puestos, quisieron ser servidos en vez de servir. Ellos enfocaron el mesianismo desde concepciones humanas al igual que Pilatos, que vio en la actitud de Jesús un acto de rebelión política y no desde la pedagogía de Jesús, que propuso su mesianismo desde el servicio: Hacerse siervo de todos, y ver el camino de  la cruz como consecuencia de su predicación como quien vino para hacer la voluntad del Padre (Jn 4,34; Cfr. Jn 5,30.36; 6,38; 17,4).

Esta es la pedagogía de Jesús que asume su reinado como camino para llegar al Padre, porque su reino no es de este mundo: “Mi reino no es de aquí” (Jn 18,36) El reinado de Jesús es la experiencia sacrificial de la cruz: Su Corona es de espina, Su Trono es la Cruz, Su Cetro (bastón, cayado) es el del Pastor que hace la voluntad del Padre y Su Estandarte es la verdad: “Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todo los que pertenecen a la verdad, me escuchan” (Jn 18, 37b; Cfr. Jn 1,14.17; 8,45; 14,6) y llegan a la fe (Cfr. Jn 2,21-22; 4,10-15.32-34; 11,11-13; 13,6-15.33-38; 14,2-9); pero quien no escucha se cierra a la verdad, aferrándose a su incredulidad (Cfr. Jn 6,32-35.52-58; 7,33-36; 8,21-24.31-33.51-53.56-59).

Por esta razón, vivir desde la perspectiva del reino es asumir la cruz, es hacer la voluntad del Padre, es vivir en la pedagogía espiritual del bautismo y del Espíritu: “Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn 3,5; Cfr. Mt 28,19; Hec 2,38; 10,47; 1Cor 12,13; Ti 3,5)  Vivir la experiencia del reino es asumir la fe en Jesucristo, es hacer la voluntad del Padre: “No todos los que me dicen: Señor, Señor, entraran en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre celestial” (Mt 7,21). El que no hace la voluntad del Padre, no pertenece a la nueva familia del Reino: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, añadió: _ Estos son mi madre y mis hermanos. Pues cualquiera que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mc 3,33-35).

De tal manera, el que se resiste a hacer la voluntad del Padre aferrándose en su incredulidad, no pertenece a la familia de Dios, está fuera del reino: “Señor ábrenos. Pero él les contestará: No se de dónde son ustedes. Entonces comenzarán ustedes a decir: Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras calles. Pero él les contestará: No se de dónde son ustedes. ¡Apártense de mi, malhechores! Entonces vendrán el llanto y la decepción, al ver que Abraham, Isaac; Jacob y todos los profetas están en el reino de Dios, y que ustedes echado fuera” (Lc 13,25-28; Cfr. Mt 25). 

A modo de conclusión 

1.     Jesús dice que ha venido al mundo “para dar testimonio á la verdad.”  Verdad es un tema principal en este Evangelio (Jn 1,14, 17; 4,23; 5,33, 8,32, 40, 44; 14,6, 17; 15,26; 16,7, 13; 17,8, 17, 19; 19,35).  “Éste no es el concepto abstracto de verdad que va sobre y en contra de falsedad, sino la verdad religiosa que hemos visto a través del Evangelio de Juan, la verdad ligada a la persona de Jesús (Jn 14,6):    

·  Jesús está lleno de verdad (Jn 1,14).
· La verdad nos hace libres (Jn 8,32).
· Jesús dice la verdad (Jn 8,45-46).
· Él es el camino, la verdad, y la vida (Jn 14,6).
· Él testifica la verdad (Jn 18,37).
· Cuando Jesús se va, el Espíritu de la verdad volverá a estar con nosotros (Jn 16,7.13)”. 

“Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz” (Jn 18, 37b) Las ovejas que escuchan la voz de su pastor  (Jn 10,4-5.16).  Las ovejas no escucharán a desconocidos, porque desconfían de ellos.  Escuchan para oír la voz de su pastor, porque su pastor tiene palabras de verdad y de vida.  Los que escuchan la voz de Jesús son sus discípulos[1]. 

2.    Los discípulos que pertenecen a la familia del reino, participan del banquete celestial  cuando: 

· Entramos en sintonía con la justicia de Dios (Rm 3,21-23).
· Nuestras obras brillen con luz propia (Mt 5,16; Cfr. Is 58,6-10).
· Amamos a los enemigos y oramos por ellos (Mt 5,44-45).
· Seamos perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5,48).
· Practiquemos la justicia delante de Dios y no de los hombres (Mt 6,1).
· Demos limosna generosamente (Mt 6,4).
· Hagamos de nuestras oraciones prácticas perfectas (Mt 6,5-15).
· Practiquemos nuestro ayuno a los ojos de Dios (Mt 6,16-18).
· Compartas “tu pan con el hambriento y tu ropa con el harapiento. Si te sobra algo, dalo de limosna. Cuando des limosna no seas tacaño” (Tb 4,16; Cfr. Is 58, 6-7;  Mt 25, 35-36)[2].
 
“No es necesario culpar al demonio de todo lo que va mal. Muchas veces el hombre es su propio demonio” (San Agustín. Serm. 5,5).

[1] Richard Niell Donovan . http://www.lectionary.org/EXEG-Spanish/NT/SNT04-Juan/Juan%2018.33-37.htm
[2]CASALINS, G. Otro texto para no leer: Reflexión  Mt 25, 31-46.  Medellín. Nov 20 de 2011.

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