sábado, febrero 09, 2008

HACIA UNA COMUNIDAD EDUCATIVA EN VALORES

“Dime tu conducta y te diré tus valores. Muéstrame tus valores y te diré quién eres”
La calidad de la educación depende en gran parte de la participación y formación del cuerpo docente que labora en las instituciones educativas orientados por las reformas educativas que implementan las directirices del MEN, y cada institución con sus objetivos claros va perfeccionando un estilo propio y peculiar en cuanto a la comunidad docente y educanda, aunque estos estén sujetos a lineamientos generales dados por las leyes propias del gobierno de turno; lo cual no nos impide que la interpretación de estas leyes nos brinde una gama de posibilidades de crear en medio de la pluralidad un determinado sistema educativo.
Se está planteando como un camino de renovación la creación de una comunidad educativa con un estilo propio que se resume de la siguiente manera: “El punto de partida para entender la pedagogía agustiniana que desarrolle una educación que responda a las necesidades y exigencias de nuestro país, es la creación de comunidades educativas. La comunidad educativa no es una idea abstracta, sino el ideal primero de solidaridad, donde cada uno aporta sus propias capacidades para ir construyendo esta comunidad. Desde esta perspectiva, el camino hacia la comunidad educativa debe permitirnos acercarnos al fondo del corazón humano y hace posible la comunicación dialogante y participativa, es decir, una comunidad con tinte democrático, humana y humanizante. Se sugirieron algunos pasos: · Partir de las necesidades sentidas por los estudiantes · Conectar con las aspiraciones más profundas del corazón · Adaptarse a los oyentes · Asumir la realidad concreta de cada educando · Exigir disciplina, pero ante todo fomentar la autodisciplina · Dar primacía a lo interior · Buscar la superación de lo negativo poniendo el acento en lo positivo · Delegar el protagonismo educativo al propio educando · Hablar pero sobre todo escuchar · Educar para el realismo sin matar idealismo”.[1] Desde estos parámetros trataremos de ir haciendo un camino que nos ayude a profundizar en pedagogía agustiniana dentro de la comunidad educativa reflexiones que nos aproximen a la creación de esta comunidad educativa centrada en valores agustinianos. El padre Agustino Rafael Buena Aragon en el libro Valores agustinos nos platea lo siguiente: ¿Qué son valores?: “Son paradigmas, criterios orientadores de la conducta humana que permiten clasificar una opción como más valiosa que otra, en la ineludible tarea de decidir. Es nuestra afirmación como persona, estos no existen con independencia del sujeto”[2]. Entonces se pueden considerar un conjunto interiorizado de principios que permiten al individuo reaccionar emocionalmente, tener criterios de juicio y poseer guías para la propia actuación। Estos permiten autodefinirnos; configuran a la persona, nos guían en nuestras decisiones, dan significado a nuestras vidas. Estos dan colorido a la vida permitiendo la definición de la persona e imprimiendo dirección a nuestras vidas. Los valores no existen sin el ser humano, el centro o el lugar de los valores es el ser humano en concreto, las cosas adquieren valor en la medida en que se insertan en ese proceso de humanización del ser humano.
Ahora bien solo la persona es capaz de descubrir y relacionar, el valor de las cosas y develar todo su poder transformador, esto se puede dar a través de un proceso educativo que se fundamente en la concepción que se tenga del hombre y de acuerdo a esta concepción es que se debe educar en sentido integral favoreciendo la reflexión, la creatividad, preparando a la persona para que pueda asumir responsabilidades, llegando a ser libre. Desde este punto de vista en el sistema educativo hacia el quehacer comunitario debe haber una relación directa entre el desarrollo de valores y el desarrollo de la libertad. Si personalizarse es ser más sí mismo, el proceso de personalización correrá paralelo al proceso de crecimiento de la libertad. Esto nos lleva a plantear que una jerarquía de valores le corresponderá también una jerarquía de libertad. VALORES DEDE LA PERSPECTIVA AGUSTINIANA El