“El que educa a su hijo tendrá muchas satisfacciones. Y entre sus conocidos se sentirá orgulloso de él. El que instruye a su hijo, dará envidia a su enemigo y ante su enemigo se sentirá satisfecho”
(Ecle. 30,2-3)
No se puede perder de vista la propuesta fundamental de la vida, cuando nosotros buscamos en nuestro caminar una esperanza, es necesario saber y tener en cuenta que tipo de esperanza se quiere. Todos aquellos que le gusta mantener el estado actual de su situación catalogan que un salto al vacío es permitir que una luz de esperanza brille, es mejor estar dispuesto a apoyar lo que ya se ha establecido que querer hacer un giro porque ocasionaría muchas cosas para las que no estamos preparados. Esto es perder de una manera u otra la oportunidad de vivir un ambiente que pueda desarrollar las alternativas necesarias para volver a vivir en los que muchos consideran la perdida de las ilusiones.
Caer al vacío después de vivir en una burbuja de esperanzas es perder un poco, claro está la propuesta fundamental del que vive y añora mantenerse en el poder, claro es que por disposición de nuestra cultura mental romper con los esquemas que ya están inventados no se puede desde la creatividad que tenemos de seguir impulsando lo que consideramos verdadero y no se puede romper. Hoy esos paradigmas culturales ya deben irse superando. No debe imponerse como propio del colombiano, la deshonestidad, la corrupción y la mentira, la ley del atajo y la compra de conciencia, son elementos que no se deben seguir incrementando en la mentalidad de nuestro pueblo.
Desde niño se nos inculca la ley del chantaje, en la familia, la escuela y la sociedad en general, esa forma de actuar es necesario irla purificando, no es verdad que el colombiano deba ser así, porque cuando sale del país vive otra realidad aprendiendo las normas institucionales de otras culturas, el problema es que acá no se aplican. No podemos estar siempre en las reformas e implementación de leyes y regulaciones de esas leyes para que se cumplan las que ya están.
Es conveniente hacer un cambio de mentalidad cultural y de paradigma en nuestro pueblo, pedagógicamente es necesario educar para ir rompiendo esta mentalidad que se ha mantenido por siglos en nuestro entrono, somos seres creadores de cultura de simbologías y de signos por esta razón no es difícil, somos un pueblo capaz de aceptar y de cambiar. El hombre y la mujer, son gestores de símbolos, por ellos crean espacios de comunicación, estos símbolos se desarrollan por medio de la cultura y son estructurados en la sociedad en la cual trascienden y cobran vigencia.
El símbolo y la cultura nacen en el corazón de la realidad sensible de la experiencia humana; los símbolos no son conceptualizables por la razón, encuentran su manera de hacerse comprensibles por medio de la experiencia, de esta manera se hacen visibles y comprensibles en el diálogo del ser humano, llenando su espacio vital a través de los símbolos para poder dialogar con su entorno, desarrollando un lenguaje pedagógico que le permite interactuar con la realidad y con el otro. El símbolo trasciende la realidad racional superando así toda explicación, abriendo espacios a la contemplación de la realidad y abriendo un lugar a la comunicación con el otro, partiendo de las experiencias sensibles que salen del corazón.
No es descabellado pensar que con lápices y computadores se puede cambiar la forma de hacer cultura y educación, si cambiamos un lápiz por un fusil cambiamos, sangre por cultura y esto no es un salto al vacío, al contrario hacemos un salto inmenso entre lo ilegal a lo legal en el vacío quedan los que creen que se está retrocediendo. Queremos apostarle a la esperanza y hoy estoy más convencido que en Mockus encontramos esta oportunidad, la tarea es difícil pero no nos de miedo, todo cambio pedagógico es doloroso pero al final podemos llegar a la claridad que necesitamos, la mujer cuando va a dar a luz siente mucho dolor pero cundo nace la criatura su felicidad es muy grande.
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