sábado, abril 28, 2012

YO SOY EL BUEN PASTOR



Jn 10,11-18 

“El amor del que apacienta las ovejas del Señor debe ser tan grande que sea capaz de vencer incluso el temor natural de la muerte, que hace que nos resistamos a morir aun cuando deseamos vivir con Cristo” (San Agustín, Trat. sobre Evang. S. Juan, 123, 5).

Jesús Resucitado asume la imagen y condición del Buen Pastor aplicada en el Antiguo Testamento a Dios y a los que dirigen (Sal 23,1; Is 40,11; Jr 23,1-6; Ez 34,11-31; 37,24). Este titulo también es atribuido a Jesús en el Nuevo Testamento (Mc 6,34; Mt 9,36; 18,12-14; Lc 15,4-7; Jn 10,1-21; Heb 13,20; 1P 2,25; 5,4; Ap 7,17) enmarca la necesidad de la comunidad de colocar a Jesús resucitado como el que dirige, como el Buen Pastor del nuevo pueblo de Dios, de igual manera es tarea que se le encomienda a los que han aceptado el llamado de la comunidad para su dirigencia y pastoreo (Jn 21,15-19).

Como miembros de este nuevo rebaño, pueblo de Dios, por la misión encomendada por Jesús resucitado, los pastores de este rebaño de bautizados (Mc 16,15-18; Mt 28, 18-20; Hec 1,7-11) están llamados como bautizados a seguir el pastoreo a imagen del Buen Pastor, acogen a los hermanos, dan la vida por ellos, se hacen pescadores de hombres (Mc 1, 17; Lc 5, 10) es decir, son los que viven como discípulos del Buen Pastor:

1.      Llamados por el Buen Pastor (Jn 1,35-37).

2.      creando  relaciones de mutuo conocimiento y comunión (Mc 3,31-35; Jn 1,38-39).

3.      Dejando que sea el Buen Pastor que  vaya delante de ellos (Jn 10,4).

4.      El Buen Pastor es quien guía a la comunidad (Jn 10,16).

5.      La comunidad es sensible a su voz, reconoce al Buen Pastor (Jn 10,4.16.27).

6.      La comunidad sigue al Buen Pastor (Jn 10,4.27)[1].

Desde esta perspectiva, debemos tener presente que el Resucitado es el Buen Pastor porque ha dado la vida por sus ovejas (Jn 10,11; Cfr. Jr 23,36-6; Ez 34,11-31) y la cuida con amor, Él es el amigo del rebaño y se entrega a su cuidado arriesgando la vida por este amor: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando” (Jn 15,13-14). Los que asumen esta misión de dirigencia y pastoreo en la comunidad han de ser obedientes a las Palabras del Buen Pastor.  Jesús como Buen pastor llama  y el que es llamado a este pastoreo en su nombre, se hace contradicción frente a los que no escuchan su voz y no son obedientes a sus Palabras, son malos pastores, porque son como el asalariado que no les importa en nada las ovejas (Jn 10,12-13; Cfr. Jr 23,1-3ª; Ez 34,1-10).

Jesús Resucitado es el buen Pastor, que arriesga todo por su rebaño, y da la vida por sus ovejas (Jn 10,11) Él es el Buen Pastor, es el YO SOY, nombre del Señor. Nombre del Dios que se le reveló a Moisés (Ex 3,14) del Dios que se solidarizó con el sufrimiento del pueblo, el YO SOY, es El Dios de los profetas,  que está con el pueblo (Is 43,24; 44,24- 25; 45,5.18.19; 46,9) Jesús al utilizar este nombre se identifica con Dios. Y al referirse a sí mismo, se hace uno con Dios mismo, es el YO SOY, principio y fin de todo lo creado (Ap 1,8.17; 2,8; 21,6; 22,13; Is 41,4; 44,6).

Este nombre es el que la comunidad Joánica da a Jesucristo en su acción como Pastor:

“Yo soy, que hablo” (Jn 4,26). − “Yo soy el pan de vida” (Jn 6,35). − “Yo soy el pan vivo” (Jn 6,51). − “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12; 9,5). − “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Jn 8,58). − “Yo soy la puerta de las ovejas” (Jn 10,7). − “Yo soy la puerta” (Jn 10,9). − “Yo soy el buen pastor” (Jn 10,11). − “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25). − “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Jn 14,6). − “Yo soy la vid verdadera” (Jn 15,1). 

De esta manera, Jesús es identificado con Dios, él y el Padre son Uno (Jn 10,30; 17,10) y se identifica con su rebaño, se hace uno con ellos, si permanecen unidos (Jn 15,4; 17,11) así como es uno con el Padre, conoce a las ovejas, experimenta su alegría y esperanzas y es atento a sus quejas como Dios con su pueblo. De la misma manera como el Padre lo conoce y él conoce al Padre (Jn 10,15) Esta unión entre el Padre y el Hijo permite la comprensión de identificar a Jesús como igual a Dios que los judío percibieron pero no aceptaron (Jn 1,1; 2,11; 8,16.29; 10,33; 14,9-10; 17,11.21). Esta es la interrelación entre el Padre y el Hijo (Jn 14, 20) Por esto, Juan coloca  esta relacionalidad desde el principio hasta el final del evangelio: 

¾    “En el principio existía la Palabra la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios” (Jn 1,1).

¾    Jesús les dice a los líderes judíos, “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10,30).

¾    Frente al rechazo de los judíos, Él los cuestiona: “Aunque a mí no me crean, creed al menos por las obras. Y así sabrán y conocerán que el Padre está en mí, y yo en el Padre” (Jn 10,38).

¾    En  Jn 17, Jesús ora por los discípulos, “Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí, y yo en ti”. (Jn 17,21).

¾    Jesús resucitado los envía de la misma manera que el Padre lo envío (Jn 20,21-23). 

A modo de conclusión 

1.      Esta relacionalidad  de mutua comunión entre el Padre  y el Hijo (Jn 17,22) es participación para  todos los que el Padre le ha dado (Jn 17,6) y para los que creen haciendo lo que Él les manda y para los que van a creer en Él por las Palabras de los que han sido enviados como pastores (Jn 17,20; 20,29).

2.      El llamado es ser servidores del rebaño de Dios, gastar la vida por Jesús y por el pueblo de Dios. (Jn 3,16). Es dejar de desoír las Palabras del Buen Pastor y empezar a hacer su voluntad para hacer lo que Él manda (Jn 15, 13-14).


“Oh Dios, que eres siempre el mismo, conózcame a mi, conózcate a Ti”     (San Agustín. Sol.  1,1,1).


[1] Cfr. CASALINS, Guillermo. Otro Texto para no leer. Reflexión: Jesús Resucitado el Buen Pastor. Jn 10,1-10. Mayo 201).

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