UN CAMINO: LA EDUCACION

Con el tiempo fuimos descubriendo que lo importante en la vida no es perseguir el sueño que nos propone el silencio de la ignorancia del sentir profundo de las vigilias que se perpetuán en la cercanía del mismo olvido.

Lo que sentimos y vivimos en nuestra realidad colombiana, no debe ser motivo de desesperanza, siempre hay posibilidad al cambio que está lejos de cualquier institución. Nosotros no somos responsables del cambio pero si debemos estar dispuestos a participar con nuestros aportes y eso es lo que se busca cuando queremos sacar a la luz la novedad de propuestas pedagógicas en la formación de proyectos comunitarios.

No hay que perder la expectativa de lo que somos, de nuestra historia, la gran aventura es proponer lo novedoso, sin llegar a violentar el pasado, el presente y acelerar el "porvenir". Es necesario tener la magia de vivir teniendo la certeza que  morir es dejar que otros vivan, es saber retirarse a tiempo, como quien sigue la propuesta que se inicia cada día con el despertar del sol y muere al atardecer. Lo importante de vivir es saber que mañana vamos a morir. Pero sabiendo que vivimos para morir y morimos para vivir.

Quien en la vida quiere desarrollar la idea de construir el pasado en tiempo absoluto es aquel que pierde el horizonte del pasado como un presente que pasó, del presente como un hoy que pasó y del futuro como un presente que viene. Salirse de esta perspectiva es acumular en su corazón fuerzas que les impide ser feliz o le impide desarrollar proyectos.

No perdimos el ayer, no perdimos el hoy y no podemos darnos el lujo de perder el mañana, solo cuando tomamos conciencia que somos nosotros los que hacemos historia, podemos ser protagonistas de nuestra propia historia. No estamos llamados a repetir esquemas, ni a seguir a quien nos imponga el sistema. La idea que existen seres absolutos e irremplazables es desde todo punto de vista un acto suicida para el pueblo. El pueblo a quien le debemos lo que somos, no puede seguir siendo presa de un poder absoluto e irrefutable basado en una dictadura que se disfraza con democracia, como ha sucedido históricamente en Colombia.

La democracia es el acto libre por el cual el pueblo hace sentir su autonomía, un pueblo democrático es quien elige a sus dirigentes, éstos a su vez, están convocados para representarlo y luchar por los ideales de libertad, respeto, progreso, cambio, sustentación, bienestar, no repitiendo los esquemas institucinales de corrupción, sino combatir todo intento de desangre creado por la perpetuidad corrupta que se ha hecho cultura en nuestra sociedad.

El pueblo es democrático cuando tiene poder de decisión, aunque los medios de comunicación le muestren líderes casi convertidos en dioses humanados como en la mitología griega y romana. Los medios de comunicación se conciben como elementos para informar, educar, guiar y ser la voz llameante de la justa distribución del sentido social. Cuando éstos se venden al mejor postor a al gobierno de turno, o se logra que los medios estén al servicio de los estamentos gubernamentales, se pierde el horizonte por los cuales fueron creados; de esta manera el pueblo queda desprotegido desde todos los ámbitos y la democracia deja de ser el espacio de libertad y se convierte en una dictadura: “El hombre cuando se anquilosa pierde la ilusión por vivir volviéndose un dictador de sus propias costumbres”.

Los líderes que piensan representar al pueblo no pueden ser aves de rapiña esperando su oportunidad para caerle a la víctima (el pueblo presa fácil) y oponerse a todo lo que se está estableciendo por el gobierno de turno, esto también atenta contra toda institucionalidad. Los líderes se deben formar para gobernar, para dirigir y orientar proyectos de formación en los cuales sean verdaderos representantes del pueblo y sacar al pueblo de su mutismo. Hoy en Colombia hay muchos que pretenden ser líderes pero se destruyen entre sí, agobiando con su oposición al pueblo sin misericordia y lapidando sus esperanzas, no hay proyectos comunes entre ellos, su único ideal es enriquecerse con sus actos políticos a nombre de sus ideales.

Hoy nos cambian las costumbres, los paradigmas. La constitución política de un país es sagrado no debe ser modificada de acuerdo a los intereses particulares del momento; nuestra constitución hoy es un remiendo de reformas. La constitución del 91, como dicen los que participaron en su elaboración ya casi no corresponde al espíritu con que se desarrolló.

Se compran las conciencias de los legisladores, se les persuade la conciencia. Estamos amparados por una “Seguridad democrática”, basada en odio y una actitud hostil y guerrerista. No podemos negar los resultados que ha dado, llegó en el momentos justo y necesario que se tomara una decisión de esta manera para combatir las fuerzas violentas que atentaban contra todo acto de justicia. La seguridad democrática debe ser acompañada de propuestas eficientes y con proyección de educación, salud, empleo sostenible, oportunidades de vivir dignamente como un pueblo que se desarrolla en busca de su propio camino de búsqueda hacia un desarrollo sostenible.

