Mc 7, 31-37
Me llamaste y
clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora
siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti. (San Agustín, Conf. L 7, 10.18. 27)
Cuando reflexionábamos sobre el capítulo cinco del
el Evangelio de Marcos se asumió que la fe
nace:
Del contacto personal con Jesús que salva,
es tocarlo: Fe es esperar su mirada misericordiosa, es estar en dialogo con Él,
es un encuentro personal con Jesús; es entrega total al amor fiel de Dios,
capacidad de vencer el mal, de vencer la muerte, la fe da vida eterna (1Cor
15,26) (...) La enfermedad debe ser curada (Mc 1,32-34) porque es causa de
opresión, debilita la fe y se opone al reino. Por esta razón, hay que combatir
el mal y la enfermedad (Mc 2,5.10-12; 4,40). La fe en Jesús es el camino de salvación.
Jesús vence el mal, da la salud: “Tu fe te ha salvado” y devuelve la vida:
“¡Levántate!”. La fe cristiana, fe en Jesús Resucitado implica: 1) Contacto personal con Jesús,
quien es el único mediador que salva: “Él no necesita, como los otros sumos
sacerdotes, ofrecer cada día sacrificios, primero por sus pecados y después por
los del pueblo; pues eso lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí
mismo” (Heb 7,27; 1Tm 2,5). 2) La
mirada de Jesús, es el diálogo que salva: “Tu fe, te ha salvado, vete en paz”
(Mc 4,27; Jn 8,11). Este es el encuentro personal con Jesús. 3) Entrega total al amor fiel de Dios.
Capacidad de vencer la muerte: “Chiquilla, te lo digo a ti, ¡Levántate! (Mc
5,41; Lc 7,11-17; Jn 11,25-26.43-44)[1].
La fe abre la posibilidad de convertirnos, pasar de la
sordera y de la tartamudez de los temores y pecados a la conversión como ruptura
con todo tipo de idolatría, y con toda manifestación de fe fantasmagórica que
hemos incubado en actos piadosos, que se han desarrollado, sin fundamentación
Bíblica y alejados de la tradición de los Padres de la iglesia y del Magisterio:
Enfoques sobre las apariciones e intervenciones de la Virgen María, la
literatura al respecto producto de sentimentalismos piadosos. También, las
apariciones del divino Rostro y del Sagrado Corazón de Jesús, y otros actos de esta piedad fantasiosa
que llamamos fe e incluso revelaciones.
Por otra parte, la concepción sobre los Novísimos o
Postrimerías: Muerte- Purgatorio,-Infierno,- Gloria- Paraíso- Juicio Final-
(Cfr. CIC 1020-1065) sin argumentaciones creíbles, haciendo indiscriminadamente
coincidir textos bíblicos, sin Exegesis, sin Hermenéutica para justificarlos, basados
en una apologética discursiva, carente de reflexión teológica falseando el
acontecimiento Pascual de Cristo.
Argumentos como estos guardando las proporciones históricas
con el tiempo de Jesús, es lo que el Evangelio de Marcos combate de los judíos;
al colocar al Sordo-Tartamudo frente a Jesús para ser curado, se desmitologizan
las concepciones de fe concebida de forma mezquina. La curación es signo de
salvación, es encuentro personal con Cristo, es fe.
Por esto, al hacer eco del pasaje mesiánico de Isaías: “Los ciegos verán y los sordos oirán; los
lisiados saltarán como venados y los mudos gritarán. En el desierto, tierra
seca, brotará el agua a torrente” (Is 35,5-6; Cfr, Is 42,7.16; 61,1-2; Mt 11,5; Lc 4,16-19; 7,22) Marcos plantea
que las curaciones, las conversiones, rompen la sordera y la tartamudez, signos
que hacen presente el Reino de Dios.
Jesús, mira al cielo, ora al Padre, suspira, se compadece e
impone las manos, unge con la saliva y cura (Mc 7,31-37; 8,23; Jn 9,6) El abrir
los oídos y la boca, está en conexión con el corazón: Solo quien escucha puede
profesar su fe, pero a la vez, quien profesa la fe, guarda en su corazón lo que
han de pronunciar sus labios.
Jesús todo lo ha hecho bien, como Dios lo hizo en la
creación; La creación es la hermosura de Dios que brota de su deseo, todo fue
creado y estuvo bien: “Vio Dios cuánto
había hecho, y todo estaba muy bien” (Gn 1,31) Cristo todo lo hizo bien: “La gente quedó maravillada sobre manera, y
comentaban: “Todo lo ha hecho bien” (Mc 7, 37) Por haber hecho todo bien,
Jesús impone el silencio frente a su identidad, el silencio corresponde a que
su verdadera identidad, se revela en la Cruz. Marco coloca este silencio como pedagogía
de Cruz. La confesión de Pedro (Mc 8,27-30) tiene este propósito, Jesús les da
como alternativa de fe el camino de la Cruz (Mc 8,31) fruto glorioso de la
revelación de Dios en la nueva creación
que es glorificada en Cristo, porque todo lo ha hecho bien.
A modo de conclusión
1. Este es un “relato de conversión, que nos invita a dejarnos curar por Jesús de
sordera y resistencias que nos impiden escuchar su llamada al seguimiento”[2].
2.
“Jesús comienza con la sanación de la escucha
y luego como consecuencia la sanación de la lengua. Primero saber oír para
después poder hablar”[3].
“Mi vida, toda llena de Ti, será algo vivo”
(San Agustín. Conf. L X, 27, 28)
[1]
CASALINS, G. OTRO TEXTO PAR ANO LEER: REFLEXIÓN Mc 5, 21-43. Julio 1 de 2012.
[2]
Pagola, J.A. El camino abierto por Jesús. Marcos. Bogotá 2012. Ed. Delfín. Ltda.
P. 141.
[3] Oñoro Fidel, CJM.
http://homiletica.org/fidelonoro/fidelonoro0112.htm.
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