X. APOCALIPSIS
El Mensaje a Éfeso
Ap 2,1-7
Reiteramos el esquema que conserva cada carta, se
insiste en su importancia porque es fundamental a la hora de hacer un
acercamiento de estudio a cada carta, trataremos de hacer comprensible estos
mensajes, volviendo a insistir que es necesario quitarnos la serie de fantasmas
que por lo general tenemos de este Libro. Amigo lector, como hemos coloreado el
texto anterior puede ser una manera didáctica y comprensible a nuestra vista
para estudiar y reflexionar las cartas y los siguientes capítulos del libro del
Apocalipsis.
“Cada uno de los siete mensajes contiene[1]:
1) Una breve caracterización de Cristo, tomada
generalmente de la visión del capítulo 1.
2) Una alabanza a las buenas cualidades de la
iglesia a la cual se dirige (Excepto Laodicea).
3) Una censura por sus faltas (Excepto Esmirna y Filadelfia).
4) Una promesa dirigida especialmente a los que
salgan vencedores.
5) La fórmula: “El
que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Nombre de la Iglesia:
Ap 2,1a: “Escribe al ángel de la iglesia
de Éfeso:
Pasamos de la tradición oral a la escritura, las
costumbres han cambiado, las comunidades son itinerantes. Las cartas son ya el
medio utilizado para comunicarse los cristianos que estaban lejos. Las cartas
son un mecanismo pedagógico de consolación y animación de fe ante los momentos
de frustración causada por la persecución o a la vez una exhortación de
perseverancia en la fe de aquellos que se sentían lejos del memorial de Jesús o
simplemente se les había enfriado el amor primero que dio origen a su fe[2].
La primera carta es dirigida a Éfeso ciudad del
Asía menor, sede de la iglesia principal de esta región. Hoy Turquia asiática a
orillas del mar Egeo, en la desembocadura del rio Caistro, puerto natural del
comercio de la zona de Lydia y, en especial, de Sardes, su capital[3].
Quien envía y dicta la carta:
Ap 2, 1b “Esto dice el que tiene las
siete estrellas en su mano derecha y anda en medio de los siete candelabros de
oro:
Las palabras que se deben escribir y comunicar son
las pronunciadas por el que “Parecía ser un Hijo de hombre”, que es el portador
de las siete estrellas en su mano derecha, las estrellas ya hemos mencionado
que se refiere a los ángeles o profetas como Él, que están al frente de la las
Iglesias para que las dirijan con rectitud. Y Él es quien está en medio de los
siete candelabros porque es quien remplaza el altar de los sacrificios como
Señor de todas las iglesias. Aquí se recrea la fuerza viva de Jesús que camina
entre las iglesias. Y esto se lo manifiesta al ángel de la Iglesia de Éfeso
para que no pierda la importancia que posiblemente fue adquiriendo frente a las
otras iglesias del entorno.
Lo que hay a favor de la comunidad-Iglesia:
Ap 2,3-4.6: Yo se todo lo que haces; Conozco tu duro trabajo y tu
constancia, y se que no puedes soportar a los malos. También se que has puesto
a prueba a los que dicen ser apóstoles y no lo son, y has descubierto que son
mentirosos. Has sido constante, y has sufrido mucho por mi causa, sin cansarte.
Sin embargo, tienes a tu favor que odias
los hechos de los nicolaítas, Los cuales yo también odio.
El señor conoce su acción y valora lo que ha hecho
su conducta y sus condiciones de seguir el camino de su fe, allí han trabajado
duramente en la predicación y la constancia en poner a prueba a los malos:
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? (1Jn 2,22)
Estos posiblemente eran de la comunidad, pero ya no ahora son puestos a prueba
por los miembros de la comunidad: “Salieron de entre nosotros; pero en realidad
no eran de los nuestros, porque si lo hubiesen sido se habrían quedado con
nosotros” (1Jn 2,19).
La comunidad ha puesto en evidencia a los que
predican a un Cristo totalmente diferente y se les considera falsos apóstoles y
ellos no fueron inferior a ellos: “Yo no me siento inferior en nada a esos
supe apóstoles que vinieron después (…) Pues no son más que falsos apóstoles y
engañadores que se disfrazan de apóstoles de Cristo” (1Cor 11, 5.13). Porque
son unos mentirosos y por ellos han sufrido mucho, pero la constancia en contra
de ellos y por el anuncio de Jesús sin cansarse les ha ayudado a ser perseverantes
en la fe.
De la misma manera se sienten constante en
rechazar a los Nicolaítas, no hay muchos datos acerca de este grupo, solo la
mención que hace aquí en Ap 2, 6. 15) “Este grupo que posiblemente practicaban
la enseñanza de Balaam. Nikolaos podía entenderse como traducción de Balaam,
devorador de pueblo”[4].
O es posible que sea un movimiento que promovía el culto al emperador
Domiciano, que se extendía por el imperio.
