miércoles, junio 17, 2015

V. APOCALIPSIS

- LIBERACIÓN - LA MAGIA DE SER FELIZ:
“YO SOY LA RAÍZ Y LA DESECENCIA DE DAVID,
LA ESTRELLA RADIANTE DE LA MAÑANA” (Ap 22,16) 

IV
V4c: De parte del que es y era y ha de venir: Este es el nombre revelado por Dios a Moisés (Cfr. Ex 3,14-15) El Tárgum de Jerusalén[1] sobre Dt. 32,29 amplía el "Yo soy el que soy" como "yo soy el que es, el que era y el que será", estableciendo así que Dios es el Señor de las edades. El autor del Apocalipsis lo  modifica en forma significativa: Dios no es sólo Señor de las edades, sino que su naturaleza incluye el hecho de que él ha de venir a cumplir la promesa hecha al pueblo, que les nacerá un Salvador. Esto lo cumple y lo cumplirá a través de Jesucristo.  

El Yo soy, es lo que identifica y le da unidad a Jesús con el Padre: 
“Yo soy, que hablo” (Jn 4,26). − “Yo soy el pan de vida” (Jn 6,35). − “Yo soy el pan vivo” (Jn 6,51). − “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12; 9,5). − “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Jn 8,58). − “Yo soy la puerta de las ovejas” (Jn 10,7). − “Yo soy la puerta” (Jn 10,9). − “Yo soy el buen pastor” (Jn 10,11). − “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25). − “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Jn 14,6). − “Yo soy la vid verdadera” (Jn 15,1).

En el libro del Apocalipsis (Ap 1,8; 4,8; 11, 17; 16,5) indica la revelación de Dios a su pueblo como el que Era, el que Es, el que ha de venir: Este es el Kayrós de Dios realizado en el Mesías. Dios se revela y llena el pasado, Dios se encarna en el Hijo y da plenitud al presente y es quien vendrá, el futuro de Dios es su venida, la esperanza del Apocalipsis es la venida de Cristo: “Si vengo pronto” (Ap 22,20).          

V4d: Y de parte de los siete espíritus que están delante del trono: Los siete espíritus hace referencia al dinamismo de las iglesias a la fuerza interior de la comunidad animada por la totalidad del Espíritu del Padre y del hijo, es decir la plenitud del Espíritu de Dios en sus diversas manifestaciones (Cfr. Is 11,2) Que en algunos pasajes se refiere al candelabro con siete brazos[2]: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él” (Zc 4,2.5.6.10; Cfr. Ap 3,1; 4,5; 5,6).

De esta manera, los siete Espíritus son indicación del Espíritu Santo como Espíritu de las siete Iglesias y hace presencia en toda la iglesia de Jesucristo. También puede hacer referencia al espíritu que mueve a los representantes de las Iglesias para que asuman su ministerio con coherencia de su fe y no desfallezcan en su empeño de fortalecer a los miembros de sus comunidades.

V5a:Y también de parte de Jesucristo, testigo fiel: Jesús es el Testigo fiel del Padre, ha dado su vida en la Cruz para dar cumplimiento a las promesas del Padre: “Yo estableceré a uno de tus descendientes, y lo confirmaré en el reino…Yo seré un Padre, y él me será un hijo” (1S 7,12.14; Cfr. Sal 89; Is 55,3-4; Zc 12,8) Esta promesa no se olvidó en las generaciones siguientes, sino que se hizo memoria en ellos porque el Señor tarda, pero no deja de cumplir sus promesas: “No olviden que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2P 3,8; Cfr. Sal 90,4). De esta manera Dios para hacer realidad esta promesa ha hecho del Hijo su Testigo fiel: “A él lo hice mi testigo para los pueblos” (Is 54,4) Así lo cumplió fielmente mostrando su rostro y su misericordia: “En presencia de Dios, que da vida a todo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante  Poncio Pilatos con su noble confesión” (1Ti 6,13). 

V5b:El primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra: Él ha sido colocado como primicia de la Buena Nueva, Él es primogénito del Padre: “Todo fue creado por medio de él y para él. Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden. Además, Cristo es la cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo. Él, que es el principio, fue primero en resucitar, para tener así el primer puesto en todo” (Col 1, 17-18; Cfr. He 26, 23).

Esto le da autoridad sobre todos los reyes de la tierra (Cfr. Sal 89,27; Rm 14,9) porque Cristo es el modelo de toda autoridad: “Ninguna autoridad tendrías contra Mí, si no te fuese dada de arriba” (Jn 19,10-11). Ya que el que quiera ejercer como primero debe ser el servidor de todos y porque Él no ha venido a que le sirvan  sino a servir y así debe ser en la comunidad, por eso la autoridad de Jesús está por encima de toda pretensión de mandos autoritarios: “Saben que entre los paganos los que son tenido por gobernante tienen sometidos a los súbditos y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre ustedes; más bien, quien entre ustedes quiera ser grande que se haga su servidor; y quien quiera ser el primero que se haga esclavo de todos. Pues este hombre no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por todos” (Mc 10,42-45; 9,33-37; Mt 20,25-28; 23,2-4;  Lc 22,25-27).