referente que tenemos nosotros como comunidad educativa es la dimensión agustiniana. Esta se nutre de fuentes propias como la vida de San Agustín, alumno primero y después maestro, este es nuestro punto de referencia, sus obras escritas es una mina de reflexión pedagógica y vivencial. En un sistema educativo agustiniano tiene gran importancia los conceptos de: . Inquietud- Fuerza ontológica del Espíritu humano, que lo dinamiza. . Búsqueda de la verdad- Camino obligado para el encuentro de la felicidad . Interioridad- Ruta de la conversión y encuentro con la riqueza interior que nos personaliza . Apertura-dialogo-comunión-amistad-fraternidad- Riqueza armónica y enriquecedora hacia los otros y con los otros. . Trascendencia- Dimensión final del hombre Estos principios fundamentales de la experiencia agustiniana en la educación nos regala una gama de valores que son exigencias del vivir agustiniano: Inquietud, interioridad, silencio, reflexión, sinceridad, apertura, diálogo, amistad, fraternidad, responsabilidad, comunión. Equilibrio, superación, respeto, tolerancia. Relación con Dios. La libertad, la comunidad, la oración, la donación, el apostolado, la peregrinación hacia Dios.En la educación estilo agustiniano, la prioridad es lo formativo, los valores ofrecidos de definen por la connotación de cristiano, humanista, moderno y agustiniano. Concretizado la educación al estilo agustiniano abarca a toda la persona humana en todos sus aspectos y dimensiones: acude a todos los recursos que proporcionan la ciencia y la fe, tratando de ayudar y potenciar la espontaneidad de los estudiantes. Es en este aspecto que el educador:
- Es el que no se limita a hacer de maestro; sino que es maestro. - Es el que camina acompañando hacia la plenitud humana, en pos de la felicidad. - Es el que contagia el gozo de la verdad y del amor - Es el que irradia la alegría de pensar y de actuar en la libertad de los hijos de Dios. - Es el que saborea la realidad del mundo, del hombre y de Dios. - Es el que da sentido a la historia humana con la luz de la ciencia y de la fe. - Es el que proclama con su ejemplo el mensaje de justicia, de amor y de paz. La propuesta agustiniana en la educación es invitar al ser humano a entrar en su propio corazón ya que es el lugar privilegiado de encuentro con su propio ser y de la presencia de Dios en él. Es la comunidad que “Cree y ama todo lo humano. Sin desesperar de nadie” (In ps. 36,2,11) Preocupado, especialmente, por los que no significan nada para la estructura social, pero que son privilegiados en la comunidad de Jesús. (Mt 18,1-15) Agustín nos invita a reinventar la solidaridad. Solidario también con la tierra que es el solar donde tenemos que construir el Reino de Dios y su justicia. Estas actitudes que se gestan en lo hondo de las personas, van unidos a un proceso. La palabra proceso evoca cambio pausado, crecimiento, maduración, es período creciente abierto al por venir[3]. Solidaridad en boca de Juan Pablo II, es el nuevo nombre de la paz; difícilmente podemos hablar de cambio o de conversión, sino cambiamos nuestro corazón violento y entramos en la era de la tolerancia, es decir, es necesario identificarnos, solidarizarnos con el dolor del otro, “colocarnos los mismos zapatos del otro, de nuestro hermano” entrar en su horizonte, de esta manera se podrá crear la nueva cultura de la paz. La solidaridad nos enseña a vivir en la amistad, que solo es posible vivirla desde una perspectiva comunitaria: ‘El diseño de la comunidad educativa agustiniana es como una pequeña Iglesia donde se madura y se celebra la fe, allí se intercambian los gozos y los fracasos de la experiencia apostólica y se busca en común la verdad. Para buscar en amistosa concordia el conocimiento de Dios. “De este modo los que primeros llegasen a la verdad, podrían comunicarla sin trabajo a los demás” (Soliloquios 1,12,20)
[1] : htt//: gcasalins.blogspot.com (Comunidad Educativa. En. 18 de 2007) [2] FAE. Valores agustinos. Pag. 37. FEA, Madrid 1994 [3] Más que futuro es mejor hablar de porvenir, ya que el futuro es algo incierto. Para Agustín es mejor hablar de un presente que viene.

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