Secta herética, pre-gnóstica,
señalada en el Apocalipsis como activa en algunas Iglesias del Asia Menor:
Pérgamo, Éfeso y Tiatira. No se sabe nada concreto sobre el nombre de la
herejía y su fundador. Los Padres de la Iglesia que hablan de la secta (Ireneo,
Tertuliano y otros) atribuyen su paternidad al diácono helenista Nicolás, que
se menciona en Hch 6,5. Acusado de ser demasiado celoso de su mujer, para
justificarse o humillarse, la habría llevado a la asamblea de los creyentes
diciendo: "Puede casarse con ella quien la quiera, porque ´Parachrésthai
te sarki dei´, expresión griega que significa: hay que abusar de la carne, o
bien: hay que maltratar o despreciar la carne.
Esto, que quizás fue un acto de
renuncia al estado conyugal, fue interpretado más bien como un principio de
libertinaje: usar del propio cuerpo como uno quiera e incluso de la mujer de
otro; en efecto, la fornicación y el adulterio deben considerarse como
realidades de poca importancia. Esta hipótesis sobre la identidad del fundador
de la secta, que no compartían ya Clemente de Alejandría ni otros Padres, no
tiene ningún valor probatorio.
Una explicación distinta es la que ve
en el nombre Nikólaos (en griego = vencedor o dominador del pueblo) la
traducción griega del hebreo Bala'am (dominador del pueblo), del nombre del
profeta-adivino que provocó, según algunas interpretaciones judías, la
desviación moral y religiosa de Israel, que comió de los idolotitos y pecó de
fornicación (Nm 25,1-9; 3l,~.16; Jos 13,22). En este sentido, nicolaíta sería
sinónimo de persona que pervierte las costumbres morales y religiosas. El
ambiente eclesial de la comunidad de Juan combate esta herejía por sus
características peculiares: tendencia a la gnosis, falta de valores morales,
libre desahogo de las pasiones, desórdenes sexuales, etc. Las cartas de Ap 2
(Ap 2, 6.14-15.20-24) presentan la herejía como un cúmulo de horrores y definen
las doctrinas nicolaítas como profundidades de Satanás (Ap 2,24). A pesar de
esta fuerte polémica, la herejía sobrevivió hasta finales del siglo II, cuando
fue absorbida por la primitiva herejía gnóstica, la ofita, nombre que alude al
culto de la serpiente (en griego ophis).
Muchos siglos más tarde, durante la
Edad Media y más adelante todavía, el término nicolaítas se usó para indicar a
los que se oponían al celibato eclesiástico[5].
Sobre los Gnósticos:
También en ese
tiempo se estaba gestando la doctrina Gnóstica que a continuación se hace un
esbozo de esta.
Las creencias generalmente sostenidas por los
gnósticos:
1- La posibilidad de ascender
a una esfera oculta por medio de los conocimientos a los que sólo una minoría
selecta puede acceder por vía de una iluminación no asequible a
otros. Conocer esas creencias sería suficiente para salvarse, sin
necesidad de una práctica de moral. Cree en revelaciones secretas y en el
esoterismo.
2- Mezcla
las doctrinas de diversas religiones, cambiando el significado que tenían
originalmente según la iluminación gnóstica. Así pretende poseer un
conocimiento intuitivo de los misterios divinos superior a la doctrina de la
Iglesia Católica. El gnosticismo se parece al New Age moderno en que
abarca creencias que van cambiando y aumentando según salen nuevos escritos
formando una amalgama con poca coherencia. Tiene gran popularidad porque hoy no
menos que en la antigüedad, a muchos les interesa la novedad y no la verdad.
3- Hay dos principios: el buen
dios que creó el mundo espiritual y el perverso el cual es responsable por la
creación del mundo (la materia y el cuerpo).
Nuestro cuerpo, como en el
pitagorismo heredado por Platón, era, para los gnósticos, la cárcel en la que
estaba presa nuestra alma como consecuencia de una caída original del ámbito
del pleroma del que realmente procede nuestra alma. En nuestra liberación
de la materia, la iluminación gnóstica era necesaria para lograr la
salvación.
Yahvé es un Dios del mal, culpable
por haber realizado la creación del mundo material.
4- Existe una enorme jerarquía de seres. Las Personas
de la Trinidad serían diferentes seres de relativo bajo rango en dicha
jerarquía. La divinidad está compuesta de una multitud de seres
espirituales.
El tiempo gnóstico estaba marcado por
los envíos de eónes, y gran variedad de niveles cósmicos, muchos de ellos
generalmente correspondientes a las esferas celestiales, típicas de la
cosmología de aquel entonces.
5- Al creer que la materia es
una prisión, la procreación es también vista como algo perverso. Atrapa a las
almas inmortales en la cámara de tortura que es el universo. El matrimonio es
también perverso porque conduce al sexo.
6- Las mujeres, por su propia
naturaleza, son formas de vida espiritualmente inferiores porque son ellas las
que encuban a los prisioneros. Ellas cooperan con una diosa que atrapa a las
almas inmortales para encarcelarlas en cuerpos humanos. El evangelio gnóstico
de Tomás, por ejemplo, dice que las mujeres no pueden salvarse si no llegan a
ser como hombres.