V5c:… Al que nos ama y nos ha purificado con su sangre de nuestros pecados…: Dios nos amó primero y en eso consiste el amor: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados (1Jn 4,10). 

·         Por este amor nos reconocerán, porque es el mandamiento dado por Jesús: “Les doy un mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos” (Jn 10,34-35).

·         Por este amor nos ha rescatado con su sangre: “Sepan que nos ha rescato de nuestra mala conducta heredada, no con plata y oro corruptibles, sino con la preciosa sangre de Cristo, Cordero sin mancha ni tacha” (1P 1,18-19) Para purificación de nuestras vidas liberándonos de toda oscuridad por medio de la luz que ha sido la caminada en la comunidad: “Pero si caminamos en la luz, tal como Dios está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado” (1Jn 1,7). Los seguidores de Jesús han recibido este don de ser purificados por ser testigos de Jesús: “Estos son los que han pasado por la gran tribulación, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del cordero” (Ap 7,14; 12,11; Mt 24,21; Mc 13,19;Rm 3,25; He 9,14; Ex 12,13.23; Dn 12,1). 

Porque la Sangre de Cristo es la sangre derramada para el perdón de los pecados y la purificación de los corazones: “Esto es mi sangre, con la que se confirma la Alianza, sangre que es derramada en favor de muchos” (Mc 14, 24-25) con la que se perdonan los pecados (Cfr. Mt 26, 28) Es la sangre que confirma la antigua alianza actualizándola con la nueva alianza: “Esto es mi sangre, con lo que se confirma la alianza, sangre derramada en favor de muchos” (Mc 14,24; Cfr. Ex 24,6-8; Jr 31,31-34; Zc 9,11; Lc 22,20)[3] para el perdón de los pecados:  “Cristo se ofreció así mismo a Dios como sacrificio sin mancha, y su sangre limpia nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte (…) Por eso, Jesucristo es mediador de una nueva alianza y un nuevo testamento, pues con su muerte libra a los hombres de los pecados cometidos bajo la primera alianza, y hace posible que los que Dios ha llamado reciban la herencia eterna que Él le ha prometido” (Heb 9, 14.15)[4]:

·          San Agustín dice: En efecto, la sangre de Cristo levanta un poderoso grito en la tierra, cuando, una vez aceptado, todos los pueblos responden: Amén. Este es el nítido grito de la sangre; grito que la misma sangre emite de la boca de los fieles redimidos con esa misma sangre. (San Agustín. Con, Fau 12,10).
·         Santo Tomas plantea: Por nuestra reconciliación, ofreció, sobre el altar de la cruz, su cuerpo como víctima a Dios, su Padre, y derramó su sangre como precio de nuestra libertad y como baño sagrado que nos lava, para que fuésemos liberados de una miserable esclavitud y purificados de todos nuestros pecados[5].


[1] Término arameo que equivale a «traducción» y se aplica a las diversas versiones arameas de la Biblia. Cuando el hebreo dejó de ser la lengua hablada en Palestina, sustituida por el arameo, fue necesario que tras la proclamación de la Palabra de Dios en las sinagogas se hiciera su traducción para el pueblo. Esto se hacía mediante una paráfrasis que incluía junto con el texto un esbozo de interpretación. De aquí la importancia de los Targumim (plural de targum) para recuperar el sentido que se daba a cada uno de los pasajes de la Biblia en tiempos de Jesús. En efecto, aunque el arameo se había convertido en la lengua de los judíos desde el regreso del destierro (siglo VI a,C.), los textos de los targumim que han llegado hasta nosotros son del siglo 11 d.C. y posteriores, con inclusión de un material más antiguo.Existen Targum de casi todos los libros bíblicos, pero el más importante es el del Pentateuco. Se conocen tres recensiones: el Targum de Onkelos, el Targum del Pseudo-Jonatán o de Jerushalmi (Jerusalén) y el Targum Neofiti, descubierto en Roma en 1956, llamado así por haberse descubierto en una colección llamada de los « neófitos » .
 (http://www.mercaba.org/VocTEO/T/targum.htm).
[2] La menorá es un candelabro de siete brazos. Es el símbolo más antiguo de la religión judía. (Ex 25,31-40).
[3] La primera alianza o pacto que Dios hizo con Israel se confirmó con la sangre de animales sacrificados. Ex 24,6-8; Heb 9,18-22; Cfr. Heb 10,29; 13,20  (SBU. Biblia de estudio. Dios habla hoy, comentario a Lc 22,20). Pero con Jesús se cambia el sacrificio de animales, dando pasó a su sacrificio cruento en la cruz y su sangre derramada como símbolo de la nueva y definitiva alianza de Dios con su pueblo.
[4] Cfr. Nm 28,3; 1P 1,18-19; 1Jn 1,7; Ap 7,14
[5] Santo Tomas de Aquino. Opúsculo 57, en la fiesta del Cuerpo de Cristo, Lect,1-4.

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