“TODO ESTA CUMPLIDO”
(Jn 19,30)
En estos momentos miramos el hombre que con corazón abierto en la Cruz, nos permite acercarnos al clamor sufriente del pueblo que le dio sentido a su opción. Su muerte es la consecuencia radical de su predicación a ella le dedicó todo su empeño e incluso se enfrentó a las autoridades judías por defender la causa de los pobres, por esta razón él ha tomado hasta la última gota del dolor, se hizo hombre de dolores para aliviar los dolores de la humanidad. El siente que su misión está cumplida, ha ido como el siervo doliente que hoy se ve reflejado en el pueblo desplazado por la violencia, en el pueblo sin trabajo, en el pueblo sin vivienda, en el pueblo sin esperanza que bajo una falsa seguridad democrática está enceguecido.
Jesús ha sido crucificado al igual que este pueblo colombiano sacrificado en la Cruz de la corrupción política que lo lacera sin piedad. Hoy estamos presenciando los actos de barbaries más grandes de la historia, exhiben cuerpos y manos de hombres como trofeos, dan dinero a delincuentes para justificar estos crímenes y todos nos alegramos con estas acciones, el principio fundamental del derecho a la vida y al respeto ha sido violado: “Los peores enemigos, los peores asesinos, siguen siendo siempre seres humanos. Tratarlos como tales, y no como animales, es lo que nos hace diferente de ellos. Si no, nos convertimos en asesinos tan primitivos y sanguinarios cómo ellos” (Faciolince, Marzo 2008) Con estas barbaries el verdadero problema no ha sido combatido, la verdadera violencia sigue reinando en las cruces que soporta nuestro pueblo: La corrupción política y los dineros del pueblo que son destinados a intereses personales y en las arcas de pocos a costa del sufrimiento de la mayoría.
Creemos en la paz, pedimos por la paz, deseamos la paz, pero cuando un niño muere de hambre, cuando un hermano busca empleo, cuando no hay hospital para el pueblo, cuando las escuelas son cerradas, todo eso es germen de violencia, pero ha sido disfrazada con la mentira que la violencia es generada solamente por los guerrilleros. Pero se sigue patrocinando el odio y la muerte y el triunfalismo de un falso mesías que todos quieren seguir, es necesario que todos podamos caminar en la presencia de Dios y poder cumplir con la misión que el Señor nos ha encomendado para cumplir con su misión como pueblo y no dejarse manipular más por falsas promesas: “La paz se hace combatiendo la corrupción institucional”
Jesús no creyó en las falsas promesas de las autoridades judías de su tiempo y por esta razón ha entregado su vida y con esto quiso redimir al mundo, es decir Jesús se ha hecho hombre de Cruz para que el mundo crea. El pueblo pobre, maltratado se identifica con el dolor, el dolor es la fuerza que los une y los hace solidarios para seguir luchando por la instauración definitiva del Reino de Dios, como alternativa que genera cambios de vida y como decía Pizarro antes de ser asesinado: “para que la vida no sea asesinada en primavera”.
(Jn 19,30)
En estos momentos miramos el hombre que con corazón abierto en la Cruz, nos permite acercarnos al clamor sufriente del pueblo que le dio sentido a su opción. Su muerte es la consecuencia radical de su predicación a ella le dedicó todo su empeño e incluso se enfrentó a las autoridades judías por defender la causa de los pobres, por esta razón él ha tomado hasta la última gota del dolor, se hizo hombre de dolores para aliviar los dolores de la humanidad. El siente que su misión está cumplida, ha ido como el siervo doliente que hoy se ve reflejado en el pueblo desplazado por la violencia, en el pueblo sin trabajo, en el pueblo sin vivienda, en el pueblo sin esperanza que bajo una falsa seguridad democrática está enceguecido.
Jesús ha sido crucificado al igual que este pueblo colombiano sacrificado en la Cruz de la corrupción política que lo lacera sin piedad. Hoy estamos presenciando los actos de barbaries más grandes de la historia, exhiben cuerpos y manos de hombres como trofeos, dan dinero a delincuentes para justificar estos crímenes y todos nos alegramos con estas acciones, el principio fundamental del derecho a la vida y al respeto ha sido violado: “Los peores enemigos, los peores asesinos, siguen siendo siempre seres humanos. Tratarlos como tales, y no como animales, es lo que nos hace diferente de ellos. Si no, nos convertimos en asesinos tan primitivos y sanguinarios cómo ellos” (Faciolince, Marzo 2008) Con estas barbaries el verdadero problema no ha sido combatido, la verdadera violencia sigue reinando en las cruces que soporta nuestro pueblo: La corrupción política y los dineros del pueblo que son destinados a intereses personales y en las arcas de pocos a costa del sufrimiento de la mayoría.
Creemos en la paz, pedimos por la paz, deseamos la paz, pero cuando un niño muere de hambre, cuando un hermano busca empleo, cuando no hay hospital para el pueblo, cuando las escuelas son cerradas, todo eso es germen de violencia, pero ha sido disfrazada con la mentira que la violencia es generada solamente por los guerrilleros. Pero se sigue patrocinando el odio y la muerte y el triunfalismo de un falso mesías que todos quieren seguir, es necesario que todos podamos caminar en la presencia de Dios y poder cumplir con la misión que el Señor nos ha encomendado para cumplir con su misión como pueblo y no dejarse manipular más por falsas promesas: “La paz se hace combatiendo la corrupción institucional”
Jesús no creyó en las falsas promesas de las autoridades judías de su tiempo y por esta razón ha entregado su vida y con esto quiso redimir al mundo, es decir Jesús se ha hecho hombre de Cruz para que el mundo crea. El pueblo pobre, maltratado se identifica con el dolor, el dolor es la fuerza que los une y los hace solidarios para seguir luchando por la instauración definitiva del Reino de Dios, como alternativa que genera cambios de vida y como decía Pizarro antes de ser asesinado: “para que la vida no sea asesinada en primavera”.
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