7- Jesús no es ni dios ni hombre sino un ser espiritual que solo aparentó
tomar cuerpo y vivir entre nosotros para darnos los conocimientos secretos
necesarios para liberarnos de la prisión que es nuestro cuerpo. Por lo
tanto, nos salvamos al adquirir conocimiento y no por la obra de redención de
Cristo. Se trata de auto-divinización. Jesús estaba asociado al dios
bueno. La mayoría creían que Jesús era un auténtico mediador entre nosotros y
nuestra verdadera vida, más allá de la materia, en el dios bueno.
8- Niegan la muerte expiatoria
de Jesús (ya que no tenía verdadero cuerpo propio y porque no hace falta la
redención cuando se tienen los conocimientos gnósticos). Rechazan la
resurrección del cuerpo.
Ap 2,5: Pero tengo una cosa contra ti:
Que ya no tienes el mismo amor que al principio. Por eso, recuerda de dónde has
caído, vuélvete a Dios y haz otra vez lo que hacías al principio. Si no, iré a
ti y quitaré tu candelabro de su lugar, a menos que te vuelvas a Dios.
El camino de la comunidad debe orientarse en el
amor, ya que se ha recibido de parte de Dios el amor: “El amor consiste en
esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a
nosotros y envío a su Hijo, para que ofreciéndose en sacrificio, nuestros
pecados quedarán perdonados” (1Jn 4, 10) porque este amor superó el amor libre
que formó al universo y al hombre y a la mujer en la primera creación (Cfr. Gn
1-2)
Nosotros hemos aprendido de este amor redentor que
nace en la nueva creación gestada en la Cruz: “Nosotros amamos porque él nos
amó primero” (1Jn 4,19) Dejar a un lado este amor es negarnos a reconocer la
acción de Cristo en nuestro caminar, es dejar que el entusiasmo y el fervor del
anuncio se diluya, por las preocupaciones, es quien escucha la palabra y luego
no vuelve a ella: “El que fue sembrado entre los abrojos es el que oye la Palabra,
pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas sofocan la
palabra, que queda sin fruto” (Mt 13, 22).
Al parecer la comunidad de Éfeso había perdido
este impulso que da la escucha de la Palabra, porque ya no tiene el mismo amor
del principio cuando se les predicó el mensaje redentor de Jesús Muerto y
Resucitado. De tal manera, es conveniente que recuerde su procedencia y tenga
presente donde ha caído por alejarse de la predicación y haga lo que hacía
desde el principio para que no pierda lo conseguido hasta ahora.
Por esta razón, la comunidad de Éfeso no puede
quedarse en el fondo debe resurgir de su letargo y empezar con más fervor el
anuncio recibido. Aquí se da una exhortación a la comunidad para que no de un
paso atrás, sino que continúe su caminada de Fe, volviendo a Dios y recuperando
el amor primero que nace en la Cruz como nueva creación, ella es exhortada a
ser la primera en la fe, es decir volver a Dios:
Desde esta caminada
se debe hacer posible que el hombre y la mujer de esta sociedad secularizada
vuelvan a sentir la alegría de la presencia y de la cercanía del amor de Dios
en sus vidas. Se trata de volver a la frescura misma del Evangelio, para
dejarse sorprender y maravillar por la palabra de Jesús, como sucedió cuando él
inició su vida pública, que la gente que lo escuchaba se preguntaba: «Qué es
esto? Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!» y se maravillaban de los
gestos que hacía Jesús (cf. Mc 1,27)[7].
Porque esta comunidad si no cambia,
el Señor le quitará su lugar, será despojada de su candelabro. La comunidad que
está llamada a responder como la iglesia primera de la región, ya no será la
llamada a liderar la evangelización o el mensaje Kerygmático, porque perderá su
encanto primero al no obedecer al Señor:
“Más
le agrada al Señor que se le obedezca, y no que se ofrezcan sacrificios y
holocaustos; vale más obedecerlo y presentarle atención que ofrecerle
sacrificios y grasa de carneros. Tanto peca el que se rebela contra él como el
que practica la adivinación; semejante a quien adora a los ídolos es aquel que
lo desobedece. Y como tú has rechazado sus mandatos, ahora él te rechaza como
rey” (1Sm 15, 22-23).
Ap 2,7a: ¡El que tiene oídos, oiga lo que el espíritu dice a las iglesias!
Ahora el Señor, le manifiesta a la
iglesia que ya le ha comunicado sus palabras para que le presten oídos y
recapaciten de su conducta: “Estas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer
por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las cosas más
profundas de Dios” (1Cor 2,10) El Espíritu del Señor les ha hablado para que
escuchen sus palabras y reciban su espíritu (Cfr. Jn 7,39) y cambien y puedan
volver a encontrarse con el amor primero.
Implica esto que es necesario estar
atentos a la palabra de Dios: “Pues el que ha sido enviado por Dios, habla las
palabras de Dios, porque Dios da abundantemente su Espíritu” (Jn 3,34) y de
esta abundancia es que se enriquecen las comunidades, si prestan oídos a las
palabras del Espíritu que será guía de las comunidades (cfr. Jn 16,13; Is 11,2)
La comunidad se unirá al espíritu de la comunidad para dar testimonio (Cfr. Rm
8,16).
