V. APOCALIPSIS
- LIBERACIÓN - LA MAGIA DE SER FELIZ:
“YO SOY LA RAÍZ Y LA DESECENCIA DE
DAVID,
LA ESTRELLA RADIANTE DE LA MAÑANA”
(Ap 22,16)
IV
V4c: De parte del que es y era y ha de venir: Este es el nombre
revelado por Dios a Moisés (Cfr. Ex 3,14-15) El Tárgum de Jerusalén[1] sobre
Dt. 32,29 amplía el "Yo soy el que soy" como "yo soy el que es,
el que era y el que será", estableciendo así que Dios es el Señor de las
edades. El autor del Apocalipsis lo
modifica en forma significativa: Dios no es sólo Señor de las edades,
sino que su naturaleza incluye el hecho de que él ha de venir a cumplir la
promesa hecha al pueblo, que les nacerá un Salvador. Esto lo cumple y lo
cumplirá a través de Jesucristo.
El Yo
soy, es lo que identifica y le da unidad a Jesús con el Padre:
− “Yo soy, que hablo” (Jn 4,26). − “Yo soy el pan de
vida” (Jn 6,35). − “Yo soy el pan vivo” (Jn 6,51). − “Yo soy la luz del mundo”
(Jn 8,12; 9,5). − “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Jn 8,58). − “Yo soy la
puerta de las ovejas” (Jn 10,7). − “Yo soy la puerta” (Jn 10,9). − “Yo soy el
buen pastor” (Jn 10,11). − “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25). − “Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida” (Jn 14,6). − “Yo soy la vid verdadera”
(Jn 15,1).
En el libro del
Apocalipsis (Ap 1,8; 4,8; 11, 17; 16,5) indica la revelación de Dios a su
pueblo como el que Era, el que Es, el que ha de venir: Este es el Kayrós de
Dios realizado en el Mesías. Dios se revela y llena el pasado, Dios se encarna
en el Hijo y da plenitud al presente y es quien vendrá, el futuro de Dios es su
venida, la esperanza del Apocalipsis es la venida de Cristo: “Si vengo pronto”
(Ap 22,20).
V4d: Y de parte de los siete
espíritus que están delante del trono: Los siete espíritus
hace referencia al dinamismo de las iglesias a la fuerza interior de la
comunidad animada por la totalidad del Espíritu del Padre y del hijo, es decir
la plenitud del Espíritu de Dios en sus diversas manifestaciones (Cfr. Is 11,2)
Que en algunos pasajes se refiere al candelabro con siete brazos[2]: “¿Qué
ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un
depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para
las lámparas que están encima de él” (Zc 4,2.5.6.10; Cfr. Ap 3,1; 4,5; 5,6).
De esta manera, los siete Espíritus son indicación
del Espíritu Santo como Espíritu de las siete Iglesias y hace presencia en toda
la iglesia de Jesucristo. También puede hacer referencia al espíritu que mueve
a los representantes de las Iglesias para que asuman su ministerio con coherencia
de su fe y no desfallezcan en su empeño de fortalecer a los miembros de sus
comunidades.
V5a:…Y también de parte
de Jesucristo, testigo fiel: Jesús es el Testigo
fiel del Padre, ha dado su vida en la Cruz para dar cumplimiento a las promesas
del Padre: “Yo estableceré a uno de tus
descendientes, y lo confirmaré en el reino…Yo seré un Padre, y él me será un
hijo” (1S 7,12.14; Cfr. Sal 89; Is 55,3-4; Zc 12,8) Esta promesa no se
olvidó en las generaciones siguientes, sino que se hizo memoria en ellos porque
el Señor tarda, pero no deja de cumplir sus promesas: “No olviden que para el Señor un día es como mil años, y mil años como
un día” (2P 3,8; Cfr. Sal 90,4). De esta manera Dios para hacer realidad
esta promesa ha hecho del Hijo su Testigo fiel: “A él lo hice mi testigo para los pueblos” (Is 54,4) Así lo cumplió
fielmente mostrando su rostro y su misericordia: “En presencia de Dios, que da vida a todo, y de Cristo Jesús, que dio
testimonio ante Poncio Pilatos con su
noble confesión” (1Ti 6,13).
V5b:…El
primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra: Él ha sido colocado como primicia de la Buena Nueva, Él es
primogénito del Padre: “Todo fue creado
por medio de él y para él. Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se
mantiene todo en orden. Además, Cristo es la cabeza de la Iglesia, que es su
cuerpo. Él, que es el principio, fue primero en resucitar, para tener así el
primer puesto en todo” (Col 1, 17-18; Cfr. He 26, 23).
Esto le da autoridad sobre todos los reyes de la
tierra (Cfr. Sal 89,27; Rm 14,9) porque Cristo es el modelo de toda autoridad: “Ninguna autoridad tendrías contra Mí, si no te fuese dada de
arriba” (Jn 19,10-11). Ya que el
que quiera ejercer como primero debe ser el servidor de todos y porque Él no ha
venido a que le sirvan sino a servir y
así debe ser en la comunidad, por eso la autoridad de Jesús está por encima de
toda pretensión de mandos autoritarios: “Saben
que entre los paganos los que son tenido por gobernante tienen sometidos a los
súbditos y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre ustedes; más
bien, quien entre ustedes quiera ser grande que se haga su servidor; y quien
quiera ser el primero que se haga esclavo de todos. Pues este hombre no vino a
ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por todos” (Mc 10,42-45;
9,33-37; Mt 20,25-28; 23,2-4; Lc
22,25-27).
