viernes, julio 13, 2012

“DÁNDOLE PODER SOBRE LOS ESPÍRITUS INMUNDOS”



Mc, 6, 7-13 

“Pero tu Palabra, Dios es fuente de vida eterna y no pasa. Por eso, tu Palabra controla nuestra desviación y nos aleja de lo mundano. Se nos dice: no se acomoden a este mundo, para que en la fuente de la vida, la tierra produzca vida por medio de los que anuncian el Evangelio y el alma se mantenga siguiendo a los que siguen a Cristo (1Cor 11,1)…Porque  el hombre es siempre seguidor de su amigo” (San Agustín. Conf. L.XIII, 21,31).


El seguimiento de los cristianos está estrechamente ligado a la muerte y Resurrección de Jesús y al anuncio del Reino de Dios, como presencia y enseñanza de Jesús (Mc 1,15; 6,6ª) El discipulado se realiza y vive desde la Fe, la entrega total en la espiritualidad cristiana del Reino. De aquí el interés del envío de  Jesús para que los que acepten la misión formen con Él la comunidad del reino:
 El llamado que hace Jesús es de permanente  convocación  para continuar con la misión del anuncio del Reino de Dios (Mc  1,17; 10,21. 28-31; Cfr. Mt 28,16)). El discípulo es alguien que aprende de su maestro, el maestro era responsable de sus discípulos (Mc 2,24) Discípulo grupo grande de seguidores (Lc  19,37; 19,39; Jn 6,60.66; 7,3; 8,31;19,38) En el grupo de los seguidores de Jesús, se presenta un seguimiento físico, es decir, caminan detrás de Él (Mc 10,32;11,9; Mt 8,10)”[1].
El profeta del reino anuncia la Buena Nueva. Los discípulos son llamados a continuar con este anunció y deben “abrir la mente y el corazón a la acción del Espíritu Santo que le hace comprender la Palabra de Dios, presente en las Sagradas Escrituras” (VD 25) Los enviados son llamados a profetizar en nombre de Cristo; no en nombre propio. Anuncian la Palabra de Dios que se acepta por fe en Él: “En efecto, la fe, con la que abrazamos de corazón la verdad que se nos ha revelado y nos entregamos totalmente a Cristo, surge precisamente por la predicación de la Palabra divina: La fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo (Rm 10,17)” (VD 25).
El profeta anuncia la Palabra de Dios; el discípulo que sigue al Profeta del Reino, anuncia Palabra de Dios y vive en disposición de escucha de la Palabra pronunciada por Dios: “Cada hombre se presenta como el destinatario de la Palabra, interpelado y llamado…Dios nos ha hecho a cada uno capaces de escuchar y responder a la Palabra divina” (VD 22). Esto es lo que ofrecen los discípulos enviados, Palabra de Dios en nombre de Jesucristo: “_No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: _En nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Hec 3,6; Cfr Hec 2,38).  
El anuncio del Reino en nombre del Señor, es lo fundamental en el envío que hace Jesús a los discípulos, anunciado ya desde el primer llamado a los doce en Marcos: 1) Para que estuvieran con Él; 2) Y para enviarlos a predicar; 3) Con poder de expulsar los espíritus inmundos (Mc 3,13-15) Esta segunda convocación, es la puesta en practica del llamado anterior. Este segundo llamado es exigente para el enviado, quien ha de ir libre de todo tipo de atadura. Es una ordenanza de desprendimiento, en la que nada podían llevar, excepto un bastón, este bastón hace la diferencia de los relatos paralelos de Mateo 10,9-10 y Lucas 10,4; en Marcos el bastón evoca a Ex 12,11, como quien se apresta para cumplir la misión. La misión es de exigencia y radicalidad, no llevar para el camino: “Ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; y que fueran calzados con sandalias y no vistieran dos túnicas” (Mc 6,8-9; Cfr. Mt 10,9-10; Lc 10,4) “Porque el obrero merece su paga” (Mt 10,10). 

El que anuncia el reino en nombre de Jesucristo vive desde la providencia de Dios (Mt 6,25-34) deja de estar apegado a cosas, vive en disponibilidad de interiorizar la Palabra de Dios y colocándose en intima relación con la misión de Jesús; quien optó por ser pobre (Fil 2,7): “Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nido: pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8,20). 

En este segundo llamado se le da poder a los discípulos sobre la expulsión de los espíritus inmundos (Mc 6,7; Cfr. Mc 3,15) ellos son enviados a llevar la Paz, porque el reino de Dios es paz, recrea la pedagogía de la tierra nueva y de los cielos nuevos (2P 3,13; Ap 21,1; Is 65,17) desterrando el sufrimiento que oprime a los que han alejado de Dios o a los que se han alejado. El reino se anuncia e irrumpe rompiendo las barreras del mal, por eso si los discípulos no son recibidos deben salir e ir a otro logar, el sacudir el polvo de los pies es símbolo de rechazo (Mc 6,11; Cfr. Mt 10,14; Hec 13,51), de esta manera, les manifiesta que así como Él aceptó el rechazo, deja atrás a los que lo han rechazado y continua su misión en otro lugar (Mc 6,6b).  

De esta manera, el anuncio es la invitación establecida por Jesús al inicio de su predicación (Mc 1,15) Este es el anuncio de la Palabra, que invita a volver a Dios (Mc 6,11) Pero para esto es necesario que el pueblo sea liberado de los espíritus inmundos, del mal, de sus enfermedades, consagrándose a  Dios por medio del aceite (Mc 6,13): “El aceite de oliva era un remedio casero muy conocido (Is 1,6; Lc 10,34; St 5,14), pero aquí ungir con aceite tiene además un carácter simbólico relacionado con la curación milagrosa…Ahora es un rito religioso, en nombre del Señor, acompañado de la oración, para obtener del Señor la curación del enfermo y el perdón de los pecados (Mt 9,1-8)[2] 

A modo de conclusión: 

1.      Jesús los envía de dos en dos: Un compañero es apoyo: “Si uno cae, lo levantará su compañero; per ¡ay del solo! que cae!, no tiene quien lo levante” (Ecle 4,10).
2.      La existencia de una segunda persona da credibilidad (Jn 5,31-32.39; 8,14; Ex 4,1-9; Nm 16,28; 35,30; Dt 17,6;19,15) Esto es importante al momento de mandar a los discípulos a dar testimonio. Un compañero engendra responsabilidad.
3.      El énfasis para los discípulos: Es predicar (Mc 6,12), Expulsar espíritus inmundos, y Sanar a los enfermos (Mc 6,7.13). 

Recuerden que es una sola la Palabra de Dios que se desarrolla en toda la Sagrada Escritura y uno solo el Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados (San Agustín. In ps 103,4,1).


[1] CASALINS, Guillermo. OTRO TEXTO PARA NO LEER:RFLEXIÓN Mc 1,14-20. Medellín, enero 22 de 2012
[2] SUB. LA BILBIA DE ESTUDIO, DIOS HABLA, Comentarios a Mc 6,13 y St 5,14. 

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