Ap 2,7b: A los que salgan vencedores les
daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
La promesa de la salvación, es una promesa común
comunicada desde un principio en los Evangelios a los discípulos invitándolos a
mantenerse fieles a pesar de las dificultades en la fe hasta el final: “Todo el
mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que se mantenga firme hasta
el fin, se salvará” (Mt 10,22; 24, 9.13; Lc 21, 17-19; Jn 15,18-21).
Estos vencedores del
mal participaran del reino de Dios, nuevo árbol de la vida que se disfrutará al
final de los tiempos en la presencia definitiva de Dios. Esta esperanza en
la novedad de la nueva creación, crece cuando crecen las relaciones
trascendentales con Dios, cuando se es coherente con la realidad del reino
donde prima el amor a Dios y al prójimo, cuando aprendemos a amarnos los unos a
los otros, este es el ideal del amor primero, porque Dios nos amó primero y
entregó a su Hijo para la salvación (Cfr. Jn 3,17). Esta vida dada por la acción del Espíritu en la
resurrección es la etapa definitiva de la primera creación (Cfr. Gn 1-2) donde Dios había formado vida
del caos y la oscuridad, modelando al hombre de la arcilla-tierra- a su
imagen y semejanza como creatura y al
insuflarle su espíritu por la nariz lo hace criatura del Espíritu, pero esta
primera creación fue interrumpida por el pecado y la muerte (Cfr. Gn 1,1-24).
El poder de la muerte y del pecado
fue vencido en el hoy de salvación- el Kayrós de Dios- que irrumpe con la
resurrección de Cristo, rompiendo las cadenas de la muerte de la primera
creación. El resucitado ha dado luz de
vida en el barro hecho con saliva que fue untado en los ojos del ciego (Cfr. Jn
9,6-7) La nueva creación rompió la losa de la muerte, desató a Lázaro de la
esclavitud de la muerte y lo hizo andar (Cfr. Jn 11,44) Lo sacó del fondo de la
tierra, lo llamó: ¡Lázaro, sal fuera! (Jn
11,43).
Estar dispuestos a salir del fondo de la tierra para mirar hacia el
nuevo cielo y abrir camino en la nueva tierra, en el hoy de Dios, camino de la
salvación el “YA”, que es encuentro y empieza a irrumpir en la comunidad del
resucitado y su gestación en los creyentes que son los destinatarios de la
presencia del Espíritu del resucitado y en la espera de este encuentro
definitivo de la creación nueva que se desarrolla en el vientre cálido de la
comunidad eclesial es el “TODAVÍA NO” de los que buscan desde ya la pascualización
de sus vidas y aspiran a la vida eterna en la comunidad celestial de los
elegidos que han blanqueado su vida en la presencia de Cristo - Son los
llamados a vivir sin tribulación porque han vencido la muerte guiados por el
Cordero- (Cfr. Ap 7,1-17).
El acontecimiento central de esta esperanza es la presencia personal de
Dios en la tierra y también como anticipación de la manifestación que se dará
con la presencia del Espíritu Santo: “Cuando venga el protector que les
enviaré desde el Padre, por ser él el espíritu de verdad que procede del padre,
dará testimonio de mi” (Jn 15,26) Con la presencia del Espíritu, Jesús manifiesta que Él retornará para
llevarnos con Él a la casa del Padre, allí nos preparará un lugar y habitaremos
con Él para siempre porque se ha vencido el mal.
… Les daré a comer del árbol de la vida,
que está en el paraíso de Dios. (Ver p 6)
Esta
realidad nueva nos lo revela la estructura del lenguaje cifrado y simbólico que
los cristianos leemos en el apocalipsis al igual que en el acontecimiento
escatológico (Éschaton) -vida más allá de la muerte. En este caminar
simbólico hacia la pascua-vida eterna-,
encontramos una luz de esperanza en la presencia eterna con Dios. El fin no es
en el ahora de la muerte, sino que se abre el horizonte de la nueva creación,
principio de nueva vida en la
resurrección:
“Después
el ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que
brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de la ciudad, a uno y otro
lado del río, hay árboles de la vida, que dan fruto doce veces, una vez cada
mes, y sus hojas sirven de medicina para las naciones. No habrá ya maldición
alguna; el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus servidores le
rendirán culto. Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá
noche. No necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque Dios mismo será su luz,
y reinarán por los siglos para siempre (…) Dichosos lo que lavan sus ropas para
tener derecho al árbol de la vida y poder entrar por las puertas de la gran
ciudad” (Ap. 22,1-5.14).
Estos acontecimientos pascuales son comprendidos por la comunidad de
creyentes, no solo como cumplimientos de promesas divinas, sino como
acontecimientos futuros, es decir, anticipación y garantía de la salvación
cuando Dios sea todo en todos (Cfr 1Cor 15, 28) Esta es la plenitud de los
tiempos planteada por Pablo en Gálatas 4,4, presencia de Jesús con el Padre, es encuentro de la
humanidad en el proyecto pedagógico de la resurrección- rescatados por la Cruz-
Para ser guiados por el Cordero a la vida eterna (Cfr. Jn 3,14; 8,28; 12,32).