La ignorancia fomentada en el pueblo es causa de su destrucción, si desarrollamos mecanismos educativos para sacar al pueblo de la ignorancia tendremos muchos caminos de cambio, esto acompañado de estructuras sociales que se ajuste a las necesidades de nuestra gente combatiendo cualquier intento de violencia y de guerra, los violentos no institucionales pierden el objetivo de guerra y los gobiernos de turno el deseo de perpetuarse en el poder. La seguridad democrática debe ir acompañada de seguridad social y desarrollo social que responda a todas las necesidades básicas que le aporten al pueblo las oportunidades de salir de su subdesarrollo.

La inversión social crea un desarrollo sostenible y deja todo tipo de lucha militar sin pisos, con un desarrollo sostenible se combate todo tipo de perpetuidad de corrupción la peor lacra de nuestros gobiernos que no se ha combatido con responsabilidad en los últimos años ha creado más pobreza que casi llega a la miseria en nuestros pueblos; de esta manera sin combatir con fuerza estos movimientos de corrupción ninguno puede pretender perpetuarse en el poder, ni por vía democrática, reformando la constitución a su antojo, ni ningún grupo puede pretender ser el paradigma de la justicia y así perpetuar su “ideología” por la eternidad.

La soberanía del pueblo debe respetarse, los caminos son de diversas maneras para llegar a este proyecto de soberanía pero es indispensable hacerlo con consenso nacional, no a las divisiones partidistas o banderas ideológicas políticas, no a las divisiones por principios religiosos. Es necesario un diálogo común sin uniformidad y sin fundamentalismo y sobre todo con propuestas coherentes en la formación de valores. Un pueblo educado es el fundamento de una buena condición de vida.

Los principios cristianos deben ser la fuente de inspiración para el proyecto de una formación en valores para el respeto, la vida, la salud, a la educación a tener una buena condición de vida, volver como el “Hijo pródigo a la casa del Padre”, sería nuestra actitud frente a la arrogancia dictatorial de nuestros políticos, no se puede seguir permitiendo que se polarice nuestro país por intereses particulares que buscan seguir crucificando al pueblo.

Solo existe un Mesías al que debemos seguir, Jesús el Cristo: el Hijo de Dios, el enviado por el Padre para redimir al hombre y rescatarlo de su miseria y hacerlo digno frente a los ojos incrédulos de la sociedad. Ningún hombre divinizado por un sector del país puede pretender asumir las condiciones de redentor; por esta razón hagamos un llamado a la cordura para que se dé un desarrollo social sostenible para el pueblo, no a la violencia institucional y no a la violencia que parta de la institución.

Como cristianos debemos seguir los principios fundamentales de los valores evangélicos cristianos propuestos por Jesús, estos nos llevan al respeto de los derechos fundamentales del hombre y sobre elevar al más alto nivel del ser humano. Estos principios son constitutivos de todo aquel que asuma en su opción según las exigencias evangélicas de las bienaventuranzas.

Educar en valores con principios comunitarios, sería uno de los principales fundamentos que se debe inculcar en el aprendizaje del educador y del educando, quienes fomentan y pregonan el sistema educativo orientado a la formación de los principios fundamentales de los valores en la persona humana le apuntan a la formación de la comunidad educativa que es la responsable de llamar y convocar a un cambio radical porque el pueblo debe salir de su ignorancia. Un pueblo ignorante es fácil presa de los dirigentes que pretenden obstaculizar estos procesos con métodos educativos que cambian a su antojo sacrificando todo tipo de valores y proponiendo su propia moral y su propia doctrina manipuladora de conciencias de un pueblo que por carecer de principios educativos se pierde en su propio deseo de tener una formación que responda a estas exigencias comunitarias.

La educación en valores y desde una perspectiva comunitaria debe responder a los interrogantes que suscita la sociedad actual, planteando los nuevos paradigmas que actualicen el acontecer de la comunidad educativa; Docentes, estudiantes, padres de familia, el entorno y la sociedad en general, se busca un cambio de perspectiva para una Colombia nueva desde la novedad de la educación en formación de valores.

Todo lo que se emprenda en consecución de un cambio social debe ser proyectado por la comunidad educativa, respondiendo a las exigencias del hoy colombiano. El desarrollo sostenible de la educación debe también ir acompañado por un plan de inversión social en el que se pueda mantener una tasa de empleo justo y bien remunerado pero con potencial de estabilidad laboral, principio y fuente de ajuste de inversión que se proyecte hacia una economía de progreso.

¡QUÉ EL DIOS DE LA VIDA NOS PROTEJA EN ESTE DOS MIL DIEZ,  Y NOS DÉ EL PAN DE CADA DÍA, PERDONE NUESTRAS OFENSAS Y NOS LIBRE DE TODA TENTACIÓN EN LA CULTURA DE LA CORRUPCIÓN!