Mc 5,21-43
“Caminar
por la senda de la humildad si quieres llegar a la eternidad. Cristo, en cuanto
Dios, es tu destino. Cristo, en cuanto hombre, es tu camino. Vete a Él, pero
por Él” (San Agustín. Serm. 123,3,3).
La fe es compartir
nuestra vida en Cristo, es aceptar el mandato principal que Jesús coloca como
la fuente primera de toda relacionalidad con Dios y los hermanos (Mc 12,28-31;
Mt 22,34-40; Lc 10,25-28) Este mandato resume la ley y los profetas (Mt 22,40)
camino hacia el Reino de Dios (Mc 12,34) vida en la vida en Cristo (Lc 10,28).
Todo aquel que asume vivir en el Reinado de Dios ha
de practicar la justicia delante de Dios (Cfr. Rm 3,21-22; Mt 25,35-39) Compromiso
de fe que nos lleva a la salvación. La fe es esperar contra toda esperanza (Rm
4,18), esperamos aunque estemos sin esperanzas (Heb 11,1), es entrega al
servicio del amor a Dios y al prójimo (St 2,14-26) Por esta razón, el evangelio
de Marcos nos coloca frente a dos realidades: 1) Dudamos: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aun no tienen Fe?
(Mc 4,40); 2) Creemos (Mc
5,21-43): “_Hija tu fe te ha salvado” (Mc 5,34); “_No temas, basta que tengas
fe” (Mc 5,36).
De esta manera, Marcos propone la fe como un
contacto personal con Jesús que salva, es tocarlo: Fe es esperar su mirada
misericordiosa, es estar en dialogo con Él, es un encuentro personal con Jesús;
es entrega total al amor fiel de Dios, capacidad de vencer el mal, de vencer la
muerte, la fe da vida eterna (1Cor 15,26).
Combatir la fuerza del mal es tarea del creyente,
es llamado a estar con Jesús, a predicar y con poder de expulsar el mal (Mc
3,14-15) Todos estos actos se hacen en nombre de Jesús, porque el reino de Dios
ya está presente (Mc 1,14-15) La enfermedad en el evangelio de Marcos debe ser
curada (Mc 1,32-34) porque es causa de opresión, debilita la fe y se opone al
reino. Por esta razón, hay que combatir el mal y la enfermedad (Mc 2,5.10-12;
4,40).
El texto de hoy ha de entenderse desde la lucha
contra el mal, porque para vivir en el reino de Dios es necesario estar
convertido-curado y sin ningún tipo de opresión: La mujer temerosa de su fe, es
curada de su larga enfermedad, al acercarse a Jesús con la esperanza de lograr
lo imposible, ha esperado contra toda esperanza. La enfermedad en Israel era considerada
como consecuencia de los pecados cometidos; por lo tanto, a la persona se le marginaba,
se le consideraba impura, el que se acerque a una persona impura recibe la
misma suerte (Lev
15,19-30).
En este caso, la Mujer al oír de Jesús se acerca y
lo toca, Jesús la mira y entra en dialogo con ella, al momento queda curada:
Hija tu fe te ha salvado; la fe es la razón trascendente que nos pone en
contacto con el Señor. Ella cree y se salva. La fe salva (Mc 4,34). De tal manera,
no podemos actuar como los discípulos que dudaron (Mc 4,34.40), sino actuar con
fe, la fe salva al tener contacto con Jesús (Mc 3,10; 6,56; 4,27-30).
En el pasaje
contiguo al de la mujer enferma, esta el episodio de la hija de Jairo, este se
había acercado a Jesús, le pide por su Hija que le imponga las manos para que
la salve. En el camino con Jesús después del acontecimiento de la mujer que es
curada de su enfermedad, se entera que su Hija ha muerto y le insisten que no
moleste al Maestro. Pero Jesús le dice: “No temas, basta que tengas fe”. Jairo está convencido que Jesús curará a la niña (Mc 5, 23). Jesús
restaura la vida de la niña. La niña tenían que oír la voz del Señor: “La niña no está muerta, sino dormida” (Mc
5,39). Jesús toma a la niña por la mano y dice: “Talitá kum!” _ Chiquilla, te
lo digo a ti, ¡Levántate! (Mc 5,41) _ Ella se levanta.
La fe en Jesús es el camino de salvación, esto nos lo plantea Marcos con
estos dos pasajes: Las dos
mujeres son curadas. Una tenía doce años, la otra llevaba doce años teniendo
hemorragia y doce años padeciendo exclusión. A los doce años la muchacha,
empieza a morir. Jesús vence el mal, da la salud: “Tu fe te ha salvado” y devuelve
la vida: “¡Levántate!”. Las dos son salvadas por la fe en Jesús.
La fe cristiana implica:
1.
Contacto
personal con Jesús, quien es el único mediador que salva: “Él no necesita, como
los otros sumos sacerdotes, ofrecer cada día sacrificios, primero por sus
pecados y después por los del pueblo; pues eso lo hizo de una vez para siempre,
ofreciéndose a sí mismo” (Heb 7,27; 1Tm 2,5).
2.
La
mirada de Jesús, es el diálogo que salva: “Tu fe, te ha salvado, vete en paz”
(Mc 4,27; Jn 8,11). Este es el encuentro personal con Jesús.
3.
Entrega
total al amor fiel de Dios. Capacidad de vencer la muerte: “Chiquilla, te lo
digo a ti, ¡Levántate! (Mc 5,41; Lc 7,11-17; Jn 11,25-26.43-44).
A manera de conclusión:
1. La
mujer, al demostrar su fe, es merecedora de sanación y salvación.
2.
Los dos acontecimientos tratan de
impureza ritual: La mujer no está limpia por su flujo de sangre (Lev 15, 25-30).
La niña no está limpia porque está muerta (Num 19, 11-20). Quien sea que las
toque también quedará impuro al hacerlo.
3.
La mujer ha sufrido doce años y la niña
tiene doce años.
4.
A la niña y la mujer se les llama
“hija” (Mc 5, 22.34).
5.
Los dos pasajes: El de la hija de Jairo
y el de la mujer no son solo relatos de sanación, sino de liberación e
historias de salvación.
6. Jairo y la mujer confían que al contacto con Jesús, se cumplirá lo esperado. Jesús reconoce
la fe en la mujer, diciendo: “Hija, tu fe te ha salvado”. Y a Jairo, Jesús le dice,
“No temas, basta que tengas fe” (Mc 5, 36)[1].
“Cree para entender. Y entiende para creer”.
(San Agustín. In
epist. Joan, 29,6)
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