Jesús
Resucitado es la luz del mundo que por medio del barro abre los ojos para la
luz (Cfr. Jn 9,6) En la primera creación Dios modeló al hombre con arcilla del
suelo y le dio vida insuflando en sus narices aliento de vida (Cfr. Gn 2,7)
Dios en la primera creación hace pasar a los hombres de un barro informe a la
dinámica de vida -espíritu de vida- Dios le ha dado su Espíritu. En la nueva
creación Jesús con Barro da vida al romper la ceguera da su luz a los que estaban en la oscuridad.
En la nueva creación todo el que es sacado de las tinieblas ve y viendo cree en
Él y en el que lo ha enviado y tiene vida (Cfr. Jn 1,9-13).
La
presencia de Jesús resucitado en la pedagogía de la nueva creación es la
esperanza hecha realidad del creyente en la vida Eterna: “Y la vida eterna consiste en que te conozcan a Ti, el Único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien tu enviaste” (Jn 17,3) Esta realidad
lleva consigo la aceptación de la Palabra, su novedad de vida en el Espíritu,
la fe en el Hijo, el amor y la obediencia al Padre (Cfr. Jn
14,7.9;16,3;17,25;1Jn 2,3-6.13-14; 3,1.6;4,7-8;5,20).
La
resurrección es obediencia, creación en memorial y glorificación (Cfr. Jn
9,46-54) ya que por medio de la Muerte irrumpe la pedagogía de la Resurrección
-nueva
creación- de la que debemos ser Testigos- Creyentes- porque hemos visto
y oído y palpado esta realidad: “Lo que
existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la
palabra de vida, lo anunciamos. En efecto, la vida se manifestó y nosotros, que
lo hemos visto, damos testimonio” (1Jn 1,1-2).
La
muerte ya no tiene dominio, es superada por la Resurrección de
Cristo-liberación definitiva de la esclavitud de la muerte: “Y Dios que resucitó al
Señor, nos resucitará también a nosotros por su poder” (1Cor 6,14; Cfr. 2Cor
4,14) Porque de esta manera viviremos en el Señor sin la
muerte que nos corrompe:
“Así
también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará
incorrupción; se siembra deshonra, resucitará
gloria; se siembra debilidad, resucitará fortaleza; se siembra un cuerpo
animal, resucitará un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo animal, también
hay un cuerpo espiritual” (1Cor 15,
42-44).
De esta manera, la transformación de nuestra vida se da al desatar las vendas de la muerte, quitar la piedra que nos separa de la vida mortal a la vida eterna-vida pascualizada, al pasar de almas vivientes a espíritus que viven en Jesús Resucitado:
“¡Miren!
Les revelo un misterio: No moriremos todos pero todos seremos transformados. En
un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final-pues sonará
la trompeta-, los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos
transformados. Porque es preciso que este ser corruptible se revista de
incorrupción y que este ser mortal se revista de inmortalidad. Y cuando este
ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de
inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: ´La muerte ha sido
absorbida por la victoria´ ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? El aguijón de la
muerte es el pecado (…) ¡Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria
por nuestro Señor Jesucristo!” (1Cor 15,
51-57).
Las comunidades cristianas reflexionaron los signos
de la resurrección como el cumplimiento de las palabras de Dios en el Viejo
Testamento (Cfr. Is 42,1-9; 49,1-13; 50,4-11; 52,12-53,12) y de Jesús en el
Nuevo Testamento, porque hasta el momento no habían comprendido las escrituras
(Cfr. Jn 20,9): “El hijo del hombre será
entregado en manos de los hombres; lo matarán, más a los tres días de haber
muerto resucitará” (Mc 9,31) La comunidad ahora es testigo de este
acontecimiento pascual: que el Resucitado-Es quien murió en la Cruz-. Y está
vivo.
En el hecho mismo de la resurrección se ha
realizado todo lo que Él dijo sobre su muerte y resurrección, se ha cumplido la
promesa y los discípulos han testimoniado con su vida y lo escribieron porque
es necesario que lo que ellos recibieron e hicieron memorial otros lo
experimentaran e hicieran memoria y no quedaran condenados a la desesperanzas
sin tener oportunidades de salvación: “Y que todo lo escrito en ellos era
irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien
años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra” (GARCÍA Márquez Gabriel. Cien años de
soledad).
El pesimismo y la soledad que vivió la comunidad
después de la muerte de Jesús fue superado con la resurrección, porque aunque
siga la soledad por la increencia, muchas cosas de Jesús “Quedan escritas para que crean que Él es el Mesías, el Hijo de Dios, y
para que creyendo tengan vida por medio de Él” (Jn 20,31) Jesús es el fermento de la comunidad
desesperanzada sin segundas oportunidades, Él es el camino que se traza en la
nueva mesa del pan partido que se comparte en el hoy de la comunidad del resucitado
y se compartirá en el futuro de esta comunidad porque en Cristo todo es nuevo:
“¿No
saben que un poco de levadura fermenta toda la masa? Barran la levadura vieja
para ser una masa nueva, ya que son panes ázimos. Porque ha sido inmolada
nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebramos la Pascua, no con
levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos
de la sinceridad y la verdad” (1Cor 5,6b-8).
