sábado, febrero 04, 2012

“TAMBIÉN ALLÍ DEBO ANUNCIAR EL MENSAJE”



 MC 1,29-39



¡Y ay de mí si no lo anuncio! (1Cor 9,16)

¿Acaso Tú, aunque presente en todas partes, has arrojado lejos de ti nuestra miseria y permaneces inmutable en ti en tanto que nos dejas  a nosotros ser zarandeados por nuestras pruebas? Y, sin embargo es cierto que, si nuestros suspiros no llegasen a tus oídos, ninguna esperanza quedara para nosotros” (San Agutín. Confe 4,5,10)



La espiritualidad cristiana del seguimiento se desarrolla en la pedagogía del camino: anuncio de la Palabra de Dios, formación en la oración al Padre  y fe en Jesucristo Muerto y Resucitado, espiritualidad que abre el espacio de la liberación de todo tipo de esclavitud. La pedagogía de Jesús consiste en la acción de su triunfo sobre el espíritu del mal.

Esta pedagogía es el camino de conversión, por el anuncio de la Buena Nueva y de las liberaciones de los pecados (espíritus del mal). Indicios de estas liberaciones que se están gestando, es que el anuncio de la Buena Nueva de Dios llega a los corazones: transformando a hombres y mujeres de su condición deshumanizada a la restitución de su humanidad, sacándolos del escándalo de los sepulcros, de la indignidad del sentirse nada y de la muerte (Mc 5,1-43) que para la tradición judía era la ausencia, el alejamiento total de Dios:

La amargura se me volvió paz cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía  y volviste la espalda a todos mis pecados.  El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa.  Los vivos, los vivos son quienes te alaban: como yo ahora. El padre enseña a sus hijos tu fidelidad” (Is 38,17-19; Cfr. Is 38, 10-14; Mc 12,27; Mt 22,32; Lc 20,38; Ex 3,2-6).

Todo esto sucedes para que evidenciemos que el reino de Dios esta cerca y presente en Jesús (Mc 1,15). Los testigos de esta realidad son los discípulos que empiezan a vivir esta experiencia en la pedagogía de la espiritualidad, ellos son seguidores, van junto al Maestro que desarrolla su actividad liberando (exorcizando), los instruye desde la pedagogía del Padre, que libera, sana, llama, crea. Seguir a Jesús es hacer camino, el camino de la pedagogía espiritual en la escuela de discípulos, este es un camino que se recrea en el camino y en la dinamicidad de la casa, esta es una acción dinámica que transforma la condición de vida de hombres y mujeres.

La acción pedagógica de Jesús guía, instruye en el camino, libera en la casa, no impone, acepta la libertad humana, Jesús va guiando, va instruyendo y asocia a sus discípulos a su proyecto, porque todo lo ha recibido del Padre (Cfr. Jn 5,17; 8,26. 28-29) Esto es lo que nos hace permanecer fieles a Él y seguirle libremente: “Si ustedes se mantienen files a mi Palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Jn 8,31-32), es decir libres de la esclavitud del pecado (Cfr. Jn 1,14.17; 3,21; 4,23-24; 17,17.19).

La espiritualidad cristiana nacida de la libertad irrumpe en el camino, pero a la vez irrumpe en la casa espacio teológico que Marcos coloca como lugar de encuentro, de liberación de la enfermedad; es la Eclessia de Dios, la casa de servicio (Mc 10,45) casa de evangelización, Es la nueva Betel- Bet Él- (cfr. Gn 12,8;13,3;28,10-19; 35,15) Jesús abre la casa de Dios donde los discípulos viven y experimentan la voluntad del Padre (Cfr Mc 3,31-35) es el entorno de la gratuidad del Padre.

Al darse este espacio de liberación y constante evangelización, Jesús coloca su relación con el Padre como prioridad, se aparta al desierto de su intimidad en disposición de oración. A parte de su relación filial la oración   es lo que une aún más a  Jesús en intimidad con el Padre; de la misma manera los seguidores de Jesús están unidos con Él y con el Padre (Jn 15) Este  encuentro es la oración de la comunidad en la casa del Padre, que crea unidad, porque donde se reúnen en su nombre allí está Él (Mt 18,20).

La oración siempre es un encuentro con el Padre, es experiencia única de íntima relación del encuentro inagotable del peregrinar hacia Él:

La oración es una lucha para no detenerse en el camino de la libertad (…) Es un éxodo continuo, a la luz de Dios que ilumina la noche, que impide que caiga en la trampa del pensamiento del hombre, es decir, en la tentación: “Bendigo al Señor que me aconseja; aún de noche mi conciencia me instruye; pongo al Señor ante mi sin cesar; porque Él está a mi diestra, no vacilo. Me enseñará el camino de la vida (Sal 116, 7-8.11) Precisamente es una lucha, la oración es una experiencia de libertad (Cfr. Gal 4,6; Rm 8,15) y de alegría incontenible que viene de lo profundo, que no se deja vencer”[1]. 

A modo de conclusión

1.      El cristianismo es praxis de espiritualidad, es la caminada del seguidor, que va tras las huellas de su maestro, que ilumina la pedagogía divina con su realidad, que contagia a la comunidad, la renueva, la trasforma; al igual que Jesús es infatigable anunciador de la Buena Nueva: “Vamos a los otros lugares cercanos; también allí debo anunciar el mensaje, porque para eso he salido” (Mc 1,38;  Cfr. Lc 4,43).

2.      Es la apertura de la nueva casa, la eclessia -asamblea de Dios- lugar de la escuela del discipulado, espacio teológico de encuentro con la palabra; casa de Oración (Jn 2,16; Cfr. Sal 69,9), casa de anuncio y estudio-reflexión de la Buena Nueva, que propicia la renovación de creaturas a criaturas de Dios; esta es la casa de los que allí hacen la voluntad del Padre, como la nueva familia liberada y liberadora.

¡Y ay de mí si no lo anuncio! (1Cor 9,16)


[1] T. BECK; U. BENEDETTI, VV.  Una comunidad que lee el Evangelio de Marcos. Bogotá 2009. San Pablo. P. 67

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