viernes, julio 22, 2011

EL REINO DE DIOS II



Mt 13,44-52

Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?" (1R 5, 9)

La sabiduría de Dios es principio fundamental de su Justicia (Sab 1-19) que se desarrolla  pedagógicamente en la historia de la humanidad, concretizándose por medio de la fe en Jesús resucitado (Rm 3,22) Esta acción pedagógica, es relacionalidad entre la historia humana y la historia de la salvación del creyente y del no creyente.
Desde esta propuesta pedagógica, se abre la realidad del reino de Dios, que se da en el corazón de la comunidad, como justicia de Dios “Busquen primero el reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6,33)  Sembrando esta justicia se logra abrir los caminos de fe en Jesucristo por el anuncio Kerygmático-pre-pascual, pascual y pos-pascual, que a través de la pedagogía de la Palabra Orada y Reflexionada, crece creando comunidad - Iglesia pos-pascual: Comunidad de Comunidades presencializando el Espíritu.
Las reflexiones que se ha hecho sobre las parábolas del reinado de Dios en el capítulo 13,1-52, del evangelio de Mateo: El Sembrador, El Grano de trigo y la mala hierba, El Grano de mostaza, La Levadura, en las reflexiones anteriores, la complementamos con la reflexión de las tres últimas parábolas presentadas en este capítulo: 1. El tesoro escondido (Mt 13,44);     2. La perla de gran valor (Mt 3,45-46);  3.  La red (Mt 13, 51-52) de tradición única en los sinópticos:
1.      El tesoro escondido, El campo representa la Iglesia comunidad pos-pascual, el hombre representa a la gente, el tesoro al reino, el gozo es la palabra recibida. El texto habla de cómo se esconde el tesoro, y luego comprarlo, se puede interpretar esta acción con el tiempo de preparación que debe asumir el creyente en la formación de su vida cristiana para ser consecuente con la vivencia del reino en la Iglesia. Al no asumir esta misión, podemos quedar inmóviles y sin creatividad dentro de la Iglesia, el compromiso y la Palabra son acciones muertas, es decir despilfarramos los talentos recibidos (Cfr. Mt 25, 14-30) Pero quienes asumen el compromiso del reino, venden todo lo que  tienen y con gran gozo asumen la Palabra, la dan  a conocer, crecen en la misión, multiplicando los talentos recibidos.
2.      La perla de gran valor, El mercader quiere mantener la perla, con su prudencia lo logra. Esta acción se puede comparar a la de las vírgenes prudentes (Mt 25, 1-13) que mantienen la luz a la espera del Señor. La Perla encontrada, es el reino, la luz es Cristo. El mercader y las vírgenes representan la Iglesia, sus miembros al descubrir el valor del reino, lo dejan todo, preparan sus lámparas para asumirlo en la caminada, haciéndolo, visible, viable, realizable, y festivo entre los hombres.
3.      La red, El mundo es la red, La Palabra (Jn 12,47-48) es quien hace la selección “para que sean hijos de nuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mt 5,45) Los que asumen el reinado de Dios, son los buenos que han creído, quedan en la cesta, que acoge en su regazo a los  que heredan la vida eterna (Cfr. Mt 25,46)  Los que no asumen, son echado afuera del cesto. Los malos son los que se mantienen en el pecado,  por no haber creído (Jn 16, 9; Cfr. Jn 1,10-11) siendo juzgados al fin del mundo (Mt 25,31-46).

El discurso de parábolas sobre el reinado en el evangelio de Mateo está enmarcado  por la introducción (Mt 13,1-3) y la conclusión - lo nuevo y lo viejo - (Mt 13,51-53) Lo nuevo es la propuesta del reinado que es novedad, es camino, es Jesucristo, es incluyente, es la novedad pedagógica de Dios que a través del Hijo transforma a la comunidad pos-pascual. Lo viejo es toda alternativa amañada en contra del reino de Dios, es decir, egoísmo, no asumir la Palabra, retenerla para no comprometerse, es esconder el reino de Dios en la Iglesia-Comunidad, o pensar que el reino de Dios es solo y exclusivamente para un grupo determinado, son los que pretenden mantener una pastoral de conservación.
En la estructura del Evangelio de Mateo encontramos cinco sermones: 1. Sermón del monte (Mt 5,1-7,29); 2. Sermón de la instrucción a los discípulos (Mt 10,1-11,1); 3. Sermón en siete parábolas sobre el reino (Mt 13,1-52); 4. Sermón sobre la vida de la comunidad (Mt 18,1-35); 5. Sermón sobre el fin de los tiempos (Mt 24,1-25,46)  Las siete parábolas sobre el reino están agrupadas por Mateo en el tercer sermón; en  este sermón Jesús presencializa el reinado de Dios: el reino irrumpe en la pedagogía de Jesús como la Palabra Pronunciada, Reflexionada y Orada, que al dar los frutos o talentos requeridos, propicia la conversión, es decir, cambio de mentalidad, de corazón,  de todo el ser, orientándose hacia el Dios de la vida.
Las parábolas del reino, tienen la particularidad de hacernos entrar en la pedagogía de Dios, que se entrelaza en el caminar de la comunidad que va irrumpiendo en el silencio de la Iglesia-comunidad-pos-pascual, que nos acoge como hijos en el Hijo, nos hace pueblo y nos guía en la “caminada”; así el Hijo nos acoge,  instruye en el camino (Mc 8,31-32ª), nos hace pueblo (1P 2,9), envía junto con el Padre el Espíritu (Jn 14,15-20) “Y que cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en mí. La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el príncipe de este mundo ya ha sido condenado” (Jn 16, 8-11) Por esta razón, la Palabra profética, nos guía y alimenta en la novedad de la conversión (2P 1,19), pero al no asumirla también es propiciación de condena y de juicio.

