Mc 1,40-45
¿Qué es la maldad sino el ansia de dañar? ¿En qué consiste el engaño
sino en hacer una cosa y simular otra? ¿Qué es la adulación, sino una seducción
por medio de alabanzas falsas? ¿Qué es la envidia sino el odio a la felicidad
ajena? ¿Qué es la detracción sino la represión más mordaz que veraz?
(San Agustín. Serm 353,1)
La acción de
Jesús demuestra que este reino se ha hecho realidad porque su enseñanza es novedosa,
con Palabra de Dios y autoridad. Su
acción pedagógica es rescatar al hombre
y sacarlo de su condición deshumanizada para elevarlo a la dignidad humana, el
los libera de los espíritus inmundos (Mc 1,21-29), toma de la mano al enfermo y
lo incorpora a la nueva comunidad, ora al Padre, es incansable en el anuncio de
la Buna Nueva (Mc 1,29-39).
Estas acciones
se presentan como manifestaciones solidarias de un Dios humano y humanizante
que ha bajado a su pueblo para liberarlo (Ex 3,7-9) es la cercanía de
quien se hace pueblo con el pueblo (Jn 1,14):
Señor, tu has sido bueno con este
pueblo tuyo; has cambiado la suerte de Israel; has perdonado la maldad de tu pueblo y todos sus pecados (…) Oh
Señor, ¡muéstranos tu amor, y sálvanos! (…) El amor y la verdad se darán cita,
la paz y la justicia se besarán, la verdad brotará de la tierra y la justicia
mirará desde el cielo. El señor mismo traerá la lluvia, y nuestra tierra dará
su fruto. La justicia irá delante de Él, y le preparará el camino. (Sal 85,1-2.
7. 10-13)
Esta
solidaridad, es novedad en el mensaje de Jesús, sus coterráneos hablaban de
leyes y él plantea el espíritu de la Palabra de Dios, habla de lo que ha
escuchado del Padre (Jn 12, 49-50) Esto es lo que anuncia, el pueblo se
regocija con la novedad del anuncio que llega: “El Señor dice: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies
(…) ¡Yo mismo hice todas estas cosas, y así empezaron a existir! Yo, el Señor
lo afirmo. El hombre en quien yo me fijo es el pobre y afligido que respeta mi
palabra” (Is 66, 1.2).
La acción
realizada por Jesús, es rescatar al que por ley y religión ha sido rechazado
(Lv 13,45-14,1-57) Pero a la vez, Él se expone a ser considerado igual de
impuro al violar la ley establecida (Lv 5,3; Nm 5,2) Jesús rompe con todo
estereotipo que excluya a hombres y mujeres. En el reino de Dios los
despreciados y marginados o excluidos son tomados en cuenta, novedad del amor
de Dios, que hace salir el sol sobre buenos y malos (Cfr. Mt 4,45) invitando a
no juzgar al otro (Lc 6,36-38) sino vivir
desde el respeto mutuo, de hacer al otro lo que no queramos que nos hagan a
nosotros: “Así pues, hagan ustedes con
los demás como quieran que los demás hagan con ustedes” (Mt 7,12; Cfr. Lc
6,31).
Jesús asume
una actitud de vida contraria a los hombres religiosos de la época, se deja
tocar de la mujer impura (Mc 5), se acerca a los leprosos, come con publicanos
y recaudadores de impuestos (Lc 19,1-10) habla con samaritanas (Jn 4) no
condena a la mujer sorprendida en adulterio (Jn 8) no rechaza a la pecadora (Lc
7,36-50) A todos le tiende la mano y los libera de su situación: “Tomándola de la
mano la levantó” (Mc 1,31).
Jesús realiza
su acción con libertad se coloca al lado del marginado, lo incluye en su
proyecto no mira la condición de la persona, solo quiere que cambie, que su
corazón sea transformado por la palabra: “No
guardes en secreto el mensaje profético que está escrito en este libro, porque
ya se acerca el tiempo del cumplimiento. Deja que el malo siga en su maldad, y
que el impuro siga en su impureza; pero que el bueno siga haciendo el bien, y
que el santo siga santificándose” (Ap 22,10).
Jesús da libertad al que está enfermo: “Si quieres, puedes limpiarme de mi
enfermedad” (Mc 1,40) esto hace que aquel que se acerca a Él, se le realice
lo que pide “Quiero. ¡Quedas limpio! (Mc
41) El respeto al otro es sagrado, aunque muchos lo demuestran con ingratitud
(Lc 17,11-19).
A modo de
conclusión:
1. El
proceder de Jesús solo puede hacerlo quien vive intensamente la humanidad en
Dios; el leproso como muchos otros en los tiempos de Jesús era despreciado y
excluido por la sociedad y las leyes religiosas. Al acercarse a Jesús y quedar
limpio recobra su dignidad, ya no grita:
¡Impuro, impuro!” (Cfr. Lv 13,1-2.44-46) sino que ahora, anuncia todo lo
que había pasado (Cfr. Mc 1,45) Rompe con el silencio que Jesús le había pedido.
Se hace discípulo del Señor.
2. Todo
acto discriminatorio es contrario al proyecto de Dios, Jesús combate el mal, combate a quién
discrimina por la ley y la religión, hoy tenemos muchos tipos de
discriminaciones dentro de la Iglesia, grupos que en su fanatismos son
intolerantes frente a las propuestas de
fe más refrescante para acercarse a Jesús, es una fe con sabiduría sin
hacerle reproches a nadie: “Si algunos de
ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará; pues Dios da a
todos sin limitación y sin hacer reproche alguno. Pero tiene que pedir con fe,
sin dudar nada; porque el que duda es como una ola del mar, que el viento lleva
de un lado a otro. Quien es así, no crea
que va a recibir nada del Señor, porque hoy piensa una cosa y mañana otra, no
es constante en su conducta” (St 1,5-8)
3.
Si vivimos desde la espiritualidad del
discipulado no se nos permite hacer ningún tipo de discriminación. Sin fe todo
acto sería contrario al Reino de Dios, sería alejarse de Jesús, porque él
favorece al pobre, al marginado, al despreciado: “El hermano de condición humilde debe sentirse orgulloso de ser
enaltecido por Dios” (St 1,9).
“¡Oh amor, que siempre ardes y no te extingues! ¡Oh caridad!
Enciéndeme” (San Agustín. Conf. 10,29)
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