sábado, julio 07, 2012

¿DE DÓNDE APRENDIÓ ESTE HOMBRE TANTAS COSAS?

Mc 6,1-6 

“Una inacabable miseria se hubiera apoderado de ti, si no se hubiera llevado a cabo esta misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si Él no hubiera venido al encuentro de tu muerte. Te hubieras derrumbado, si Él no te hubiera ayudado. Hubieras perecido, si Él no hubiera venido” (San Agustín. Sermón, 185,1).

Jesús es el profeta del reino, no solo es el profeta, según la comunidad marcana, Jesús es el Reino mismo de Dios. El profetismo acerca del reino comienza con un llamado a la conversión y la conversión implica creer en la Buena Nueva (Mc 1,14-15) Él es la Buena Nueva que ha venido a anunciar la Buena Nueva a los pobres, para dar la libertad a los oprimidos,  dar la vista a los ciegos, y anunciar el año de gracia del Señor (Lc 4,16-18) Él es el jubileo de Dios (Lv 25) que hace caminar a los inválidos, hace oír a los sordos, los mudos hablan, los ciegos ven, hace resucitar a los muertos (Mc 11,2-6). De esta manera, la presencia de Jesús es la recreación pedagógica salvadora de Dios (Gn 1-2).
El profetismo es el llamado al perfeccionamiento de esta creación a través de la vivencia de la Palabra de Dios: Es Un llamado porque Dios escoge hombres que hablen sus palabras y en nombre de Él; y el perfeccionamiento porque está presente el reino de Dios en la nueva creación propuesta por Jesús. Jesús anuncia que todos los que se han alejado del Padre debe volver a Él. Quienes vivían bajo el yugo de la ley, vivan ahora desde la palabra que anuncia la llegada del reino de Dios: “La ley y los profetas llegan hasta Juan. Desde entonces se anuncia la Buena Nueva, acerca del reino, y a todos se les hace fuerza para que entren” (Lc 16,16).
Este es el llamado que hace Juan, quien preparaba el camino del Señor: Juan decía a las muchedumbres que venían a él para que las bautizara: Raza de víboras, ¿cómo van a pensar que escaparán del castigo que se acerca?  Produzcan los frutos de una sincera conversión, pues no es el momento de decir: “Nosotros somos hijos de Abraham”. Yo les aseguro que Dios puede sacar hijos de Abraham también de estas piedras. El hacha está junto al árbol, y todo árbol que no de buen fruto será cortado y arrojado al fuego. La gente le preguntaba: ¿Qué debemos hacer? Él les contestaba: El que tenga dos capas, que de una al que no tiene, y el que tenga de comer, haga lo mismo. 8,7
He 4,32Vinieron también cobradores de impuestos para que Juan los bautizara. Le dijeron: Maestro, ¿qué tenemos que hacer? Respondió Juan: No cobren más de lo establecido. A su vez, unos soldados le preguntaron: Y nosotros, ¿qué debemos hacer? Juan les contestó: No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con su sueldo” (Lc 3,7-14). Estos son las primicias del reino en la Nueva Alianza.
Jesús al ser bautizado por Juan (Mc 1,9) y después de que a Juan lo encarcelan (Mc 1,14) empieza su predicación con el llamado a la conversión para que crean en la Buena Nueva (Cfr. Mc 1, 15) del reino de Dios y su justicia (Mt 6,33) En el reino debe haber disposición y no oposición (Cfr. Mt 23,13.15.17.23a 27.33; Lc  9,41) Jesús no buscó su propia gloria, sino predicó lo que el Padre le encomendó; se apartó cuando quisieron proclamarlo rey, rechazaba la confesión pública de su mesianismo (Mc 1, 14. 34 y 43s; Jn 6, 15).
Jesús con su predicación hizo un llamado a la perfección por medio de la Palabra y no de la ley, provocó adhesiones sin límite, pero al mismo tiempo suscitó la más dura oposición de las autoridades religiosas judías, a quienes llegó a calificarlos de “generación perversa e incrédula” (Lc 9, 41) A los fariseos tildó de “hipócritas, sepulcros blanqueados, serpientes y raza de víboras, insensatos y ciegos” (Mt 23,13.15.17.23a 27.33) Llamó “zorro” a Herodes (Lc 13,32) y afirmó que las ciudades de Galilea eran peores que Sodoma y Gomorra (Mt 11, 23).
Jesús plantea que la Palabra de Dios, es para la liberación del pueblo, no para esclavizarlo, él anuncia con novedad y autoridad la Palabra de Dios, él plantea que el reino ya está presente, la sabiduría de Jesús le viene de Dios, Él está junto a Dios (Jn 1,1-3). El  rechazo de la Palabra anunciada por el profeta del Reino, se debe a que las autoridades religiosas judías colocaban primero el cumplimiento de la Ley frente a la palabra de Dios; por esto, Jesús anuncia la Palabra con autoridad y la gente se admira de esto.
Esta autoridad es dada por el Espíritu que está en él (Lc 4,16-18), por lo vivido y aprendido durante su vida en la reflexión sobre la ley y los profetas. Esto lo diferencia entre su actuar y el de la autoridades religiosas judías (Mt 13,53-58; Lc 4,16-30) quienes dudaron de su origen (Mc 6,2-3) Ellos presentaban pocos signos de fe (Mc 6,3) y le reprochan (Mc 6,4) Por esta razón, solo logra curar a algunos que lo oyeron (Mc 6,2) y les impone las manos, con esto sigue haciéndose impuro para salvar a los considerados impuros (Mc 6,5) Jesús se asombra de que su gente no crean en Él (Mc 6,6).33
La incredulidad es el pecado que cometemos por no creer en la Palabra de Dios: 

1.      La pareja del Génesis prestó oído a las falsas promesas del mal, en vez de creer en la Palabra de Dios (Gn 3,1-24)Esto desencadenó los demás pecados (Gn 4,1-16).
2.    El pueblo sucumbió en el diluvio que duró cuarenta días por no creer en la palabra de Dios (Gn 6,5-8,12).
3.    Por causa de su incredulidad, el pueblo de Israel vagó cuarenta años por el desierto (Ex 15-18; Dt 8,2 4; 26,4-10; 29,4 5).
4.      La incredulidad arrastra al hombre a negarse a la verdad, a cerrar su corazón al testimonio dado por Jesús (Lc 4,16-30; 13,33; 8,59).
5.      El que no cree en Jesús ya está condenado por no creer: Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios”  (Jn 3,18; Cfr. Jn  5,22; 12,47; 2Cor 5,19). 

La incredulidad impide que Jesús realice entre sus hermanos los milagros que ha hecho en otros lugares (Mc 6,5; Mt 13,58) Pero a pesar de esta oposición y del asombro por la incredulidad, no le  impide que siga proponiendo que el Reino de Dios, esta presente, el reino no se impone, sino que es actitud de amor que se recibe en la libertad del corazón. 

En Marcos la incredulidad es la principal causa del alejamiento hacia Dios, muchos no han cambiado su forma de pensar y de actuar, porque siguen en contravía con el querer de Dios. Jesús actúa en nombre del Padre, las autoridades judías simplemente proponen la fidelidad al estricto cumplimiento de la ley y por esto lo rechazan (Mt 13,53-58; Lc 4,16-30). 

“Pues todos los pueblos caminan cada uno en el nombre de sus dioses, pero nosotros caminamos en el nombre de Yavéh, nuestro Dios” (Mq 4,57).

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