Desde esta reflexión hacemos un acercamiento al texto de Mt 13,1-52[1], desde el Documento Q, teniendo en cuenta, que en los Evangelios sinópticos, Marcos es la fuente primaria de donde Mateo y Lucas bebieron para su redacción y su composición literaria. Pero a la vez, existe la posibilidad de haber utilizado otra fuente conocida como la fuente Q, de la que se deducen los siguientes elementos:
1.      Crecimiento (Levadura, grano de mostaza -Q 13,18-20)
2.      Como anuncio que los discípulos deben proclamar en las casas y hacer presente mediante curaciones –Q, 10,8-9
3.      Como esperanza consoladora para los pobres –Q 6,20
4.      Como fuerza que avanza derrotando el mal que se ha posesionado de las personas en concreto, de los endemoniados -Q 17,20
5.      Como petición central en la oración dirigida al Padre -Q 11,12

Jesús habla del reinado como una realidad nueva, que distingue todo lo que está empezando a acontecer en torno a su movimiento de lo que existía antes (Q 7,28; 16,16) Pero también, como algo por lo que es necesario luchar o esforzarse, cuya plenitud no se ha alcanzado todavía (Q,13,28-29; 16,16)[2].
Hoy la comunidad cristiana debe ser testigo del reinado de Dios, en la Iglesia de la misericordia desde el horizonte de la conversión pastoral. La conversión pastoral responde al llamado que nos hace el Señor, después de ser bautizado por Juan en el Jordán (Mc 1,9) y de su pasó por el desierto (Mc 1, 12-13): “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,15) La conversión es un camino de encuentro y seguimiento con Jesús: “Síganme y yo los haré pescadores de hombres». Y de inmediato dejaron sus redes y le siguieron” (Mc 1,17-18).
La propuesta que hace Jesús para seguirle es la que la Iglesia de nuestro tiempo está asumiendo con nuevo “ardor”, con nuevo “método” y con nueva “expresión”  respondiendo a la misión continental que se le ha encomendado: “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28,19) Esta Iglesia llamada y convocada a la misión es la Iglesia que no se queda mirando al cielo: “Amigos galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo?” (Hec 1,11) Es la Iglesia que se abre a la misericordia, a la justicia de Dios manifestada por la fe en Jesucristo (Rm 3,21-22) Justicia que manifiesta la acción del amor de Dios a los hombres y mujeres que necesitan conversión: de una pastoral de conservación a una pastoral que no pretende identificarse con estructura rígida, ni a simple participación en actos comunes (Cfr. DA 163; 366)[3].

Esquema de Mt 13, 1-52

 

 
“A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó” (Rm 8,30)

[1] Comentarios Evangelio según san Mateo, capítulo 13
Esta expresión paradójica significa que el pleno conocimiento del Reino de Dios será concedido a quienes reciben la palabra de Jesús con un corazón bien dispuesto. Los que rechazan esa palabra, en cambio, perderán incluso aquel conocimiento que tenían del designio de Dios revelado en el Antiguo Testamento.
La misma sentencia se vuelve a encontrar en Mc. 4. 25 y Lc. 8. 18, a propósito de las parábolas del Reino, como también en 25. 29 y Lc. 19. 26, a propósito del servidor que no hizo fructificar los bienes recibidos de su señor.
Las parábolas velaban la predicación de Jesús y exigían un esfuerzo para penetrar en su contenido. La mala voluntad de algunos los hacía incapaces de realizar ese esfuerzo y, por lo tanto, de descubrir el secreto del Reino de Dios.
«La Palabra» es una expresión característica del lenguaje cristiano, que designa la Buena Noticia de la salvación proclamada por Jesús y los Apóstoles. Ver 1 Tes. 1. 6; Sant. 1. 21-23; 1 Ped. 3. 1.
La «cizaña» es una planta nociva que crece en los sembrados. Es muy semejante al «trigo», de manera que cuando están juntos no se los puede distinguir fácilmente hasta que el trigo no produce espigas.
Ez. 17. 23; 31. 6; Dn. 4. 9, 18. La semilla de mostaza no es absolutamente la más pequeña, pero sí lo bastante como para dar lugar a la comparación de Jesús. Ver 17. 20.
La parábola del «grano de mostaza» expresa el poder de expansión que tiene el Reino de Dios. La de la «levadura» se refiere, sobre todo, a su poder para transformar interiormente a los hombres. En ambos casos, se pone de relieve el contraste entre la pequeñez de los comienzos y la magnitud del final.
«Lo nuevo» y «lo viejo» son todas las riquezas espirituales contenidas en la Nueva y en la Antigua Alianza. (http://www.sobicain.org/shell.asp.  Biblia, el libro de Pueblo de Dios, comentario a Mt 13)

[2] http://www.jesus.teologia.upsa.es/subsecciones.asp?codsubseccion=125
[3] Cfr. CASALINS F. Guillermo. Proyecto Misión Continental. Bogotá 2010.

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