sábado, septiembre 03, 2011

“SI TU HERMANO TE HACE ALGO MALO, HABLA CON ÉL A SOLAS Y HAZLE RECONOCER SU FALTA”


Mt 18,15-20

Corregir por amor; no con deseos de hacer daño, sino con la cariñosa intención de lograr su enmienda.  Si así lo hacemos, cumpliremos muy bien el precepto: "si tu hermano pecare contra ti, repréndelo estando a solas con él" ¿Por qué lo corriges? ¿Porque te apena haber sido ofendido por él? No lo quiera Dios. Si lo haces por amor propio, nada haces. Si es el amor lo que te mueve, obras excelentemente. Las mismas palabras enseñan el amor que debe moverte, si el tuyo o el suyo: "si te oyere -dice- habrás ganado a tu hermano" Luego has de obrar para ganarle a él” (San Agustín. Ser. 2, 4).

El desarrollo de la escuela del discipulado se ha ido constituyendo por medio de cuatro pedagogías que sostienen su estructura formativa. Las cuales son base de la espiritualidad cristiana (Cfr. Mc 8,34; 10,30.38-39; 16,36; Mt 14,33; 16,16.24; Lc 9,23; Rm 6; 1P 3,8-12; 4,8-11) que le da razón de ser a estas pedagogías:
1.      PEDAGOGÍA DE LA PALABRA: _“Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Jn 8,32).
2.      PEDAGOGÍA DE LA FE: ­_“¡En verdad tú eres el Hijo de Dios!”..._ “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente” (Mt 14,33; 16,16).
3.      PEDAGOGÍA DE LA ORACIÓN:   “Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo se lo dará” (Mt 18,19; Cfr. Mt 7,7;Mc 11,24; Jn 14,13-14; 16,23; 1Jn 3,22)  _ “Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame” (Mt 16,24 Cfr. Mt 6,5-15; Lc 3,2.221; 11,1-4; 22,41-42.43; 23,34.46).
4.      PEDAGOGÍA DEL PERDÓN- CORRECCIÓN FRATERNA: _ “Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete? Jesús le contestó: _No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mt 18,21-22; Cfr Mt 18,15-20; Lc 17, 3-4)[1].
Las tres primeras las hemos ido desarrollando en las reflexiones anteriores y la cuarta se sitúan como soporte de las tres anteriores en la formación de la espiritualidad cristiana: La pedagogía del perdón–corrección fraterna, es clave en este proceso de seguimiento porque parte de la viabilidad del cumplimiento del mandamiento principal (Mt 22,34-40; Cfr. Mc 12,28-34; Rm 13, 8-10) que se vive en unidad con Cristo (Cfr. Mt 18,20) Esta relacionalidad se concretiza en el amor al prójimo (Mc 12,28-33; Cfr. Mt 5,43; 22,37-40; Lc 10,27; Gal 5,14; St 2,8; Dt 6,4-6; 10,18-19; Lv 19,18).
Al referirnos a esta pedagogía del perdón-corrección fraterna - reconciliación crucial en la espiritualidad cristiana, encontramos el siguiente comentario de Bojorge que plantea:
“En la enseñanza de Jesús corrección, perdón y reconciliación son algo más que hechos morales. Son hechos religiosos y pertenecen al ejercicio de las virtudes teologales y al ejercicio de la virtud de la religión. Su meta no es la perfección moral del individuo sino la preservación del amor. En la vida y enseñanza de Jesús y sus discípulos, la corrección fraterna está al servicio de la salvaguarda de las relaciones de amistad entre las personas del Nosotros divino-humano en el que consiste la comunión entre el Padre y entre Él y sus hermanos. La fractura de esta amistad y comunión puede venir de la ruptura o debilitamiento de cualquiera de los vínculos por ofensa entre las personas. Jesús expone tres casos de los que se deduce un cuarto: 1) Que mi hermano ofenda a Dios [relación filial-paterna]: en ese caso corresponde corregir. 2) Que mi hermano me ofenda a mí [relación interfraterna]: aquí lo que corresponde es perdonar, pues Dios se hace cargo de mí y de mi causa. 3) Que yo ofenda a mi hermano y él esté teniendo algo contra mí: en este caso lo que debo hacer es pedir perdón, reconciliarme, tomando la iniciativa de ir hacia el hermano ofendido, porque Dios se hace cargo de mi hermano y de su causa. 4) Que la ofensa al hermano encierra una ofensa a Dios, o que la lesión de cualquier relación dentro del nosotros, las lesiona a todas, de modo que el que hiere un miembro los toca a todos, de manera especial a la cabeza del Nosotros”[2].
 Desde este horizonte, la pedagogía del perdón-corrección fraterna, exige conversión en el desarrollo de la espiritualidad cristiana. Esta conversión es volver la mirada contemplativa a Dios, esta es la mirada crítica y autocrítica del auténtico seguidor de Jesús. Desde este horizonte la conversión es un modo de ser, es dejar de ser hijos del sistema pecaminoso, para ser hijos de Dios: “Amar las cosas externas es ‘alienarse’(vivir de lo ajeno) (De trin.11,5,9) Este será nuestro itinerario o nuestro quehacer diario: convertido de una vez y nunca convertidos del todo, para Agustín la meta siempre está en el horizonte esperanzador y el hombre jamás debe rendirse en su búsqueda: “Por muy lejos que hayas llegado la meta siempre está más allá” (San Agustín. In Ps 38,14).
La conversión en la escuela del discipulado, tiene la novedad-propuesta del perdón-corrección fraterna y la reconciliación. Es a la vez éxodo y contemplación: “Dentro del corazón soy lo que soy” (San Agustín. Conf. 10,3) Es decir, es apertura fundamental al proyecto de Dios, que tiene su concreción en esta espiritualidad cristiana, como signo del Reino de Dios.
La conversión como signo de perdón-corrección fraterna es el encuentro del hombre comunitario con el Dios que reconcilia. Optamos por el perdón-corrección fraterna y reconciliación, proyectos que nos constituye en hombre a la manera de Dios; optamos por Él haciendo ruptura con lo que deshumaniza. Optamos por Él como encuentro que humaniza, uniéndonos a Cristo: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20).
“Quien tiene en ruina la propia casa se aleja de ella para no ser víctima de su posible derrumbe. Quien se ve perseguido en su interior por una mala conciencia, se tiene miedo así mismo y se aleja de sí. Con  el deseo del alma se dedica a andar por fuera tratando de deleitarse y descansar en frivolidades. ¿Por qué intenta distraerse fuera? Porque no encuentra dentro la paz y el solaz de su conciencia. (San Agustín.     In.ps. 100,4).


[1] El uso de un múltiplo de siete, número que simboliza la perfección, es una manera de decir que para el perdón no debe haber límites.
[2] BOJORGE, Horacio.  SJ.  La enseñanza de Jesús sobre la corrección fraterna, el Perdón y la reconciliación, a la luz del Evangelio según San Mateo. (http://www.horaciobojorge.org/bcorrecccionfraterna.html).

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