“Estamos
salvados, pues, en esperanza, así como somos bienaventurados en esperanza. Lo
mismo la salvación que las bienaventuranzas no las poseemos como presentes,
sino que las esperamos como futuras, y esto gracias a la paciencia. Estamos en
medio de males que debemos tolerar pacientemente hasta que lleguemos a los
bienes aquellos donde todo será un gozo inefable, donde nada existirá que
debamos ya soportar. Una tal salvación que tendrá lugar en el siglo futuro será
precisamente la suprema felicidad. (San Agustín. De Civ. Dei. XIX, 4,5).
EL MENSAJE A ESMIRNA
Ap 2,8-11
Nombre de
la Iglesia
Ap 2, 8a: Escribe también al ángel de la iglesia de Esmirna:
Esta
Iglesia[8],
está en una ciudad costera llamada hoy Izmir, allí había un templo dedicado al
emperador Tiberio a Livia y al senado. El culto al emperador tenía mucho auge.
En la ciudad hacia presencia un importante grupo de Judíos leales a Roma. La estructura
de esta carta es igual a la de Éfeso y a las otras como ya se había mencionada.
Esta carta cuenta con una excepción, no tiene reproche, sino que se le anima
para que siga luchando en su empeño de mantenerse fiel al proyecto del amor
primero, que este firme para fortalecer su esperanza de fe.
Esta
comunidad vive en la resiliencia frente a sus enemigos e incluso a sus propios
hermanos que se han convertido en adversarios. Su resiliencia le fortalece y a
pesar de su pobreza se vuelve rica, diferente a la situación de la iglesia de
Laodicea (Ap 3,17) La riqueza en la iglesia de Esmirna consiste en tener viva
la fe, por ser pobre adquiere la riqueza de la fe (Cfr. St 2,5) y ha podido
soportar la mentira y la calumnia de los adversarios, “la congregación
(Sinagoga) de Satanás” que ha roto sus vínculos con los cristianos por sus
mentiras y por la persecución a estos.
Quien envía
Es Cristo quien ha experimentado la muerte pero ha triunfado
por medio de la Resurrección, el poder de la muerte ya no está reinando: “La muerte ha sido abosorbida en la
victoria. ¿Dónde está, muerte tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? El
aguijon de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley. ¡Gracias a
Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1Cor
15,55-57).
La acción salvífica de Dios destruyó la muerte, su dominio ha
sido exterminado para siempre con la resurrección de Jesús que es la última
Palabra de Dios en la Historia de la humanidad: “Aniquilará la muerte para siempre. Dios, el Señor, enjugará las
lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo” (Is
25,8) Porque ha sido el primero y el último. Él es el inicio de la historia y
el fin de la historia, pero no su final: “Yo soy el primero y yo soy el último,
fuera de mi no hay dios. ¿Quién es como yo? Que lo proclame, lo declare y lo
demuestre. ¿Quién anunció desde antiguo lo que acontecería? (Is 44,6-7; Cfr.
48, 12).
Tengo a tu favor
Ap 2, 9a: Yo conozco tus sufrimientos y tu pobreza, aunque en realidad eres
rico.
La
profundidad del amor lleva al conocimiento y a la misericordia, a estar incondicionalmente
con el que sufre, el dolor, la pobreza unen, crean lazos de fraternidad y
solidaridad, crean una comunidad rica en el Espíritu del Resucitado. En
efecto, si la comunidad es fiel, Dios permanece fiel, la comunidad puede
apartarse del amor de Dios, pero Dios no cesa de ofrecer el amor, todo el
tiempo Dios espera, la comunidad es capaz de retornar a Dios y Dios le apremia a
que vuelva. Si el pecado consiste en rechazar el amor, este no se borra, no se
suprimirá, no se perdonará sino en la medida en que permanezca fiel en el amar.
Dios pretende que la comunidad sea feliz porque es creada a su imagen y las
condiciones para que sea feliz es que viva en el amor del Padre, manifestado en
la riqueza del Espíritu del Resucitado.
Ap 2,9b: Y se lo mal que hablan de ti los que se dicen judíos pero no son
otra cosa que una congregación de Satanás.
La
experiencia de fe en la comunidad, muchas veces es ocasión de calumnias por
otros, de ahí la expresión de congregación de satanás o sinagoga de satanás,
mencionada únicamente en Ap 3,9, no hay otra referencia en la Biblia. Se
utiliza para advertir sobre los adversarios quienes viven apegados a la ley o son
fieles al emperador y no aceptan a la comunidad cristiana del Resucitado, sino
que dedican sus actividades a hablar en contra de los cristianos de Esmirna.
