En los cuatro domingos anteriores de pascua, hemos colocado algunos elementos que nos presentan los evangelios para la formación de los discípulos como testigos del resucitado, estos elementos generan confianza en el proceso formativo de los discípulos que caminan detrás del Maestro, quien fue formándolos de acuerdo a la relación vivida junto al Padre (Jn 1,1-18) para que: 1) Llamados por Él (Jn 1,3); 2) Estuvieran con él (Mc 3,13); 3) Con autoridad para sanar las enfermedades (Mc 3,15; cfr. Mc 6,7-13); 4) Siendo testigos de la Resurrección (Hec 1,22); 5) Por medio de la cual se da la denuncia de la realidad vivida (Lc 24,13-24); 6) Al recibir catequesis iluminada por la Palabra (Lc 24,25-29); 7) Y desde ella ser llamados a la conversión (Lc 24,30-32); 8) Para anunciar el mensaje Kerygmático-Pascual (Lc 24,32-35); 9) Abriéndose a la posibilidad de una nueva relación con Jesús que consiste en un mutuo conocimiento y comunión (Cfr. Jn 1,38-39; Mc 3,31-35); 10) Porque Jesús va delante de la comunidad (Jn 10,4); 11) Guiándola y conduciéndola (Jn 10,16); 12) Por medio de su voz y la comunidad es sensible a su voz (Jn 10,4.16.27); 13) Quien le sigue (Jn 10,4.27;) 14) Para ser enviada (Mc 6,7; Mt 10,5-15; Lc 9,1-6)
Estos elementos hacen que el discípulo formado en la comunidad del maestro esté en la capacidad de vivir junto a Él en el mismo lugar a donde Él va a estar. Para que esto pueda ser una realidad, el discípulo debe creer en Dios y en el Hijo (Jn 14,1-4) Todavía el discípulo está un poco preocupado por no saber a dónde ir, porque no han asumido en la vida su compromiso como testigos de la resurrección. La reacción de Tomás al igual que frente a la presencia de Jesús resucitado (Jn 20,5) es de confusión y de incertidumbre, de duda y pregunta: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? (Jn 14,5)
Esta pregunta surge de la incertidumbre que se presenta en la comunidad frente a la propuesta que hace Jesús a la comunidad sobre la presencia del Reino de Dios, tema central en los sinópticos y que Juan solo menciona en el diálogo con Nicodemo condicionándola al nacimiento en agua y Espíritu (Jn 3,3.5) Por esta razón, Jesús Resucitado le manifiesta a la comunidad: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6) y qué solo por él se puede llegar al reino del Padre (Jn 14,6; Cfr. Mt 11,27; 1,18;6.46;Hec 4,12)
Al abrírseles a los discípulos la posibilidad de una nueva relación de mutuo conocimiento y comunión con Jesús, se da la apertura de llegar al conocimiento del Padre, es decir conocer a Jesús es lo que nos da la confianza del conocimiento al Padre. Jesús apela a la relación intimidad que existe entre Él y Padre, esta intimidad se ha dado a conocer pedagógicamente en el evangelio de Juan desde el prólogo hasta el final del Evangelio.
Por esta razón, todo el que se hace discípulo de Jesús también participa del conocimiento del padre (Jn 14,9; Cfr. Jn 12,45; Jn 1,18; Col 1,15; Heb 1,3) y prueba de esta unidad entre el Padre y el Hijo son las obras (Jn 14,10-11) y la promesa dada al que es discípulo es que hará obras más grandes (Jn 14,12) por medio del Espíritu dado por Jesús (Jn 15,5; 16,7) El discípulo estará en capacidad de hacer estas obras siempre y cuando las hagan y las pidan a Jesús, y por medio de ella se manifieste la gloria del Padre: “Yo haré cualquier cosa que en mi nombre ustedes me pidan” (Jn 14,14; Cfr. Jn 15,7; 16,23-24; Mt 7,7-11; 21,22; Lc 11,9-13; 1Jn 3,21-22; 5,14-15)
Jesús Resucitado es el camino (Jn 14,6; Cfr. Sal 16,11; 86,11; Prov 15,24) Verdad y Vida (Jn 14,6; Cfr. Jn 1,4; 3,16; 11,25; 17,3 Cfr. Jn 6,35) Con lo que podemos llegar al Padre (Cfr. Mt 11,27; Jn 1,18; 6,46; Hec 4,12) Jesús abre la posibilidad de conocer al Padre porque lo hemos visto y ha actuado por medio de Él (Cfr. Jn 14,7)
El discípulo que se ha formado en la escuela del Maestro es quien está llamado a asumir este compromiso de conocimiento y de seguimiento, es quien vive en comunión con Jesús a través del cual se conoce al Padre, por la escucha de su Palabra, por las obras realizadas en Jesús glorificamos al Padre y nos hacemos uno con Cristo por medio de la mutua comunión con Él, viviendo en unidad recibiendo la gloria que tenía en su presencia (Jn 17,4) Por medio de la cual nos hacemos uno en la unidad manteniéndonos completamente unidos con el poder del Padre, la coherencia como discípulos de Cristo nos la da la cohesión en el amor para que permanezcamos completamente unidos, como el Padre y el Hijo están unidos (Jn 17,11) porque “todos, en Cristo, somos de Cristo. Y somos Cristo” (San Agustín. In ps 77,3)
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Fiesta de Santa Rita de Cascia.
Hacemos una mención especial en este Domingo 22 de Mayo, que celebramos la fiesta de Santa Rita de Cascia en la Orden de San Agustín.
Es una gracia de Dios para el pueblo que coincida esta fiesta de Pascua con la fiesta de Santa Rita, quien vivió a plenitud en unidad con Jesús resucitado al que reconoció como su camino, como su verdad y como su vida, camino que la condujo al amor para ser glorificada en Jesús por medio del Padre.
Ella mujer admirable que dedicó su vida al servicio del Señor, “Por siglos Santa Rita de Casia (1381-1457) ha sido una de las Santas más populares en la Iglesia Católica. Ella es conocida como la " Santa de lo Imposible " por sus impresionantes respuestas a las oraciones, como también por los notables sucesos de su propia vida. En el convento, la vida de Santa Rita fue marcada por su gran caridad y severas penitencias. Sus oraciones obtuvieron para otros, curas notables, liberación de males y otros favores especiales de Dios para que ella pudiera compartir en el dolor de Su Corona de Espinas, Nuestro Señor dio a Santa Rita una herida de espina en su frente. Fue muy dolorosa y expelía un olor desagradable, pero ella lo consideraba una gracia divina. Ella oraba "Oh amado Jesús, aumenta mi paciencia en la medida que aumentan mis sufrimientos". La herida duró por el resto de su vida”[1].
“Los últimos años de su vida fueron de expiación. Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su cama de paja durante cuatro años. Ella observó cómo su cuerpo se consumía con paz y confianza en Dios.
Las Rosas de Santa Rita: Durante la enfermedad, a petición suya, le presentaron algunas rosas que habían brotado de manera prodigiosa en el frío invierno en su huertecito de Rocaporena. Ella las aceptó sonriente como don de Dios”[2].
Al reconocer sus virtudes, reconocemos la gracia de Dios que se ha ido revelando a lo largo de la historia en la presencia de sus creaturas, creando la comunidad de discípulos creyentes testigos de la Resurrección de Jesús en medio de hombres y mujeres que anuncian en lugares difíciles a Jesús Resucitado.
“Amen la Paz por amor a la unidad. Amen la Paz por amor de Cristo, Cristo mismo es la razón de su unidad” (San Agustín. In Ps 119,9)

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