V5c:… Al que nos ama y nos ha purificado
con su sangre de nuestros pecados…: Dios nos amó primero y en eso
consiste el amor: “En esto consiste el amor: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros
pecados (1Jn 4,10).
·
Por este amor nos reconocerán, porque es el
mandamiento dado por Jesús: “Les doy un
mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a
ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a
los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos” (Jn
10,34-35).
·
Por este amor nos ha rescatado con su sangre: “Sepan que nos ha rescato de nuestra mala
conducta heredada, no con plata y oro corruptibles, sino con la preciosa sangre
de Cristo, Cordero sin mancha ni tacha” (1P 1,18-19) Para purificación de
nuestras vidas liberándonos de toda oscuridad por medio de la luz que ha sido
la caminada en la comunidad: “Pero si
caminamos en la luz, tal como Dios está en la luz, entonces estamos en comunión
unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado” (1Jn
1,7). Los seguidores de Jesús han recibido este don de ser purificados por
ser testigos de Jesús: “Estos son los que
han pasado por la gran tribulación, los que han lavado sus ropas y las han
blanqueado en la sangre del cordero” (Ap 7,14; 12,11; Mt 24,21; Mc 13,19;Rm
3,25; He 9,14; Ex 12,13.23; Dn 12,1).
Porque la Sangre de
Cristo es la sangre derramada para el perdón de los pecados y la purificación
de los corazones: “Esto es mi sangre, con
la que se confirma la Alianza, sangre que es derramada en favor de muchos” (Mc
14, 24-25) con la que se perdonan los pecados (Cfr. Mt 26, 28) Es la sangre
que confirma la antigua alianza actualizándola con la nueva alianza: “Esto es mi sangre, con lo que se confirma
la alianza, sangre derramada en favor de muchos” (Mc 14,24; Cfr. Ex 24,6-8; Jr
31,31-34; Zc 9,11; Lc 22,20)[3]
para el perdón de los pecados: “Cristo se ofreció así mismo a Dios como
sacrificio sin mancha, y su sangre limpia nuestra conciencia de las obras que
llevan a la muerte (…) Por eso, Jesucristo es mediador de una nueva alianza y
un nuevo testamento, pues con su muerte libra a los hombres de los pecados
cometidos bajo la primera alianza, y hace posible que los que Dios ha llamado
reciban la herencia eterna que Él le ha prometido” (Heb 9, 14.15)[4]:
·
San Agustín dice: “En efecto, la sangre de
Cristo levanta un poderoso grito en la tierra, cuando, una vez aceptado, todos
los pueblos responden: Amén. Este es el nítido grito de la sangre; grito que la
misma sangre emite de la boca de los fieles redimidos con esa misma sangre.” (San Agustín. Con, Fau 12,10).
·
Santo
Tomas plantea: Por nuestra
reconciliación, ofreció, sobre el altar de la cruz, su cuerpo como víctima a
Dios, su Padre, y derramó su sangre como precio de nuestra libertad y como baño
sagrado que nos lava, para que fuésemos liberados de una miserable esclavitud y
purificados de todos nuestros pecados[5].
[1]
Término arameo que equivale a «traducción» y se
aplica a las diversas versiones arameas de la Biblia. Cuando el hebreo dejó de
ser la lengua hablada en Palestina, sustituida por el arameo, fue necesario que
tras la proclamación de la Palabra de Dios en las sinagogas se hiciera su
traducción para el pueblo. Esto se hacía mediante una paráfrasis que incluía junto
con el texto un esbozo de interpretación. De aquí la importancia de los
Targumim (plural de targum) para recuperar el sentido que se daba a cada uno de
los pasajes de la Biblia en tiempos de Jesús. En efecto, aunque el arameo se
había convertido en la lengua de los judíos desde el regreso del destierro
(siglo VI a,C.), los textos de los targumim que han llegado hasta nosotros son
del siglo 11 d.C. y posteriores, con inclusión de un material más
antiguo.Existen Targum de casi todos los libros bíblicos, pero el más
importante es el del Pentateuco. Se conocen tres recensiones: el Targum de
Onkelos, el Targum del Pseudo-Jonatán o de Jerushalmi (Jerusalén) y el Targum
Neofiti, descubierto en Roma en 1956, llamado así por haberse descubierto en
una colección llamada de los « neófitos » .
(http://www.mercaba.org/VocTEO/T/targum.htm).
[3] La
primera alianza o pacto que Dios hizo con Israel se confirmó con la sangre de
animales sacrificados. Ex 24,6-8; Heb 9,18-22; Cfr. Heb 10,29; 13,20 (SBU. Biblia de estudio. Dios habla hoy,
comentario a Lc 22,20). Pero con Jesús se cambia el sacrificio de animales,
dando pasó a su sacrificio cruento en la cruz y su sangre derramada como
símbolo de la nueva y definitiva alianza de Dios con su pueblo.
[4] Cfr. Nm 28,3; 1P 1,18-19; 1Jn 1,7;
Ap 7,14
[5]
Santo Tomas de Aquino. Opúsculo 57, en la fiesta del Cuerpo de Cristo, Lect,1-4.
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