sábado, julio 16, 2011

EL REINO DE DIOS


Mt. 13,24-43

“Actuando así, enseñaste a tu pueblo que el hombre justo debe ser bondadoso; y llenaste a tus hijos de una bella esperanza, a darle la oportunidad de arrepentirse de sus pecados” (Sab 12,19)
Gran preocupación causa seguir confundiendo nuestro ser cristianos con prácticas externas y sobre todo, ser bautizados sin identificarnos con lo que representa el bautismo en el cristiano. Por otra parte, seguir alimentando que nosotros somos más católicos que cristianos, crea confusión en la gente. La institución no podemos seguirla considerando como nuestra religión, ya sabemos que somos religiosamente seguidores de Jesús resucitado y como tales debemos interpretar nuestro actuar en la vida, no podemos confundir el ser cristiano con el ser dentro de la institución, lo segundo debe llevarnos a vivir lo primero: “No nos sentimos identificados como cristianos, no reconocemos que es nuestra religión; la institución católica nos lleva a vivir la religión, no es la religión cristiana que nos lleva a vivir la institución como religión[1]”. Esto implicaría replantear el comportamiento que hemos tenido dentro de la Iglesia de Jesucristo hasta el momento, frente a la vivencia del Reino de Dios, testimoniada en la reflexión orada de la Palabra.
La palabra de Dios cuestiona y llama por medio del Espíritu para que la reflexionemos en oración, como no sabemos hacerlo, es el Espíritu que lo hace frente a Dios por nosotros. Según San Pablo, este clamor, el Espíritu lo hace como un gemido que no puede expresarse con palabras humanas (Cfr. Rom 8,26-27) Algunos han querido aquí reforzar la idea de la oración en lenguas, pero el mismo pablo nos ratifica que esta oración se hace en espíritu para poder ser entendible en la comunidad (1Cor 14,14-19; Cfr. Gal 4,6) La palabra de Dios orada y reflexionada es la que germina en los terrenos bien abonados donde se dan granos como algunas espigas, unos cien, otros setenta y otros treinta (Cfr. Mt. 13,8-9).
En el contexto  de las tres parábolas: 1- La mala hierba entre el trigo (Mt 13,24-30.36-43);  2- Semilla de mostaza (Mt 13,31-32; Cfr. Mc 4,30-32; Lc 13,18-19); 3- La levadura (Lc 13,20-21) precedidas de la del Sembrador, plantean la irrupción del Reinado de Dios,  anunciado en parábolas “para que se cumpliera lo que había dicho el profeta: -Hablaré por medio de parábolas; diré cosas que han estado en secreto desde que Dios hizo el mundo” (Mt 13,35; Cfr. Sal 78,2) Según la tradición, este texto que Mateo toma del salmo 78, 2; corresponde al compuesto por Asaf, quien fue considerado vidente o profeta (-2 Cro 29,30-) En este sentido, recordemos que una de las características de Mateo, es resaltar el cumplimiento en los acontecimientos de Jesús, de lo que Dios había anunciado por medio de los profetas (Mt 2,15.17.23; 4,14; 8,17; 13,14.35; 21,4; 26,54.56; 27,9).

En este sentido hacemos un breve comentario sobre el significado de estas parábolas en el Evangelio de Mateo:
1.      La mala hierba entre el Trigo (Zisaña), El que esparce la semilla es el Hijo del hombre, el campo aparece como el mundo, la buena semilla son los que creen en Jesús Resucitado y son del reino, los que no son del reino crecen como la mala hierba, se inclinan al mal, no reconocen a Jesús Resucitado. La cosecha representa el juicio del mundo (Cfr. Is 17,5; Jl 3,12-13;- 4,12-13-; Mt, 3,12; 25; Ap 14,14-20) Por esta razón, los que no creen, ya están condenados (Cfr. Jn 3,18; 5,24; 12,44-50) Son juzgados por la misma Palabra (Jn 12,44-50) Son los que se niegan ser del Reino. No se han convertido, viven alejados de Dios. En cambio, los que son del reino crecen como el trigo al lado de la mala hierba; reciben la Palabra, se convierten y nacen de nuevo en el Espíritu (Cfr. Jn 3,5-7, 4,23-24) son asociados al reino, dando testimonio de él en la comunidad eclesial pos-pascual.
2.      Semilla de mostaza, El reino de Dios se da en el silencioso crecimiento de la semilla, de la misma manera, la Palabra se da en la sensibilidad de Dios al pasar (1R 19,12-13) Así en el silencio de la Palabra va creciendo el reino de Dios. El campo es la Iglesia-comunidad y el árbol que crece más que las otras plantas del huerto, es la misma comunidad en crecimiento. Las demás plantas  del huerto, son los que pertenecen a la Iglesia, pero no se comprometen con Jesús Resucitado. Las ramas son las comunidades creyentes, dentro de la Iglesia comunidad pos-pascual, que darán los frutos requeridos (Cfr. Ez 17,23; Dn 4,12 {9}.20-21 {17-18}) Y allí, anidarán los hijos de Dios que pertenecen al reino.
3.      La levadura, La masa es la Iglesia pos-pascual, la Palabra dada por Jesús Resucitado es la levadura que fermenta las comunidades de creyentes, que por medio de la reflexión orante de esta Palabra, hace crecer nuevas comunidades dentro de la Iglesia. Ella se convierte en comunidad de comunidades, propiciando los espacios en los que Dios se manifiesta como quien se da a conocer en la comunidad, porque el reinado de Dios comienza “YA” en la comunidad.
El camino está por recorrer, la parábola del Sembrador, junto a las tres parábolas comentadas, enfatizan que por medio de la conversión, a través de la Palabra de Dios orada y reflexionada, hacemos visibles el reinado de Dios; pero que, sin la conversión pedida por Jesús (Mc 3,15) y sin creer en Él (Jn 1,10-11; Cfr. Jn 3,16; 7,7; 12,31; 14,17; 16,8.11; 17,9.14) y sin el vínculo de la palabra orada, reflexionada, y sin hacer la voluntad de Dios (Mc 3,31-35) no se puede presencializar y vivenciar el reinado de Dios en la historia salvífica del creyente y del no creyente.
Por lo tanto, para que ésto se dé, es necesario creer en Jesús Resucitado (Jn 1,12) esta sería “la respuesta de la humanidad que se da con la mente, con el corazón, con toda la persona, a la acción salvadora de Dios por medio de Jesucristo. Cuando cree la humanidad recibe la vida eterna  (Cfr. Jn 3,14-16; 6,40; 11,25-26; 20,31)”[2]. Porque “El amor y la verdad se darán cita, la paz y la justicia se besarán” (Sal 85, 10).

[1] Reflexión: Salió el sembrador a Sembrar Domingo 15 del T.O. Medellín 10 de Julio 2011.
[2] La Biblia de Estudio, Dios habla hoy.  Comentario a  Jn 1,12

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