En
esta ciudad existían judíos simpatizantes del emperador, que también
persiguieron a los cristianos o eran miembros de la comunidad cristiana que se
fueron en contra de sus propios hermanos, dedicándose a desprestigiar a los miembros
de la comunidad: “No
todos los descendientes de Israel son verdadero pueblo de Israel; No todos los
descendientes de Abraham, son verdaderamente sus hijos, sino que Dios le había
dicho: Tu descendencia vendrá por medio de Isaac. Esto nos da a entender que
nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza; al contrario, solo
a quienes son hijos en cumplimiento de la promesa de Dios, se les considera
verdaderos descendientes”. (Rm 9, 6b-8; Cfr. Gn 21,12; 17, 19-21).
Por lo tanto, este grupo se ha alejado de Dios, ha hecho su propia
religión y practican su propio culto tienen un dios particular, elaboran sus
propios ritos y se alejan del Dios de Jesucristo, no le rinden culto al Resucitado,
no aceptan su palabra, aunque escuchan su Palabra no le hacen caso: “Cielo y tierra, escuchen lo que el Señor
dice: Crié hijos hasta que fueron grandes, pero ellos se rebelaron contra mí.
El buey reconoce a su dueño y el asno el establo de su amo; pero Israel, mi
propio pueblo, no reconoce ni tiene entendimiento” (Is 1,2-4; Cfr. Is 63,8.16;
Jr 3,19; 8,4-5,7; Am 6,12; Os 2,1; 11,1; Ex 4,22; Dt 14,1; 35,5-6).
Estos grupos siguen las indicaciones de ídolos humanos (Cfr. Jr 17,5) que
se hacen llamar fundadores, predicadores, o videntes y ponen su confianza en la
propaganda del emperador y sus seguidores. Persiguen a los que son fieles al Cordero
de Dios, bajo el lema de defender la ley o la doctrina o las tradiciones,
muchas inventadas o diseñadas por ellos y difundidas como verdades reveladas
por alguna “manifestación celestial” o aparición de alguna deidad imaginaria.
Promesa-
A la perseverancia
Ap 2,10: No tengas miedo de lo que vas a sufrir, pues el diablo meterá en
la cárcel a algunos de ustedes, para que todos ustedes sean puestos a prueba; y
tendrán que sufrir durante diez días. Manténte fiel hasta la muerte, y yo te
daré la vida como un premio.
Generalmente los que sufren por el anuncio del reino son
animados para perseverar en la fe y resistir frente a los adversarios que los
llevaran a la cárcel: “Dichosos ustedes,
cuando la gente los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataquen
con toda clase de mentiras. Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un
gran premio en el cielo; pues así también persiguieron a los profetas que
vivieron antes que ustedes” (Mt 5, 11-12. 46; 6,1; 10,42; Cfr. 1P 4,14).
El símbolo o figura del diablo representa al emperador y
sus seguidores que persiguen a los cristianos, en el Apocalipsis la figura del
Emperador romano y los gobernantes colocados en las provincias y ciudades son
equiparados a la figura del maligno. Maligno, Satán, Belcebú, Leviatán,
Tentador, Diablo, significan contradictor, adversario, oponentes al plan de
Dios, obstáculo para que se realice el reino de Dios. No permiten que la
comunidad viva en paz el proyecto de Dios. Su presencia es intranquilidad para
el Espíritu y quieren la ruina muchas veces para los cristianos, por esta razón
debemos permanecer fieles al Señor para no sucumbir, ni dejarse perturbar por
la tribulación (Cfr. 1Tes 3,3; Cfr. 2Tm 3,12).
Las autoridades romanas o judías (Adversarios- Diablo) los
perseguirán por el anuncio del reino, los entregarán a los tribunales y los
meterán en la cárcel: “A ustedes les
echarán mano y los perseguirán. Los llevarán a juzgar en las sinagogas, lo
meterán en la cárcel y los presentarán ante reyes y gobernadores por causa mía…
Pero ustedes serán traicionados incluso por sus padres, sus hermanos, sus
parientes y sus amigos. Algunos de ustedes los matarán, y todo el mundo los
odiará por causa mía” (Lc 21,12. 16-17; Cfr. Mt 10,17-18).
Pero quien llegue al final, sin desanimarse, perseverando
en la fe: “Mantente fiel hasta la muerte y yo te daré la vida como premio que
es la victoria sobre el maligno”: “Les
digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo,
ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: Yo he vencido al mundo” (Jn 16,33;
Cfr. Rm 8,35-37; 1Jn 5,4-5; Ap 3,21; 5,5; 17,14) Los vencedores tendrán la
recompensa en la presencia de Dios, será la corona merecida porque no luchan
por cosas efímeras sino por el premio de alcanzar la vida eterna: “Los que se preparan para competir en un
deporte, evitan todo lo que puede hacerle daño. Y esto lo hacen para alcanzar
como premio una corona que enseguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos
por recibir un premio que no se marchita” (1Cor 9,25).
Los diez días es una realidad de tiempo corto, su
sufrimiento no será eterno, no se separará de Dios sino que pronto estará firme
en su presencia. Este símbolo posiblemente se toma de la preparación que tenían
los atletas griegos sometidos a un periodo riguroso de preparación de diez
meses antes de la competición. El autor utiliza este símbolo de diez días de
sufrimiento o prueba de su paciencia y después de este tiempo pueda ser
merecedora de la corona que no se marchita, corona de justicia y rectitud,
premio de la vida en la vida eterna. Esta corona no es como la corona o
guirnalda de laurel que les entregaban a los atletas que salían victoriosos,
que si se marchitaba.
Ap 2,11b: Los que salgan vencedores no sufrirán ningún daño de la segunda muerte´.
Los vencedores en el combate contra el mal, originado por el
maligno y sus seguidores no tendrá el éxito esperado a pesar de la muerte
fisica porque incluso esta muerte no es el fin de la historia humana, sino el
comienzo de la vida en Cristo, allí serán reundios todos los vivientes en la
nueva creación porque esta creación no tendrá interrupción por el
pecado, porque se realizará con el linaje del Mesías, su raza será la
generación de nuevos cielos y nueva tierra, allí se engendrará la nueva humanidad,
la humanidad del Mesías que repoblará y llevará la gloria del Señor a todas las
naciones en la que volverán los que se han dispersados y serán reunidos en la
tierra mesiánica y en los cielos mesiánicos constituidos en la santidad del
Señor.
Por esta razón, la segunda muerte separación
definitiva y total de Dios no se dará a los testigos del cordero porque con su
vida han sido marcados con el nombre Cristo en la frente. Ellos no serán
apartartados de Cristo y no sufrirán el padecimiento de la segunda muerte: “Dichoso el hombre que soporta la prueba con
fortaleza, porque al salir aprobado recibirá como premio la vida, que es corona
que Dios ha prometido a los que lo aman” (St 1,12; 1P 5,4; 1Tm 4,8; Sab) Los
cristianos han de salir victoriosos de las pruebas o tentaciones porque se ha
pedido a Dios que nos libere de lo que nos pone en peligro para ser fieles a su
proyecto. Cristo salió vencedor de la prueba e incluso de la muerte, así
también los segudores han de salir vencedores y no caer en la tentación de la
segunda muerte (Cfr. Mt 4,1-11; 6, 13; 16, 1; 26,41; 1Cor 10,13).
Fórmula de despedida
Ap 2,11a: ¡El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias!
(Ver comentario a Ap 2,7b: Pag 43).
[1] SBU. Biblia de Estudio.
Dios habla hoy. SBU. EE.UU. Comentario a Ap 2,1. Nota a. Este es esquema es
igual al de la página 37. Quise colocar este esquema para insistir en la
importancia del análisis de las siete cartas.
[2] VD. Reseña bíblica. El
libro del Apocalipsis. Otoño de 2000. Num, 27. Estella Navrra. Ed Verbo Divino.
P 7.
[3] Ángel Merite Pina.
Apocalipsis I-XIII 666 una profecía cumplida. Madrid 1998. Ed. Encuentro ediciones. P.154. También ver pág.
9.17 sobre lo referente a la comunidad
de Éfeso.
[4] SUB. Biblia de estudio. Dios
habla hoy. Comentario a Ap 2, 6.15. El término Nicolaísmo
viene del griego νικολαιτων y significa «los partidarios del conquistador» o
«los seguidores del vencedor» o simplemente «los seguidores de Nicolás». Puede significar también «los partidarios del conquistador» o «los
seguidores del vencedor» (νικο = el vencedor o el conquistador, λαως = pueblo,
gente, seguidores) o simplemente «los seguidores de Nicolás». Han sido
propuestas las más diversas hipótesis sobre este término que aparece sin
traducir en las diversas versiones contemporáneas de la Biblia. Ap 2,15.
[5]
T . Stancati BibI.: Nicolaítas, en ERC, y
809-810: E, Peretto, Nicolaítas, en DPAC, 11, 15345: Nicolaites, en DTC, 11,
499-506; EB, Y, 514-515. http://www.mercaba.org/VocTEO/N/nicolaitas.htm.
[6] http://www.corazones.org/diccionario/gnosticismo.htm
[8] Ver p. 9-10
[9] Él es quien
ahora tiene el poder sobre la muerte, ya la muerte no triunfa sobre la vida,
porque Él ha vencido la muerte: “Estuve
muerto, pero ahora vivo para siempre” (Ap 1,18) porque fue el primero en
resucitar (Cfr. Ap 1,5) Por esto el Cristo Resucitado tiene poder sobre la
muerte (Jn 5,21-29) Sin la experiencia de la resurrección estaríamos esclavos
de la muerte y esta es la misericordia de Dios: “Una inacabable miseria se hubiera apoderado
de ti, si no se hubiera llevado a cabo esta misericordia. Nunca hubieras vuelto
a la vida, si Él no hubiera venido al encuentro de tu muerte. Te hubieras
derrumbado, si Él no te hubiera ayudado. Hubieras perecido, si Él no hubiera
venido (San Agustín. Serm.
185,1). Apocalipsis p.36.
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